Este verano ha llegado a mis manos la encíclica papal Fratelli Tutti (Todos hermanos), del Papa Francisco, me he puesto a leerlo con verdadero interés y, aunque no lo he terminado, me gustaría compartir algunos pasajes que me parecen de enorme importancia debido a la situación político-social actual.El Papa termina el prólogo de la encíclica con una petición que contiene unos matices fundamentales:Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos.El Papa Francisco nos pide revitalizar la utopía de un mundo donde la fraternidad sea la base de nuestro comportamiento, destaca que cada persona pueda expresarse dentro de “su fe o de sus convicciones” por lo que no hace distinciones entre las distintas religiones que existen, incluso a aquellas personas que no profesan ninguna creencia religiosa. Ya en el comienzo de la encíclica hace un alegato a la libertad religiosa, concepto que desarrollará más adelante. Me parece significativo viniendo del que fue, hasta su muerte, el dirigente religioso de unos 1.400 millones de católicos que hay en el mundo.[articles:338476]Ya en el capítulo primero hace una reflexión sobre la dignidad humana y la gestión de las fronteras:Los migrantes no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona… Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes, haciendo prevalecer a veces ciertas preferencias políticas por encima de hondas convicciones propias de la fe: la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen color o religión, y la ley suprema del amor fraterno.Ya en este extracto condena a aquellos que, considerándose cristianos, tengan mentalidades racistas que segreguen a otras personas por su origen, color o religión. El racismo o la xenofobia son incompatibles con las creencias cristianas.En el siguiente párrafo a analizar, el Papa Francisco parece tener en la mente a “ciertos” partidos políticos y sus seguidores:Todavía hay quienes parecen sentirse alentados o al menos autorizados por su fe para sostener diversas formas de nacionalismos cerrados y violentos, actitudes xenófobas, desprecios e incluso maltratos a los que son diferentes. La fe, con el humanismo que encierra, debe mantener vivo un sentido crítico frente a estas tendencias, y ayudar a reaccionar rápidamente cuando comienzan a insinuarse.El rechazo del pontífice es evidente a persecuciones, exaltaciones y persecuciones por motivos fundamentados en el rechazo al migrante o al diferente, cualquier cristiano debe posicionarse frontalmente en contra a este tipo de discurso y acciones.Me gustaría terminar exponiendo un párrafo de esta encíclica que me parece significativo:La paradoja es, que a veces, quienes dicen no creer, pueden vivir la voluntad de Dios mejor que los creyentes.No creo que exista un cielo ni un infierno, pero si estuviera equivocado, muchos de los que se dan golpes de pecho en el templo para después mostrar actitudes xenófobas se llevarán una sorpresa cuando el día de su muerte sean recibidos por Lucifer a las puertas del averno.“Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes que llegan pueden resumirse en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar” Papa Francisco