Cuando las llamas entran al pueblo: vecinos desalojados denuncian falta de medios y descoordinación

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La sucesión de incendios graves entre Zamora y León de los últimos días tiene a 1.700 personas fuera de sus casas y a muchas más en vilo porque las condiciones meteorológicas adversas obligan a cambiar constantemente las predicciones y a actualizar los avisos. Después de jornadas de contar la tragedia en hectáreas arrasadas, el fuego ha cumplido los peores temores al cobrarse la primera víctima mortal, un voluntario leonés de 35 años, y penetrar en varios pueblos tanto de Zamora como de la provincia vecina, a pesar del esfuerzo de sus habitantes por evitar lo más temido: que las llamas entren en el casco urbano.Sergio Fidalgo, un joven de 24 años que es peón forestal, comenzó a recibir numerosos mensajes que hablaban de negligencias, de malas actuaciones, de tiempos de trabajo abusivos. Eran de sus compañeros. Como él ahora está en paro y quería colaborar, ha decidido publicar su teléfono en redes sociales para que profesionales y vecinos le envíen todas las incidencias que vean de manera que las pueda recopilar y elaborar con ellas un informe que tiene como fin evitar que tragedias de estas dimensiones sucedan de nuevo. O que si suceden la respuesta sea mejor.“Sobre todo son denuncias de que no hay medios suficientes para esta ola de incendios que preveíamos que iba a suceder desde el invierno. Todo el Bierzo y la zona de León es un vergel, con hierbas que nos llegaban hasta el pecho, muchísima vegetación. No entendemos cómo el operativo de incendios no se ha reforzado este año con mayores cuadrillas”, explica Fidalgo a Infolibre. El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha dicho que los medios movilizados son suficientes, y ha achacado la actual situación a que, por las condiciones de calor y viento, están “fuera de la capacidad de extinción” y lo seguirían estando aunque hubiera el triple de medios.Sin embargo, vecinos desalojados y bomberos forestales critican que hay tanto falta de medios como mal uso de estos. “Hay una descoordinación total de los medios de extinción por culpa de los directivos, mucho caos. Empezaron llegándome mensajes de esta zona, de los incendios de Molezuelas y del de Las Médulas, pero ahora ya recibo de Palencia, de todo Castilla y León, es desesperante”, cuenta Fidalgo. Él ha trabajado ya dos campañas de verano y dos inviernos para una empresa subcontratada por la Junta como peón forestal. “Nos mandan al frente, pero nosotros no tenemos preparación suficiente, somos chavales jóvenes de veintipico años, con 8 horas prácticas y 8 teóricas”, denuncia.Las críticas de los vecinos desalojados también apuntan a la Unidad Militar de Emergencias (UME), que han ido reforzando su presencia en esta zona ante el descontrol de los fuegos, pero a la que algunos residentes de estos pueblos achacan inacción. “Vimos llegar lenguas de fuego enormes en cinco minutos por un pequeño foco que no apagaron, al que nadie prestó atención”, relata a Infolibre Antonio Escuadra, que tuvo que huir con su familia corriendo con su coche cuando un giro en el incendio de Puercas (Zamora) hizo que el fuego se abalanzara el martes sobre Abejera, adonde las llamas volvieron de nuevo el miércoles ante la desolación de sus residentes.“Lo que ocurre con la UME es que, si no solucionan el tema de la coordinación, lo que dan es una sensación fallida de seguridad que es negativa, y con los técnicos lo que ocurre es que no tienen suficientes medios y se repite la situación una vez año tras año”, opina Escuadra, que se pronuncia con indignación sobre la gestión de estos incendios “después de haber salvado la vida por minutos”. Estos fuegos ya suman siete heridos, dos en estado crítico, y en total cinco grandes quemados.Más allá de los daños materiales, patrimoniales y de vegetación, que son cuantiosos, las víctimas son el lado más cruento de estos incendios. Este jueves entierran en La Bañeza a Abel Ramos, el primer muerto en estos incendios cuando voluntariamente se presentó para colaborar con una de las retroexcavadoras de su empresa a ayudar a defender los pueblos. “Yo he hablado con muchísimos alcaldes y concejales de la zona y todos hablan de falta de coordinación y medios”, indica a Infolibre Roberto Carracedo, concejal de Unión del Pueblo Leonés (UPL) en La Bañeza, localidad de 10.000 habitantes en León donde hay acogidas unas 4.000 personas desalojadas de otros municipios. Como la situación se desborda, se les traslada ahora a otra población grande de similar tamaño, Astorga.A Carracedo el fuego de su pueblo, San Esteban de Nogales, le quemó una bodega y un terreno de encinas, pérdidas que comparten sus vecinos a pesar de que en este, como en todos los pueblos afectados, los ciudadanos han hecho lo posible por evitar que las llamas les echen a perder lo que tienen. “¿Cómo le dices a la gente que se quede parada? ¿Cómo le dices a la gente que no proteja sus casas? Hay que ponerse en sus pellejos”, plantea este geógrafo. “Tenemos un problema principal que es que esto es una zona muy boscosa, con poblaciones muy dispersas, todo muy abandonado de infraestructuras y de bomberos”, resume. Ante la virulencia de los incendios, su naturaleza cambiante y un dispositivo desbordado por los múltiples fuegos de gravedad que no dejan de declararse y continuar en Castilla y León, los vecinos recurren a vías de comunicación como los grupos de Whatsapp o a las redes sociales para organizar la ayuda, entre comentarios de desolación porque la pesadilla de los grandes incendios de la Sierra de la Culebra de 2022 parece reproducirse estos días entre las provincias de Zamora y León.