Desde que Gustavo Petro asumió la Presidencia en agosto de 2022, el Presupuesto General de la Nación (PGN) ha crecido en términos reales en $111 billones. Sin embargo, este crecimiento no ha significado una mayor capacidad del Estado para invertir o para responder a choques económicos, sino que ha estado concentrado, casi en su totalidad, en el gasto de funcionamiento.Así quedó claro una vez más en las cuentas de gasto presentadas por el Ministerio de Hacienda para 2026, según las cuales, entre 2022 y 2026, los recursos asignados a funcionamiento pasarán de $253,9 billones a $353,4 billones, un aumento de $99,5 billones. Dicho de forma simple, el 89,6% del crecimiento total del presupuesto durante este gobierno ha sido absorbido por este rubro, que incluye transferencias, pagos de pensiones, salud, sentencias judiciales, gastos administrativos, funcionamiento ministerial y nómina estatal.Noticia relacionada: Gobierno Petro desestima recorte al gasto y va por $534 billones en el presupuesto 2026Tan solo en gastos de personal, el aumento proyectado entre 2022 y 2026 supera los $20 billones, alcanzando los $65,2 billones en 2026, frente a $46 billones aproximados en el primer año del gobierno.Un peso cada vez mayor en el presupuesto totalEl funcionamiento, que representaba el 59,9% del presupuesto total en 2022, pasará a representar el 66,1% en 2026. En contraste, la inversión pública caerá en términos reales de $83,7 billones en 2022 a $81,9 billones en 2026, perdiendo también peso relativo al pasar de 19,8% a apenas 15,3% del total del Presupuesto Nacional.Analistas advierten que es necesario recortar el gasto para aliviar las finanzas de la Nación.Imagen de ChatGPTEste cambio en la composición del gasto público ha encendido alertas entre expertos y exfuncionarios. José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda y actual rector de la Universidad EIA, sostiene que gran parte de estos rubros se prestarían para alimentar maquinarias políticas mediante la contratación de personas.“Ha habido un crecimiento brutal en términos reales de más del 40% entre 2022 y la fecha, tanto en gastos de funcionamiento como en burocracia de servidores públicos. Esto lo único que demuestra es que hay una profunda ineficiencia en materia de gasto público y un exceso de derroche en burocracia, que no creo que sea el camino”, indicó.Más información: Grupo Keralty presentará denuncia contra el presidente Petro y su equipo de GobiernoPara Restrepo, el problema no es solo cuantitativo sino estratégico, teniendo claro que “estamos viendo un presupuesto que destruye la inversión a costa del derroche de la burocracia pública e incrementa de manera exorbitante el valor del presupuesto nacional. Es un presupuesto para el derroche, no para la inversión productiva y social”.Funcionamiento crece mucho más que la economíaEntre tanto, el académico Henry Amorocho, profesor de Hacienda Pública en la Universidad del Rosario, advierte que entre 2024 y 2025 el gasto de funcionamiento creció a una tasa nueve veces superior al crecimiento de la economía, y que en 2026 volverá a crecer 4,5 veces más que el PIB.“La presión viene especialmente del gasto de funcionamiento. En 2026 subirá 4,4% por encima del crecimiento económico”, explica Amorocho, para quien esto implica que los recursos adicionales que llegan al presupuesto no están expandiendo la inversión ni disminuyendo la deuda, sino alimentando un aparato estatal que no deja de crecer.Recortar las cuentas de gasto daría un alivio al balance fiscal del país.Imagen de ChatGPTEl panorama es más preocupante si se tiene en cuenta que mientras el gasto total crecerá en $23,8 billones entre 2025 y 2026, el ingreso no lo hará al mismo ritmo y según concluye Amorocho, “el ingreso máximo crecerá entre el 0,5% y el 1%. Esto implica un déficit de unos dos puntos del PIB”, mientras que la diferencia, señala, se cubrirá con $38 billones en nuevo endeudamiento y una reforma tributaria que espera recaudar $19 billones.El argumento del Gobierno: rigidez legalDesde el Ministerio de Hacienda, el ministro Germán Ávila ha reconocido el aumento en el gasto de funcionamiento, pero lo atribuye a la existencia de componentes “rígidos e inflexibles” y según el jefe de cartera, las transferencias legales representan el grueso del gasto adicional, especialmente aquellas dirigidas al Sistema General de Participaciones (SGP), que pasará de $55,6 billones en 2018 a $85,6 billones en 2026.Puede interesarle: El gasto de los hogares retoma impulso y marca su mayor crecimiento en dos añosDentro de estas transferencias, se destacan las pensiones con $84,7 billones, la salud con $49,7 billones y el Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio (Fomag), que para el otro año tendrá asignaciones superiores a los $4,5 billones.Ávila defiende que este crecimiento está “en coherencia con el Marco Fiscal y el Marco de Gasto de Mediano Plazo debidamente aprobados por los Consejos de Política Fiscal del Gobierno”, y que “la mayoría de estos componentes son de cumplimiento obligatorio por ley y no se pueden reducir sin cambios legislativos”.Analistas advierten que es necesario recortar el gasto para aliviar las finanzas de la Nación.Imagen de ChatGPTAdemás, destaca que se está haciendo un esfuerzo por contener el servicio de la deuda, que pasará de $112,6 billones en 2025 a $99,3 billones en 2026, destacando que esta caída, del -11,7%, se explica principalmente por el fin de los pagos asociados a la línea de crédito flexible del FMI. También dijo que la deuda interna se reducirá en 2026. No obstante, el gasto en funcionamiento crece mucho más que lo que se ahorra en deuda.Inversión con destino inciertoAunque el Gobierno proyecta un crecimiento de la inversión en 2026, que pasará de $76,6 billones a $81,9 billones, esta sigue por debajo del nivel de 2023 y 2024, y muy lejos del máximo prepandemia alcanzado en 2021.Consulte también: Dólar sigue de largo y se fortalece sobre los $4.000 este miércolesAnte esto, el Ministerio de Hacienda sostiene que los recursos de inversión se están priorizando conforme al Plan Nacional de Desarrollo, especialmente en sectores como educación, inclusión social, transporte y subsidios energéticos. Sin embargo, la inversión pública neta pierde peso en el presupuesto, y su crecimiento es muy inferior al del gasto de funcionamiento, lo que pone en duda su impacto estructural.Petro pide más plata para lo socialPese a que el llamado es a gastar menos y evitar recalentar opciones de financiamiento como la deuda, el presidente Gustavo Petro ha pedido más dinero en las cuentas de gasto para los sectores que defiende, argumentando que, por ejemplo, “el gasto social debe crecer. Si no hay ingresos suficientes, la financiación se llama deuda. Si el Congreso no aprueba la ley de financiamiento, el Estado va a quebrar”.En otras palabras, el presidente condiciona la viabilidad del presupuesto 2026 a la aprobación de una nueva reforma tributaria, que grave a los más ricos. Sin esta fuente adicional de ingresos, la alternativa será ampliar aún más el endeudamiento del país.Analistas advierten que es necesario recortar el gasto para aliviar las finanzas de la Nación.Imagen de ChatGPTDe esta forma, la pregunta que queda abierta es si este modelo de gasto es sostenible sin una reforma estructural de ingresos y sin una redefinición del tamaño y función del Estado. Por ahora, el presupuesto de 2026 parece confirmar una tendencia en la que el Estado colombiano gasta más, pero no necesariamente mejor.DANIEL HERNÁNDEZ NARANJOPeriodista de Portafolio