Los crecientes choques entre elefantes y humanos en Zimbabue evidencian los efectos de la presión demográfica y el cambio climático

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Joramu Dipuka se pone nervioso cada vez que escucha el barrito de un elefante. A este hombre, que vive en Batonga, un barrio a las afueras de Kariba (Zimbabue), ciudad a 356 kilómetros de la capital Harare, este sonido le da miedo porque le recuerda el encuentro que tuvo con uno de estos gigantes en 2013, un suceso que casi le cuesta la vida. Seguir leyendo