De El Ejido a Torre Pacheco: veinticinco años y ningún Pimentel a la vista

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Hace 25 años, en España tuvo lugar un brote colectivo de xenofobia violenta en el municipio almeriense de El Ejido, que se saldó con tres fallecidos, decenas de heridos y comercios calcinados. Un cuarto de siglo después y a 240 kilómetros de distancia, en la localidad murciana de Torre Pacheco, la historia se repite. El panorama político ha cambiado, pero algunos de los roles y dinámicas recuerdan a los que en el año 2000 convirtieron a El Ejido en un polvorín de racismo y polarización en el que hoy la derecha acumula más del 70% del voto. Las similitudes son varias y notorias. Un municipio cuyo porcentaje de población extranjera se sitúa por encima de la media nacional, y cuya renta media se sitúa por debajo, es escenario de un crimen violento cometido por una persona de origen magrebí. Una parte de la población autóctona responsabiliza del crimen al total de la población extranjera, y convierte el pueblo en un coto de caza al inmigrante, lo que a su vez atrae a grupos ultras de todo el país. En el año 2000, José María Aznar agotaba su primera legislatura. En aquel momento, el entonces líder del Ejecutivo no evitó condenar las persecuciones racistas y a quienes “se tomaban la justicia por su mano”, pero se mostró comprensivo con el enfado de quienes decidieron expresarlo de forma violenta, y declaró que “había que estar en el lugar de los hechos para juzgar a los vecinos”, como recordaba El País un año después del episodio.Veinticinco años después y en la misma línea que Aznar, Alberto Nuñez Feijóo ha llamado a la calma y no ha eludido la condena a quienes se toman la justicia por su mano, pero sí ha exigido “respeto e integración” a los inmigrantes que viven en España, haciendo saber que los que no las exhiben “no son bienvenidos”, y criticando que “siguen llegando inmigrantes ilegales a España mientras hablamos de los de Torre Pacheco”. La postura actual del PP frente a los sucesos de Torre Pacheco sí presenta una diferencia respecto a los de El Ejido. Esta vez no ha surgido una voz dentro del partido que represente una opción más moderada, centrada y propensa a la integración de los inmigrantes que la del líder. Y no es casualidad. En el año 2000, esta alternativa la representó Manuel Pimentel, entonces ministro de Trabajo y Asuntos Sociales. Pimentel se opuso a la actitud beligerante del alcalde de El Ejido, y a que las cuestiones de extranjería pasaran a ser un asunto policial gestionado por Interior. Aguantó exactamente tres semanas en el cargo antes de dimitir, tras lo cual siguió defendiendo los derechos de los inmigrantes frente a la ofensiva creciente del Partido Popular, que cinco meses después de los disturbios de El Ejido, hablaba de la alarma social que producen los inmigrantes ilegales y criticaba la facilidad con la que podían regularizar su situación.Con estos argumentos, el PP reformó en diciembre de 2000 la ley de extranjería aprobada por ellos mismos a principios de ese año, solo un mes antes de los disturbios de El Ejido. Pimentel ya había anunciado en enero que no continuaría tras las elecciones generales de marzo, pero terminó dimitiendo a finales de febrero, coincidiendo, además de con los sucesos de El Ejido, con el caso de Juan Aycart, director general de su ministerio que tenía el 50% de una sociedad ampliamente subvencionada por el Estado. Pimentel relacionó su dimisión exclusivamente con este caso y negó que tuviera relación con El Ejido. Lo que no ha cambiado en Torre Pacheco respecto a El Ejido son los ataques al Gobierno por la inacción policial ante los disturbios, pero sí que lo han hecho sus destinatarios. Si hace 25 años era el PSOE quien, por medio de Rubalcaba, criticaba al Ministerio del Interior por “contemplar impávido” las persecuciones racistas, hoy los socialistas reciben los mismos reproches de sus antiguos socios de Podemos, con Belarra hablando de “negligencia” en la actuación policial y afeando que Marlaska se desplazara a la final de Wimbledon en plenos disturbios.El papel de la ultraderecha instigando y rentabilizando el sentimiento racista tampoco ha variado de El Ejido a Torre Pacheco, pero sí ha cambiado su peso en el tablero político y en las urnas. En el año 2000, medios como El Mundo y El País denunciaban páginas web de corte fascista y neonazi que llamaban a la cacería de inmigrantes y alentaban los disturbios racistas. La página web que denunciaba El Mundo, Hispania Gothorum, reconocida y abiertamente neonazi, como se puede ver en su versión archivada, compartió unas “Reflexiones sobre El Ejido”, en las que calificaba los disturbios como “un acto de elogiable valor” y “el primer paso hacia la libertad”, atacaba a los periodistas y medios de comunicación, relacionaba inmigración con inseguridad y vaticinaba que en España “pronto hablaremos árabe”. Veinticinco años después, estos mensajes y argumentos xenófobos persisten, repetidos por grupos ultras como Deport Them Now (DTN), cuyo líder ha sido detenido por incitación al odio, pero también por Vox, la tercera fuerza política de España. En alguna ocasión, Vox y DTN han figurado juntos convocatorias a actos antiinmigración, como publica El País. Ambos grupos mantienen páginas web abogando por la deportación masiva de inmigrantes, que, además de argumentario, comparten también un elemento gráfico específico: la imagen de un billete de avión para que los inmigrantes vuelvan a sus países de origen.El que aparece en la web de DTN tiene eso sí, un rasgo distintivo: en el apartado de número de vuelo aparece la cifra 1488, una conocida consigna neonazi que hace referencia a una cita de 14 palabras sobre la supervivencia de la raza blanca, y al lema Heil Hitler, sustituyendo la H por un 8, el lugar que ocupa en el alfabeto.