Graduados, inteligencia artificial y un mercado laboral en transición

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Un buen artículo en The Guardian, «Workforce crisis: key takeaways for graduates battling AI in the jobs market«, describe con claridad cómo la automatización está erosionando las vacantes de nivel inicial, especialmente en tareas rutinarias, y enfatiza la necesidad de alfabetización en inteligencia artificial, así como el papel clave de las PYMEs como nichos de oportunidad. Sin embargo, el contexto completo es más complejo, y me siento en la necesidad de intentar complementarlo. En primer lugar, parece evidente que estamos ante una tormenta perfecta: economía, inteligencia artificial y exceso de formación. La subida del desempleo juvenil (5.8 % en los Estados Unidos) y el aumento del subempleo (más del 40 %), apuntan a que no hablamos tan solo de un problema tecnológico: la economía está ralentizada, las empresas recortan puestos y hay una sobreproducción de graduados. En algunas compañías se están dedicando a pedir a los responsables de equipo que demuestren que la contratación que pretenden conseguir va a desempeñar funciones que una inteligencia artificial no podría llevar a cabo. Esta llamada «elite overproduction» o inflación de credenciales, está amenazando con devaluar los títulos universitarios. Existen dos narrativas: por un lado, voces como Dario Amodei, CEO de Anthropic, advierten que hasta el 50 % de los trabajos de entrada podrían desaparecer en cinco años. Por otro, estudios académicos muestran que la inteligencia artificial aumenta la demanda de habilidades humanas complementarias como pensamiento crítico, ética o colaboración. La casi desaparición del trabajo de graduados sería una rendija: la inteligencia artificial suprime ciertas tareas rutinarias, pero crea la necesidad de papeles nuevos como el prompt engineering (aunque ya veremos cuánto dura), la especialización en ética de la inteligencia artificial, o el análisis humano‑inteligencia artificial). En las grandes empresas, la sustitución de lo que ahora se plantea como redundancias parece cada vez más evidente: Goldman Sachs ya emplea inteligencia artificial para programación 24/7. Simultáneamente, ofertan salarios multimillonarios a ingenieros de inteligencia artificial especializados. En las PYMEs, hay una oportunidad: contratan graduados que aporten inteligencia artificial aplicada para poder transformar sus procesos. Tras más de treinta y cinco años formando directivos, he visto cambios estructurales (desde la bancarización global o internet hasta la revolución digital). Este momento es otra consecuencia ciclónica, pero también una invitación a repensar la formación y reinvención continua, con una fuerte necesidad de replanteamientos derivados del cambio de era. Para los graduados, deberían plantearse, desde mi punto de vista, lo siguiente: No salir al mercado con un título y ya. El diploma ya no basta: hay que equipar a los graduados con certificaciones y experiencia práctica en herramientas de inteligencia artificial.Impulsar habilidades humanas críticas. La comunicación, la ética, el liderazgo… esas soft skills son ahora habilidades diferenciadoras que la inteligencia artificial no puede reemplazar, ni lo pretende.Fomentar el aprendizaje permanente (lifelong learning). Las universidades deben abrir alianzas con empresas, lanzar bootcamps y micro‑credentials que permitan a sus graduados sentir que no se pierden en un océano de cambio y de necesidades de actualización permanentes.Incentivar el espíritu emprendedor y el enfoque PYME. Animar a graduados a diseñar inteligencia artificial aplicada a nichos, no sólo buscar grandes corporaciones.Dominar la inteligencia artificial en la búsqueda de empleo, sin aplicar automatismos totales. Del mismo modo que antes aquello de «voy a echar curriculums» de forma masiva e indiferenciada nunca fue una buena aproximación, no delegues tu carta de presentación a ChatGPT sin filtrarla adecuadamente: la autenticidad sigue siendo fundamental.Finalmente, actitud resiliente y estratégica frente a la incertidumbre. Como en cualquier cambio disruptivo, insistir, rediseñar rutas y abrir redes de contactos sigue siendo fundamental. La impresión es real: estamos entrando en un momento complejo. Las estructuras previas se están desmoronando, y se crean dudas profundas de todo tipo. Pero la historia demuestra que cada crisis tecnológica ha generado nuevas oportunidades: quienes observan, analizan y se adaptan, algo que nos cansamos de repetir en casi todas las clases de casi todas las materias, consiguen prosperar.Mis estudiantes tienen ventaja. Están educados en un entorno que no ha restringido su acceso a la inteligencia artificial (si lo hizo… tough luck, te equivocaste de universidad!), han aprendido a utilizarla con el criterio adecuado a lo largo de cientos de casos, análisis y situaciones, trabajan bien en grupo, están bien conectados y poseen la energía y motivación necesaria para plantearse cualquier reto. Si combinan su talento con las herramientas de inteligencia artificial que ya utilizan de manera natural, si mantienen el espíritu de negocio y de resiliencia, pueden ser no sólo quienes superen la crisis, sino quienes diseñen el futuro. ¿Preocupaciones? Existen, claro… pero las justas.