La imagen del Gallo Azul, emblema del centro de Jerez, forma parte de la nueva colección de envases decorados de La Rondeña, empresa sanluqueña con presencia en la Plaza del Arenal. A este diseño se suma otra ilustración del conjunto monumental de la Catedral de Jerez, en una apuesta de la compañía por rendir homenaje a enclaves históricos del patrimonio andaluz.La alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, ha agradecido públicamente este gesto, destacando que “han puesto en el mercado una lata, una caja, con los mejores dulces, pero sobre todo con una decoración que a los jerezanos nos ha emocionado y les agradecemos muchísimo”. En sus palabras, ha subrayado el valor simbólico de que una empresa “con gran prestigio” apueste por representar a la ciudad.Un recorrido visual por Jerez, Cádiz, Sanlúcar y SevillaEl envase de La Rondeña (latas La Dulcería) no solo recoge escenas jerezanas. También ha sido decorado con referencias a otros lugares emblemáticos como el Teatro Falla y la Catedral de Cádiz; Las Covachas y el Palacio de Orleans de Sanlúcar; además de la Plaza de España y la Catedral de Sevilla, consolidando así una propuesta que une tradición pastelera con identidad cultural.La Rondeña homenajea a Jerez.“Una empresa con gran prestigio que apuesta por nuestra ciudad. Por eso también apoyo la iniciativa del PP de Sanlúcar para la concesión de la Insignia de Oro de la ciudad vecina a Dulces La Rondeña", ha añadido García-Pelayo en una publicación en sus redes. El Partido Popular de Sanlúcar anunciaba el mes pasado levará al próximo pleno municipal una propuesta para que el Ayuntamiento conceda a La Rondeña la Insignia de Oro de la Ciudad, como reconocimiento a su historia y aportación a la identidad local. Esta distinción se sumaría a la Bandera de Andalucía, ya otorgada anteriormente a la firma.La portavoz municipal del PP, Carmen Pérez, recordaba el origen de la empresa en la figura de Juan Jiménez Domínguez, un joven natural de Ronda que a los 19 años inició su carrera en la pastelería La Rosa, propiedad de la familia Castilla del Valle, en Sanlúcar. Aquel primer contacto con el oficio marcaría el inicio de una trayectoria que ha mantenido su esencia hasta hoy.En 1961, Jiménez Domínguez puso en marcha su primer obrador en una estancia de su propio hogar. Comenzó entonces a vender por la ciudad dulces como el desayuno o la célebre masa real, convertida hoy en el producto más emblemático de La Rondeña. Desde su local en la avenida homónima, la empresa ofrece actualmente una amplia gama de especialidades: pastelería artesanal, bollería tradicional andaluza, bombones, polvorones y mantecados, combinando innovación visual con una receta que mantiene vivo el legado de su fundador.