El silencio se va haciendo cada vez más denso dentro del coche según avanzamos por el mismo camino que recorrió el retén. «Al subir por esta cuesta, a mi madre le entran los sofocos, empieza a resoplar y a pensar en cómo ocurrió», indica Sergio, el mayor de los dos hijos de Susana. Aunque no es la primera vez que visitan este recóndito monte, el dolor por lo ocurrido hace veinte años sigue intacto. «Resulta muy duro venir hasta aquí, donde murieron nuestros maridos. Pero si no contamos esto, se va a olvidar… y no se puede olvidar», añade Carmen, la otra viuda que nos acompaña en el viaje de casi hora y media en coche desde Guadalajara capital. No... Ver Más