El ex secretario de Organización socialista pasó de ser una de las personas de máxima confianza del presidente del Gobierno a la prisión preventiva en menos de dos semanas El juez envía a prisión a Santos Cerdán tras su declaración en el Supremo 11 de junio. Es un miércoles habitual en la vida del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Arranca la jornada en el Congreso, defiende al fiscal general del Estado en la sesión de control ante las acusaciones del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Ese día habla con el papa León XIV por primera vez, España firma un pacto histórico con el Reino Unido sobre Gibraltar. Pero pasadas las 21.30 de la noche, una información de elDiario.es remueve el escenario político y activará la fulgurante caída de uno de los hombres de máxima confianza para el líder socialista, su entonces secretario de Organización, Santos Cerdán. La exclusiva apunta a la existencia de unos audios comprometedores que sitúan al número dos de Sánchez al borde de la imputación. El hundimiento del exdirigente socialista ha sido uno de los más rápidos que se recuerdan en la historia política española. Hasta ese 11 de junio, Santos Cerdán era una persona de extrema confianza para el presidente del Gobierno, el coordinador de los asuntos más importantes del partido y el principal interlocutor con los socios más delicados del Gobierno: Junts y EH Bildu. Apenas 15 días después, el exdirigente, ya desposeído de todos sus cargos orgánicos e institucionales, entraba en la prisión de Soto del Real al situarlo el Supremo en el centro de un caso de corrupción que pone contra las cuerdas al Gobierno. Esta es una cronología de una caída en tres actos y apenas dos semanas. Primer acto | Los audios de la Guardia Civil: la negación 11 de junio, 21.36 h. elDiario.es y poco después la Cadena Ser publican las primeras informaciones que apuntan a Santos Cerdán. La noticia revela que la Unidad Central Operativa (UCO) tiene en su poder grabaciones que le incautó a Koldo García durante su detención y que el magistrado está a punto de levantar el secreto de sumario sobre una pieza separada de la causa. Las conversaciones en las que aparece el exdirigente socialista, apuntan entonces fuentes de la investigación, lo colocan a un paso de la imputación. 11 de junio, 22.00 h. El PSOE rechaza cualquier vinculación de Cerdán con nada ilegal en un comunicado tajante. “Santos Cerdán no ha participado, mucho menos influido, en adjudicaciones de obra pública. Jamás ha cobrado una comisión por ello”, reza el texto que difunde el partido apenas media hora después de la noticia y todavía sin conocer al detalle el contenido del informe de la Guardia Civil. Hacía meses que circulaban noticias y rumores sobre una investigación de la UCO contra el entonces ‘número tres’ del partido. Pero hasta ese momento la confianza en él de los socialistas, incluido Sánchez, era total. Santos Cerdán traslada al presidente su inocencia. 12 de junio, 10.00 h. Santos Cerdán acude con normalidad al Congreso y ofrece unas breves declaraciones a los medios en el pasillo, antes de entrar al hemiciclo: “No sé cómo puedo defenderme de un informe que no se conoce. Pero estoy muy tranquilo, porque no he cometido ninguna ilegalidad”. Algunos socios como Sumar empiezan a inquietarse y piden explicaciones al PSOE. El PP, directamente, habla de “dimisiones”. Todavía no es público el informe de la UCO y algunos dirigentes socialistas, como los navarros, todavía mantienen la confianza en Cerdán. 12 de junio, 12.30 h. Los medios comienzan a publicar el informe, una vez se levanta el secreto de sumario. Las transcripciones de los audios son demoledoras y dejan poco lugar a las dudas. Santos Cerdán está sentado en su escaño. Sostiene el móvil de forma horizontal y va deslizando la pantalla con el pulgar. Un fotógrafo capta la imagen. Está leyendo el informe. Ha pulsado el comando de búsqueda, Control+F y ha tecleado su propio nombre. Ahí puede leer que el juez halla “consistentes indicios” contra él y que le ofrece declarar voluntariamente. Varios ministros se confiesan en ‘shock’, hablan ya de una decepción profunda. La confianza se ha quebrado y piden al presidente que tome medidas drásticas. El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, durante una sesión plenaria en el Congreso. Segundo acto | La dimisión: la huida hacia adelante 12 de junio, 14.00 h. Santos Cerdán abandona el Congreso y se dirige a su despacho en la sede del PSOE, en la calle Ferraz. Analiza el informe con su equipo con más detenimiento. Tiene previsto dar una rueda de prensa para ofrecer explicaciones, pero en la Moncloa ya han tomado otro rumbo. El presidente lo llama y le pide que renuncie. 12 de junio, 15.53 h. “Reitero mi inocencia y confío que la misma quede clara tras mi declaración”. Cerdán concluye así la carta en la que anuncia su dimisión. Asegura que lo hace para dedicarse “en exclusiva” a su defensa y para poder demostrar que jamás ha cometido ninguna ilegalidad ni ha sido “cómplice” de ninguna. 12 de junio, 17.00 h. Sánchez comparece en la sede de Ferraz. Responde a varias preguntas de los periodistas. Explica que le pidió la dimisión a Cerdán y no al revés, como el exdirigente contaba en su carta de renuncia. Sánchez pide perdón a la ciudadanía. “El PSOE y yo no debimos confiar en él”, dice. “Aunque la decepción es grande, la respuesta será siempre contundente”, promete, para acabar. 16 de junio, 15.00 h. Aunque aseguró en su dimisión que dejaría el acta de diputado, el ya exdirigente socialista tarda varios días en hacer el trámite en el Congreso. Durante el fin de semana, en el PSOE empieza a correr el temor de que finalmente no lo haga y el grupo socialista se vea obligado a expulsarlo al Mixto, como ocurrió con José Luis Ábalos. Finalmente, el lunes por la tarde entrega el acta a través de un representante, que se acerca al Congreso para formalizar el trámite. Dos días antes, Cerdán aprovecha la falta de actividad de un sábado casi de verano para acercarse a Ferraz a retirar sus cosas. 16 de junio, 17.00 h. A medida que se han ido conociendo más informaciones sobre el caso, la presión de la oposición, pero también de los socios aumenta. Sumar y el resto de partidos que forman el Gobierno le piden medidas. En una larga reunión de la Ejecutiva del PSOE, Sánchez reformula la secretaría de organización de forma temporal y se muestra decidido a continuar hasta 2027 pese al duro golpe. Los cambios orgánicos los formulará en el siguiente Comité Federal, previsto para el 5 de julio. Tercer acto | La prisión: el final 18 de junio, 12.00 h. Analizado el primer impacto político, el foco empieza a pasar a los tribunales. Santos Cerdán cambia de abogado y elige a Benet Salellas para su defensa después de la renuncia de su primer letrado. Salellas es conocido por defender a Jordi Cuixart en el juicio del procés y pertenece al ámbito de la izquierda independentista catalana, ya que llegó incluso a ser diputado autonómico de las CUP. 18 de junio, 17.00 h. El escándalo se cobra una nueva víctima política. Ramón Alzórriz, hasta ahora 'número dos' de los socialistas en Navarra, tierra natal y centro de operaciones del exdirigente, abandona sus responsabilidades forzado por la presidenta María Chivite. Alzórriz es la persona que lo defendió en la mañana del 12 de junio. La razón de su cese: ocultar que su pareja trabajó de 2021 a 2024 para la empresa Servinabar 2000, una constructora que, según la UCO, controla en un 45% desde la sombra Cerdán y supone una de las piezas centrales de la investigación por corrupción. 20 de junio, 10.00 h. El juez de la causa, Leopoldo Puente, pospone la declaración de Santos Cerdán unos días, hasta el 30 de junio, para dar tiempo al nuevo abogado a preparar la defensa del exdirigente socialista. Al mismo tiempo, cita como investigados a cinco empresarios que habrían participado en la trama de amaños. Y toma una decisión que producirá una dura imagen en las horas siguientes. 20 de junio, 13.00 h. La UCO entra en la sede de Ferraz y en las oficinas de varios organismos que pertenecen al Ministerio de Transportes. Los agentes buscan por orden del juez clonar las cuentas de correo de Santos Cerdán y de José Luis Ábalos. No se trata de un registro como tratan de vender algunos dirigentes del PP pero la imagen sigue siendo demoledora para el PSOE y para el Gobierno. 23 de junio, 14.30 h. José Luis Ábalos y Koldo García en el juzgado. El magistrado les toma declaración y aunque ve “sólidos indicios” contra ellos tras el informe de la UCO no dicta prisión preventiva para ninguno como le pedía la acusación popular. Mantiene las medidas cautelares que ya pesaban contra ambos de retirada del pasaporte y comparecencia en el juzgado cada 15 días. 29 de junio, 20.00 h. Santos Cerdán se prepara para declarar en el juzgado. Es un día importante. Sus palabras pueden librarlo de la prisión como a Ábalos y Koldo o pueden provocar que el juez lo mande directamente a la cárcel. El político planea junto a su abogado la estrategia y decide rebatir el contenido de los audios de la UCO y mostrar su patrimonio como prueba de que no se ha enriquecido. 30 de junio, 12.00 h. Ante el juez, sigue el plan pautado. Se declara inocente y casi como una víctima: le dice al magistrado que su imputación responde a su papel como “arquitecto” del Gobierno progresista. Niega cualquier ilegalidad y rechaza también cualquier financiación irregular del PSOE. 30 de junio, 17.30 h. El juez no cree a Santos Cerdán. La estrategia falla y Leopoldo Puente decide enviarlo a prisión preventiva sin fianza, ante el estupor de sus compañeros de partido. El magistrado le atribuye delitos de cohecho, organización criminal y tráfico de influencias y cree que hay riesgo de que destruya pruebas. Ya no sale del juzgado por su propio pie. Lo hace en un furgón de la Guardia Civil que algo más tarde entra en la cárcel de Soto del Real, primero destino de muchos de los cargos públicos corruptos del PP, desde Rodrigo Rato a Francisco Granados o Luis Bárcenas. El exdirigente socialista consuma una caída desde lo más alto de la política hasta la prisión en apenas 15 días. Han sido dos semanas de vértigo que han hecho saltar por los aires la legislatura y colocado al Gobierno en un punto crítico.