Obispos filipinos alertan sobre la crisis del juego en línea: “Un nuevo virus que destruye a nuestro pueblo”

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(ZENIT Noticias / Manila, 13.07.2025).- La Iglesia filipina se enfrenta a una sociedad cada vez más influenciada por la tecnología digital, y sus obispos han emitido una de sus declaraciones pastorales más contundentes en la historia reciente; esta vez no se trata de guerra ni pobreza, sino de una nueva y encubierta amenaza: el juego en línea.Al describirla como una “nueva plaga” que azota al país, el cardenal Pablo Virgilio David, presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Filipinas (CBCP), advirtió sobre una crisis creciente que afecta a todos los segmentos de la sociedad. Su declaración del 8 de julio define el juego en línea no solo como una falla moral o un vicio cultural, sino como una emergencia de salud pública emergente y una toxina social que se propaga silenciosamente.Si bien el país ha sido escenario de escándalos que han acaparado titulares relacionados con operaciones de POGO respaldadas por China y plataformas de peleas de gallos e-Sabong, el mensaje de David impacta más profundamente, más allá de los escándalos, en la esencia misma de los hogares filipinos. La cara digital del juego, afirma, está transformando la adicción: basta con un toque en un teléfono inteligente o un clic en un monedero electrónico para devastar un hogar.La gravedad moral del llamamiento de los obispos es innegable. Denuncia la ilusión de las apuestas en línea como mero entretenimiento o un pasatiempo inofensivo, insistiendo en cambio en que se trata de una «trampa sofisticada» diseñada para atrapar a las poblaciones vulnerables, especialmente a los jóvenes y a los pobres. La magnitud es alarmante: solo en 2024, Filipinas registró aproximadamente 154 mil millones de pesos (más de 2700 millones de dólares) en ingresos por juegos de azar en línea, un asombroso aumento del 165 % con respecto al año anterior.Lo que más preocupa a la Iglesia es la complicidad del silencio. Los medios de comunicación, las empresas tecnológicas, los líderes empresariales e incluso miembros del gobierno han guardado silencio en gran medida, afirman los obispos, a menudo debido a las ganancias en juego. «Explotar la debilidad de otros para obtener ganancias no es negocio, es pecado», reza la carta pastoral de la CBCP.El silencio se extiende a las familias filipinas e incluso a las comunidades parroquiales, añade el comunicado, donde los afectados a menudo sufren solos, avergonzados y sin recursos. Los obispos piden una reflexión nacional, instando a todos, desde legisladores hasta clérigos, a tratar el juego en línea no como un problema de nicho, sino como una herida generalizada y cada vez más profunda en la conciencia nacional.Las raíces de la crisis se remontan a años atrás. Bajo el expresidente Rodrigo Duterte, se impulsaron las plataformas de juego en línea, en particular las POGO (Operadores Filipinos de Juegos de Azar Offshore), como una solución para generar ingresos tras la crisis económica de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, la industria se deterioró rápidamente, enredándose en acusaciones de fraude, blanqueo de capitales e incluso trata de personas. Desde entonces, el presidente Ferdinand Marcos Jr. ha tomado medidas para prohibir las POGO, declarándolas fachadas de organizaciones criminales y ordenando la expulsión de miles de trabajadores extranjeros asociados con ellas.Un punto crítico se produjo en agosto de 2024, cuando la joven alcaldesa de Bamban, Alice Guo, fue suspendida por presuntos vínculos con redes chinas de apuestas y acusada de múltiples delitos, incluyendo tráfico y espionaje. Su caso, que culminó con su huida del país, subrayó el alcance y la complejidad de la red de influencia en torno a las apuestas digitales.Pero para los obispos, no se trata solo de la aplicación de la ley o la diplomacia. Se trata de sanar una sociedad que se desmorona lentamente bajo el peso de la adicción, el secretismo y la manipulación digital. Su visión es holística: educación que inmunice a los jóvenes, legislación que restrinja el acceso y sistemas de apoyo comunitarios que ofrezcan rehabilitación y esperanza.La declaración insta al gobierno a reforzar el control sobre los sistemas de pago digitales, que a menudo sirven como vías invisibles para las plataformas de apuestas. Insta a una campaña nacional para replantear las apuestas como un grave trastorno social. Y dentro de la propia Iglesia, hace un llamamiento a las parroquias para que se conviertan en refugios para quienes sufren adicciones: espacios no solo de sacramento, sino también de sanación.En esencia, el mensaje de los obispos es un llamado a la claridad moral en una sociedad cada vez más desdibujada por pantallas, algoritmos y dinero fácil. Es un recordatorio de que el progreso sin conciencia y el entretenimiento sin restricciones corren el riesgo de derrumbar las relaciones mismas de las que dependen las vidas y las comunidades.Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace. The post Obispos filipinos alertan sobre la crisis del juego en línea: “Un nuevo virus que destruye a nuestro pueblo” appeared first on ZENIT - Espanol.