La Plataforma de Apoyo a Juana y sus hijos, junto a colectivos de la sociedad civil y personas defensoras de derechos humanos exigen:Que España aplique el Artículo 39 del Reglamento UE.Que se explore a Daniel con protocolos adecuados.Que Fiscalía General revise la actuación de sus fiscales en Granada.El próximo martes 22 de julio, Daniel —un niño de 11 años— será entregado por la Justicia granadina a Francesco Arcuri, el mismo hombre que será juzgado en Italia el 18 de septiembre por maltratarlo física y psicológicamente durante siete años, incluyendo amenazas de muerte contra él y su hermano Gabriel. La jueza del Juzgado nº 3 de Granada ha tomado esta decisión tras rechazar escuchar al menor, violando protocolos internacionales de protección infantil y desoyendo una medida cautelar que desde enero lo resguardaba.El silencio forzado de DanielDaniel lleva meses repitiendo lo mismo: "No quiero, ni puedo, volver con papá. Me obligará a mentir, porque si no me matará ". Su testimonio describe golpes, humillaciones y amenazas de muerte durante los años que vivió en Italia. Su hermano Gabriel, hoy mayor de edad, lo confirma: escapó de casa paterna a los 16 años y al cumplir los 18 denunció formalmente la violencia que ejerce su padre. Pero cuando el equipo jurídico de su hermano y su madre, Juana Rivas, ha pedido a la jueza granadina que explore al niño siguiendo protocolos de protección, la respuesta ha sido un no rotundo.El argumento judicial— “la audiencia del menor no es un medio de prueba sino una diligencia que no resulta inocua para éste y de la que, por ende, no se debe abusar”- ignora que la única exploración previa (realizada en Italia el 6 de diciembre de 2024) careció de todas las garantías. Arcuri acompañó a Daniel hasta la puerta del juzgado. La magistrada le preguntó sobre fútbol y amigos antes de soltar: "¿Tienes algo que añadir?". El niño, sabiendo que su padre esperaba fuera para llevárselo de nuevo a casa y le había advertido "si hablas, te mato", calló. España tiene la obligación de corregir esa farsa. El Juzgado de Primera Instancia Nº3, no lo ha hechoLa medida cautelar borrada con un bolígrafoEl 7 de enero de 2025, el Juzgado de Instrucción nº 4 de Granada dictó una medida cautelar para proteger a Daniel. Esa medida cautelar se basó en la información dada, en libertad, por el menor. El niño expresó los graves malos tratos que venía sufriendo por parte de su padre. Malos tratos que han sido investigados durante tres años en Italia y que, tras la fase de instrucción, el 17 de junio pasado un Juez italiano decidió que el proceso penal debía de seguir, enviando a juicio oral a Arcuri.El juicio penal que nadie quiere verMientras España acelera la entrega del niño, en Italia avanza un proceso clave: El 18 de septiembre Francesco Arcuri se sentará en el banquillo. Los medios españoles insisten en llamarlo "investigado", pero la realidad es más grave: un juez intermedio ya validó los "indicios más que sobrados" para juzgarlo.Aquí surge la gran paradoja: ¿Por qué un niño debe ser devuelto a su agresor 57 días antes de que un tribunal determine si es culpable? El equipo jurídico de Gabriel y Juana lo denuncia como "violencia judicial premeditada": "El Tribunal de Cagliari debió paralizar el proceso civil al reabrirse el caso penal en 2022. No lo hizo. España repite el error".La herramienta legal desechadaExiste un mecanismo para evitar esto: el artículo 39 del Reglamento Europeo 2019/1111. Permite a un país negarse a ejecutar una sentencia de otro país europeo si es contrario a su "orden público". Y el Tribunal Constitucional español ha dictado que el interés superior del menor es "norma de orden público prioritario"."Imaginemos un caso idéntico en Bilbao", ejemplifica el equipo de abogados de Juana Rivas. "Un niño protegido por su madre en Granada, mientras su padre en Bilbao espera juicio por maltrato . ¿Alguien entendería que un juez lo obligara a volver con él? Pues eso hacen con Daniel".El patrón que se repite: Gabriel, el hermano que nadie escuchóLa historia de Gabriel —el hijo mayor que huyó a los 16 años— evidencia el fracaso del sistema. Cuando denunció los malos tratos contra él y su hermano pequeño siendo mayor de edad, las instituciones minimizaron su testimonio. Hoy, con Daniel, se replica el guión: voces infantiles desoídas, medidas cautelares ignoradas y procesos penales tratados como trámites secundarios.La jueza granadina no solo desoyó a Daniel. En su auto, adoptó el discurso del padre: citó el informe pericial italiano que habla de "manipulación materna" (el ya desacreditado Síndrome de Alienación Parental) y omitió que el niño describe muy convincentemente agresiones y amenazas.Llamamiento a la conciencia europeaAnte la inminente fecha del 22 de julio, la sociedad civil que hace 8 años hizo suyo el grito ¡Juana está en mi casa! grita hoy ¡Escuchen a Daniel!.Este caso no es sobre custodia: es sobre si un niño sobrevivirá al verano. Mientras los tribunales discuten competencias, Daniel espera. Con una mochila lista y dos frases que estremecen: "Mi padre me va a matar ¿Por qué la jueza no me cree?".