La corrupción va por barrios

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Que la corrupción, como las procesiones de Semana Santa, va por barrios, es algo que pone de manifiesto el más elemental de los análisis históricos de la realidad política española. Se las prometía muy felices el Partido Popular de Feijóo y de su paisano Tellado con las noticias que llegaban desde la instrucción del juez Puente en el Supremo. Porque había puesto de manifiesto la más que probable y por el momento presunta participación de Ábalos y Cerdán en una trama de cobros por la adjudicación de obras públicas en el Ministerio de Fomento que dirigió  hace unos años el primero de ellos.Y en eso llegó Montoro, genio y figura de la política fiscal española en tiempos de los Gobiernos de Aznar primero y Rajoy más tarde. Y resulta que lo que el primer día parecía un presunto cohecho de manual en cargos públicos y limitado a unas modificaciones legales de la fiscalidad que afectaba a empresas del sector gasístico medicinal, ya el segundo día apuntaba a una trama organizada de utilización del poder del Estado en beneficio de uno mismo y sus antiguos asociados de gran categoría, como suelen decir en algunos ámbitos de la capital gaditana.Esto, lo de Montoro y sus asociados, no ha hecho más que empezar y no conviene ocultarlo ni mediática ni socialmente con el socorrido recurso de no abusar del "y tú más". Porque más, parece que mucho más, es lo que se barrunta puede hacerse público en los próximos días una vez que se ha levantado el secreto del sumario por parte del juez instructor, que además instruye causas separadas derivadas del procedimiento principal que poco a poco iremos conociendo y que mucho nos tememos podría poner de manifiesto toda una novedosa arquitectura de utilización del aparato del Estado, no solo como antes decimos en beneficio económico de unos cuantos, sino también como arma política contra los adversarios políticos, contra los medios de comunicación que no reían las gracias al ministro, sino también como ya se viene anunciando contra compañeros del propio Partido Popular como Rato o Aguirre.[articles:337586]Si el Gobierno de Rajoy ya había impartido una masterclass de utilización del aparato del Estado, con el caso Kitchen, para perseguir a los adversarios políticos y al independentismo catalán, donde se acuñó el concepto tan acertado de 'policía patriótica', ahora la instrucción judicial hecha pública sobre Montoro y sus altos cargos pone de manifiesto que los gobiernos del Partido Popular han sido maestros en utilizar el Estado de todos contra sus enemigos políticos y en beneficio de unos pocos también con la 'policía fiscal'.De ahí que, los que puestos a elegir entre Mafia o Democracia, seguimos eligiendo Democracia por más que a Feijóo y su amigo Tellado el eslogan les haya golpeado, al poco tiempo de lanzarlo, con la fuerza de un misil balístico que está destruyendo la ofensiva que habían lanzado de forma tan inmisericorde contra el gobierno de coalición progresista y sus socios parlamentarios. Y es que en temas de corrupción vale aquello de que tire la primera piedra el que esté libre de pecado y el que ríe el último ríe mejor, porque la corrupción va por barrios y la mafia también.