La ganadería extensiva y los incendios forestales

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Llega el periodo de verano y nos enfrentamos de nuevo a uno de los mayores y más graves problemas en nuestro territorio, los incendios forestales que cada año arrasan miles de hectáreas, generando daños ambientales, sociales y económicos.Desde Fundación Savia consideramos que se sigue sin abordarse de manera decisiva un aspecto que nos resulta crucial en la gestión y prevención de incendios, que es la acción beneficiosa de la ganadería extensiva por el manejo que hacen del pasto en muchas comarcas y cuya labor, se ha demostrado, es hasta ahora insustituible, tras como se viene haciendo con la gestión de nuestras dehesas a través de la ganadería extensiva…..[articles:337994]Desde Savia nos hemos nuevamente dirigido al ministro de Agricultura…. (con copia a los consejeros autonómicos), donde le trasmitimos una serie de reflexiones y propuesta que incluimos a continuación y que le instamos a que valore con su equipo. Tenemos el convencimiento de que su puesta en marcha resultaría extraordinariamente útiles y beneficiosas, para la prevención de incendios y para el reforzamiento de una actividad, la ganadería extensiva, esencial para el manejo de nuestro territorio.¿Es posible gestionar mejor los montes en España para disminuir la aparición de los grandes incendios? Rotundamente SÍ.En España arde una media de 70.000 hectáreas anuales, que tienen un coste de extinción próximo a los 1.000 millones de euros y, sin embargo, muchos de ellos podrían ser prevenidos empleando adecuadamente el ganado con solo un 10% de esa cantidad (unos 100 millones de euros).[articles:337587]La inmensa mayoría de los montes que arden en España tienen en común la desaparición de la ganadería extensiva de los mismos. La eliminación del ganado de los montes y el abandono de los ganaderos de extensivo, proceso favorecido por la Administración pública española durante décadas, ha provocado que la ingente cantidad de biomasa vegetal que se produce anualmente en las zonas montañosas de nuestro país en forma de pastos y ramones, y que no es consumida por el ganado, se transforme en materia combustible para generar fuego.Es así de simple, o se alimenta al ganado o se alimenta al fuego. Si el ganado es el que lo consume mediante una buena gestión preventiva, tendremos los montes limpios; si no es así, los pastos se transformarán en biomasa combustible para terminar ardiendo en forma de grandes incendios, y habrá que apagarlos con un alto coste de medios materiales y humanos, y lo que es peor, con graves riesgos para las vidas de las personas que tienen que apagarlos o sufrirlos en sus propias casas.La gestión apropiada de los montes, al igual que la del conjunto del campo español, para que permanezca activo, sea rentable y tenga una incidencia positiva sobre el bienestar y calidad de vida de la población, depende fundamentalmente de las Ayudas que nos llegan desde Bruselas a través de la PAC, que tienen como objetivo principal fomentar la agricultura y ganadería en base a que todos los productores (agricultores y ganaderos) tengan una red de seguridad económica para compensarles por los bienes públicos que producen (conservación medioambiental) y que, sin embargo, no paga el mercado.Con este fin, se crearon desde el principio estas Ayudas, aunque la Unión Europea ha dado flexibilidad a los estados miembros para que las apliquen de la forma que vean más conveniente. Esa lógica flexibilidad es de la que desgraciadamente ha hecho uso España para crear arbitrariamente primero 50 incomprensibles Regiones, y después dejarlas en 20 Regiones ficticias cuando el resto de los países miembros solamente tienen 1 o 2 Regiones.En este contexto, hay que dejar claro que España no reparte las Ayudas Básicas para la Sostenibilidad que llegan desde Bruselas entre los agricultores y ganaderos con el mismo criterio que lo hacen los demás países miembros (Francia, Alemania, Italia, Portugal, etc.), ya que mientras ellos hacen un reparto más justo y homogéneo entre todos los productores (agricultores y ganaderos) concediéndoles en igualdad de condiciones la misma Ayuda Básica por hectárea, tanto para el terreno dedicado al cultivo como para el terreno dedicado a pastos (montes), España hace un reparto menos justo y mucho más heterogéneo entre sus agricultores y los ganaderos de extensivo, concediéndoles una Ayuda Básica por hectárea muy distinta y variada (20 Regiones) en la que las hectáreas de pastos dedicadas al ganado siempre son las que menos ayuda reciben.Hasta tal punto es así, que un ganadero de extensivo recibe de media por hectárea una Ayuda Básica 3 veces menor que la que recibe de media un agricultor de cereales, llegando a ser en el caso extremo hasta 22 veces inferior a la que reciben algunos privilegiados agricultores. Este injusto y mísero reparto arrastrado durante 4 décadas ha provocado que los ganaderos de extensivo y el ganado hayan desaparecido de los montes y del campo, abandonando con ello hasta el 70% de los pastos existentes en España (más de 10 millones de hectáreas); que al ser abandonadas se han matorralizado (llenado de maleza) y son los que ahora están ardiendo. Porque un monte abandonado, sin ganado que consuma la hierba y ramonee, ni ganaderos que lo cuiden, termina cerrándose de vegetación, se hace intransitable y se llena año tras año de vegetación cuyo destino final es el fuego.[articles:304335]La mala gestión de los pastos y de la ganadería extensiva que está haciendo España está contribuyendo al desastroso espectáculo de los Incendios Forestales Españoles, cada vez más grandes y peligrosos para el Patrimonio Natural, la población y los Servicios de Bomberos, ya que tampoco debemos olvidar que somos el país más montañoso de la Unión Europea y el que mayor cantidad de pastos permanentes tiene (alrededor de 18 millones de hectáreas según el SIGPAC). Solo el 35% de nuestro territorio son tierras dedicadas al cultivo (17,5 millones de hectáreas), mientras que el 65% de toda la superficie nacional (35,5 millones de hectáreas) no sirve para ser cultivada, pero en su mayor parte sí sirve para ser pastoreada, como siempre ha ocurrido a lo largo de los siglos, con el ganado español.Estos datos, absolutamente descriptivos, hacen que nos podamos hacer la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que un país históricamente dedicado a la ganadería extensiva la haya abandonado en las últimas décadas favoreciendo con ello la aparición del fuego?Incomprensiblemente se ha ido implantando la idea del abandono de los montes (desaparición de la ganadería extensiva), y se han ido modificando los conceptos y el nombre de los profesionales dedicados a la ganadería. Hoy se les llama ganaderos a quienes son granjeros que trabajan en naves prefabricadas como empleados de la industria cárnica, sin gestionar el campo y los montes, y se abandonan a los auténticos pastores, profesionales que trabajan todos los días del año en el campo, a la intemperie, sin compensarles en justicia su trabajo y esfuerzo, dejando fuera de las Ayudas Directas de la PAC a más de 10 millones de hectáreas de pastos y al ganado que pastorea diariamente limpiando el monte para que no haya fuego (“ganado bombero”).Hay datos objetivos que nos debían hacer reflexionar. Hoy día le cuesta a la Administración apagar el fuego de una hectárea de terreno alrededor de 10.000 euros. A los que hay que añadir los 4.000 euros que cuestan en Europa los gases contaminantes (CO2eq) que se generan al arder esa hectárea. Todo ello, sin entrar en el incalculable valor socio-medioambiental (paisaje, biodiversidad, etc.) de esa hectárea que arde.¿Saben cuánto costaría eliminar buena parte del riesgo de que esa hectárea arda, con ganado? Unos 150 euros/hectárea/año.¿Hay alguna forma más racional y mejor de gestionar preventivamente contra el fuego una hectárea de terreno de monte que mediante el pastoreo con ganado?