Para un partido como el PP, que basa toda su estrategia política en la mentira y los bulos, la era de la inteligencia artificial le ha venido como anillo al dedo. La proliferación de inventos, filfas, y recreaciones con IA que recorren las redes sociales, unida a la poca gente dispuesta a cuestionarse toda la basura que le entra en la cabeza, genera un caldo de cultivo propicio en el que la bacteria pepera crece como la espuma. Feijóo, que se ha convertido en un meme, no se ruboriza al responsabilizar de los incendios al gobierno de la nación. Que las competencias sean de las CCAA, que los dirigentes responsables pertenezcan a su partido y que sean una calamidad en la gestión, es lo de menos. Lo importante es hacerse la foto en el foco de la noticia, lo demás ya es cosa de los que le llevan el asunto de las redes sociales. El engaño está lanzado, que las hordas de la derecha se lo traguen, es cuestión de minutos. Mientras, los dirigentes del PP acuden al lugar de la tragedia, enfundados en el chaleco amarillo, y con cara compungida repiten como loros el bulo. Con eso, dan por amortizada su responsabilidad. Es su respuesta a la manifiesta incapacidad que muestran para gestionar las competencias que les ha otorgado el estado de derecho. Su conciencia les delata, porque saben que no han hecho nada en política de prevención y que han recortado el gasto público por la falacia de la bajada de impuestos que venden. Pero también saben que el bulo hará el trabajo por ellos, y que solo tienen que aguantar el chaparrón por un momento. A Feijóo los incendios no le importan nada. Solo quiere el poder, ser presidente del gobierno como sea, porque salió de Galicia bajo palio y ahora necesita mandar en Madrid para mantener su red clientelar intacta. Feijóo es desleal, incapaz y demuestra un desconocimiento de los temas de la nación apabullante, además, es torpe y atesora una nula capacidad para el análisis fuera de los guiones que le escriben. Pero, sobre todo, Feijóo es un mentiroso compulsivo. Lo que tendría que explicar Feijóo es, porqué en algunas de las comunidades autónomas donde gobierna su partido, se destina más dinero a la tauromaquia que a la prevención de incendios. También debería esclarecer las consecuencias que traen los pactos, autorizados por el, con partidos negacionistas del cambio climático. La derecha española es lesiva para la democracia. Nos venden la gestión como su gran baza pero no saben gestionar la sanidad pública en una pandemia, ni las riadas, ni los incendios, ni lo supieron hacer con las residencias, ni con el Prestige ni con el ébola, ni con el metro de Valencia ni con el Yak-42… ¡nada de nada! Pero algo sí hay que reconocerles, la fe, por eso lo fían todo a la virgen de la Paloma. Si la cosa va bien, siempre le podrán poner una medalla.