David de Miranda : «El toreo no me debe nada, yo lo he dado todo porque he querido»

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David de Miranda ha revolucionado el mundo taurino en esta temporada. Después de su triunfo de Puerta del Príncipe en Sevilla, de sus siete orejas en la feria de Huelva, de sus éxitos a golpe cantado (Algeciras, Soria o La Línea), la tarde de Málaga ha sido definitiva. De plaza llena, de Canal Sur en directo (bendita televisión pública para la fiesta brava), de cartel de campanillas y David de Miranda que decide pisar el albero donde quema el miedo, donde los toros cogen y donde los toreros se compran los cortijos. Miranda halló en ese sitio donde sólo pisan los privilegiados el triunfo más rotundo de la temporada y una cogida de las que meten miedo al miedo. Tres orejas y toda España, la que embiste y la que piensa, hablando de toros por David de Miranda. Mañana del jueves en la que nos encontramos al torero, la cara perfilada como esos ciclistas en medio del Tour en el momento que se acaba de subir el Tourmalet y se sabe mañana -por hoy- toca le Galibier. Y en los ojos el brillo del triunfo. –Después de que nos sobrecogiese su tremendo revolcón en la Malagueta lo primero es preguntar por la salud. –Estoy bien, bueno, alguna costilla tocada, una herida en el pulmón que me produjo el toro cuando me presionó contra el suelo y que provoca que escupa sangre. He toreado de salón y me he estado probando y estoy para torear. Deseando volver a estar delante de la cara del toro. –Después de la Puerta del Príncipe de Sevilla, de triunfar en Huelva con siete orejas o de sus triunfos en plazas importantes, ¿la faena de Málaga es la mejor? –Lo de Sevilla fue muy especial por lo que significa la Maestranza para un torero y por muchas connotaciones que son difíciles de explicar. Pero lo de Málaga ha sido muy importante y con muchísima repercusión. –Da la impresión que desde que empezó hace quince años tenía el favor del aficionado 'güeño', de ganaderos, de profesionales, de vaqueros y mayorales. Pero que en apenas dos meses ha dado un salto y ha conquistado la calle. –Estoy un poco al margen de redes sociales y medios, pero no dejan de llegarme mensajes de sitios y gente que ni conozco. Los toreros tenemos que trascender y aunque yo soy un hombre discreto no deja de enorgullecerme que me reconozca y valore todo el mundo. –El segundo de su lote en Málaga era un pavo, con un arboladura tremenda y le prendió. ¿Eso puede quitarle el sitio? –El sitio te lo quita no estar en los carteles. Torear, arriesgar, crear, saber que te puede coger pero saber que quieres estar ahí, que vas a mandar y que le vas a poder, eso lo que te da son argumentos para seguir toreando. –¿El valor se acaba? –No sé si el valor se acaba. Yo creo que lo que se acaba es lo que está alrededor del valor, la ilusión, las ganas, la fuerza para entrenar, el amor propio. –En un mundo de tantos tópicos enseguida nos gusta poner el calificativo 'torero de arte', 'de valor', y cuando no tenemos muy claro decimos de lo 'clásico'. ¿Cómo se define? –Me cuesta definirme. Me hace gracia lo de torero de valor que siempre se me ha dicho por qué yo paso mucho miedo. Lo que sí que me siento es artista, creador, innovador. Me gusta improvisar, sorprender y hacer una obra distinta delante de cada toro. Ese tipo de torero quiero ser. –Un viejo periodista me explicó ayer que su mayor virtud es que no se parece a ningún torero, pero que nos recuerda a los mejores. –Eso es un gran piropo, tenemos la suerte de vivir una época donde tenemos muchísimos medios para ver torear a grandes toreros de todas los tiempos, aprendes algo de cada uno, pero después delante de la cara del toro eres tú, es tu cuerpo, tu mente, tus muñecas las que crean una faena y cada una es distinta e irrepetible. –Su carrera empezó paralela a la de Roca Rey. Este año en tres de sus tardes más importantes, Sevilla, Huelva y Málaga ha estado presente, ¿es casualidad? –Tengo que agradecer mucho a Andrés, ha ayudado mucho este año a que yo esté en tardes importantes en ferias significativas. En lo que lo conozco Andrés tiene un gran corazón y me ha ayudado a sacar cosas de mí que ni siquiera yo sabía que podía tener dentro. –Como le siga ganando la partida el peruano no va a querer torear con usted. –Eso es una tontería. Roca Rey es un privilegiado y torear con él hace que todos los que estamos a su lado queramos ser mejores toreros. Roca Rey hace mejor a la fiesta brava y nos hace mejor a todos los toreros por eso es un figurón. Yo siempre voy a querer ganar y el también. –Me dijo un día Manzanares padre que la necesidad de triunfo hace peores toreros. –Totalmente de acuerdo. Un torero tiene que salir a la plaza a crear arte, a resolver las dificultades del toro, a emocionarse y emocionar. El triunfo tiene que ser lo que venga por añadidura, pero no debe ser lo que condiciona la forma de torear. –Viene del triunfo de Málaga. ¿Cambia algo la forma de prepararse para una corrida en una plaza de primera a una plaza de tercera? –Cuando sale el toro lo que quiero es triunfar, máxime toreando con dos toreros de toreros como son Curro Díaz y Emilio de Justo, de los que he aprendido mucho. Aracena además es también Huelva, mi feudo y aquí salgo siempre con algo más que dar. Es verdad que no estoy físicamente a tope he pasado dos revisiones en el hospital, no tengo el pulmón al cien por cien, pero cuando hago el paseíllo me puede la ilusión, me siento pleno y sale un lado salvaje que hace que me olvides del cuerpo, de los dolores y de los miedos y sólo quiero torear. En la primera plaza del mundo o en el último pueblo. –Ha entregado su vida al toreo. 15 años después, ¿alguien le debe algo, algo que reprochar? –Torear es una decisión de hombre libre, que solo se siente feliz toreando y al que no le pesa todo lo que el toreo conlleva. El toreo no me debe nada, yo lo he dado todo porque he querido y mi felicidad solo depende de poder torear, de crear arte delante de la cara de un toro y de ser cada día mejor torero. –¿Se ve toreando dentro de 10 años? –Si todos me respetan, si yo respeto al toreo, si no se pierde la ilusión, me gustaría estar mucho tiempo. El toreo es mi vida. –¿Que va a pasar en Aracena, con los foros de Murube, con Curro Díaz y Emilio de Justo? –No soy adivino y no sé lo que va a pasar, lo que sí que quiero que pase es que los toros embistan y los toreros podamos ser felices haciendo felices a los demás.