Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás, y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. 2 Pedro 1:10-11 Señor nuestro Dios, te damos gracias que nos has dado entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Te agradecemos por haber comenzado a darnos una nueva visión, que ya se están transformando muchas cosas, para que andemos alegre y confiadamente en nuestro camino, con esperanza de lo que aún está por resolver. Que todo esto viva en nuestro corazón y nos llene de agradecimiento a ti. Queremos ser valientes y no perder de vista todo lo que todavía hay que cambiar. Entonces podremos participar como trabajadores de tu viña. Que la luz que nos has dado siga alumbrando en nosotros, cada vez con mayor intensidad, como has prometido. Amén. Artículos recientes de Plough Eugen Jäckh Oraciones a un Dios que se preocupa de nosotros No hay suspiros en las oraciones de C. F. Blumhardt. Reflejan una certeza firme en la victoria de las promesas de Dios. Leer Abraham M. Nussbaum Lo que me enseñó mi primera paciente psiquiátrica Sharon apenas podía salir de su casa. Me mostró las maravillas y los límites de la terapia. Leer