La inacción frente al genocidio en Gaza causa las primeras fracturas en gobiernos europeos

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En Países Bajos han dimitido cuatro ministros; en Bélgica, el ministro de Exteriores ha amenazado con "una grave crisis" si no se toman medidas; y en varios países nórdicos el posicionamiento sobre Palestina ha generado tensiones en las coaliciones gobernantesAnálisis - Por qué el reconocimiento de Palestina llega tarde y no es suficiente: "Habría tenido sentido en otra fase, no en medio de un genocidio" La guerra en Gaza y la inacción por parte de la Unión Europea han empezado a causar tensiones políticas internas en algunos gobiernos, como Países Bajos y Bélgica, donde varios ministros han dimitido o han amenazado con hacerlo si no se actúa frente al genocidio de Israel, poniendo en peligro la continuidad de los ejecutivos. En el interior de la Unión Europea han sido frecuentes las fricciones entre los Estados miembros desde el comienzo de la brutal ofensiva israelí en Gaza –donde ha matado a más de 62.000 palestinos–, lo cual ha impedido a los Veintisiete alcanzar un consenso para suspender el Acuerdo de Asociación con Israel o tomar otras medidas, a pesar de haber constatado que Tel Aviv está violando la legislación internacional. Pero hasta ahora, las políticas respecto a Israel y a la masacre en Gaza no habían afectado a la estabilidad de ningún gobierno nacional, aunque sí habían causado repetidos roces entre los partidos en el gobierno y la oposición. Las principales divisiones se están produciendo en países gobernados en coalición. Dimisiones en masa en Países Bajos El primer Gobierno que ha sentido la onda expansiva de los bombardeos en Gaza ha sido el de Países Bajos, donde cuatro ministros y cuatro secretarios de Estado dimitieron el pasado fin de semana en protesta por la falta de acuerdo en el seno de la coalición gobernante para tomar medidas contra Israel. El ministro de Exteriores, Caspar Veldkamp, fue el primero en anunciar su dimisión, tras constatar que hay “resistencia dentro del gabinete a la toma de más medidas relacionadas con lo que ocurre en Ciudad de Gaza y en Cisjordania”. La dimisión se produce la misma semana en la que el ejército israelí empezó las operaciones para ocupar la mayor urbe de la Franja y en la que el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu aprobó definitivamente un polémico proyecto de asentamiento paralizado durante décadas –y alardeando de que eso enterraría la idea de un futuro Estado palestino–. Veldkamp, exembajador en Israel, expresó a los periodistas su frustración por no haber logrado aplicar sus propias políticas y “marcar el rumbo” que considera “necesario” frente a las acciones israelíes. Veldkamp pertenece al partido de centro Nuevo Contrato Social (NSC), segundo socio de la coalición liderada por el conservador Partido Popular para la Libertad y la Democracia. El tercer socio es el Movimiento Ciudadano Campesino, también conservador. La extrema derecha era el principal socio de gobierno hasta que se salió del Ejecutivo en junio por diferencias sobre las políticas migratorias. A finales de julio, el todavía ministro de Exteriores había vetado la entrada de dos ministros ultranacionalistas israelíes (el de Finanzas, Bezalel Smotrich, y el de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir) por incitar a la “limpieza étnica” en Gaza y había convocado al embajador israelí en Bélgica por la “intolerable e indefendible” situación humanitaria en la Franja. El todavía ministro de Asuntos Exteriores neerlandés, Caspar Veldkamp, habla con la prensa en La Haya, el 22 de agosto de 2025. Otro de los miembros del Ejecutivo neerlandés que dimitió fue el viceprimer ministro y líder de NSC, Eddy Van Hijum, quien también lamentó la “falta de disposición para dar espacio al ministro de Exteriores” para que tomara las medidas que consideraba oportunas frente a Israel. También abandonaron sus cargos los titulares de Interior, Educación y Sanidad, así como cuatro secretarios de Estado, todos ellos del mismo partido. La formación centrista respalda la prohibición de importar productos procedentes de asentamientos israelíes (ilegales según la ley internacional), así como de importar armamento del Estado hebreo, pero otros dos partidos de la coalición gobernante –los liberales de derechas VVD y el partido de los granjeros BBB– se opusieron a estas y otras medidas en una votación en el Parlamento el día después de la dimisión de Veldkamp y los suyos. La mayoría de diputados también votó en contra del reconocimiento de Palestina como Estado, aunque apoyó la petición a Israel de que permita la entrada de la prensa internacional a Gaza. Este miércoles, el Parlamento neerlandés ha debatido la frágil situación del Gobierno después de las dimisiones de todos los ministros y secretarios de Estado del NSC; además, el Ejecutivo está en funciones desde junio, después de la salida de los cinco ministros y cuatro secretarios de Estado del partido de extrema derecha de Geert Wilders. Hasta la reciente crisis, la coalición gobernante estaba integrada por tres partidos, con 51 escaños en el Parlamento, pero tras las dimisiones del pasado viernes, sólo cuenta con 32 escaños. La oposición ha pedido que se forme un gabinete de “unidad nacional” hasta las elecciones del 29 de octubre. Amenazas de una “grave crisis” en Bélgica El viceprimer ministro y ministro de Exteriores de Bélgica, Maxime Prévot, advirtió el lunes de que puede haber una “grave crisis” política interna si el Gobierno no adopta medidas más contundentes. “Si no hay un tono más fuerte en el seno del Gobierno respecto a las violaciones de derechos humanos cometidas por el Gobierno israelí o si no se toma ninguna medida a favor del reconocimiento de Palestina, se perfila una grave crisis”, avisó Prévot Su partido, el democristiano Les Engagés, así como otros dos socios de la coalición gobernante (CD&V y Vooruit) apoyan adoptar medidas en contra de Israel, pero las formaciones soberanistas flamenca, N-VA, y liberal francófona, MR, han bloqueado cualquiera de esos pasos. “Para mí y mi partido, Gaza es un asunto crucial”, afirmó Prévot en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Belga. “No puedo imaginar que Bélgica se una al pequeño club de países que no reconocen a Palestina”, dijo Prévot, agregando que si el país no adopta una postura acorde con las circunstancias “la imagen internacional de Bélgica se verá afectada”. El líder de CD&V, Sammy Mahdi, también se mostró a favor de las posturas de Prévot: “Debemos avanzar juntos, de lo contrario, el Gobierno va a enfrentarse a muchos problemas”, advirtió el lunes. “Debemos garantizar que el desastre que se viene desarrollando desde hace meses en Palestina llega a su fin”, dijo en declaraciones recogidas por The Brussels Times. Pero en la reunión del gabinete belga de este miércoles, la primera después de las vacaciones de verano, los partidos que integran el Ejecutivo no han logrado un acuerdo para adoptar algunas de las medidas que fueron presentadas por Prévot al resto de ministros. El próximo lunes se volverán a reunir para seguir debatiendo y buscando una postura común, tal y como anunció el viceprimer ministro, Vincent Van Peteghem (CD&V). “Debemos tomar medidas y sanciones”, dijo tras la reunión, afirmando que es necesario “ajustar la postura belga”, según The Brussels Times. Sin embargo, el martes, el primer ministro belga, Bart De Wever, del partido N-VA, ya dejó clara su postura en contra del reconocimiento del Estado palestino. “Creo que es necesario reconocer a Palestina, pero en relación con unos prerrequisitos que hagan posible una solución de dos Estados, como la desmilitarización de Hamás, la liberación de los rehenes [israelíes en Gaza], garantías de seguridad para Israel...”, afirmó De Wever. Tensiones en los países nórdicos Los ecos del genocidio contra los palestinos en Gaza se escuchan también en el norte de Europa, en países que hasta ahora habían permanecido más al margen, como Suecia y Finlandia –este último firmó a finales de julio un llamamiento a favor de reconocer el Estado de Palestina junto a los Gobiernos que han estado más alineados con esta causa desde el comienzo de la masacre en Gaza hace 22 meses, como Noruega, Irlanda y España–. En Finlandia hay un gobierno de coalición liderado por conservadores (Kokoomus) y extrema derecha (Finns Party). Cuando la ministra de exteriores, Elina Valtonen (Kokoomus), anunció el apoyo de Finlandia al reconocimiento de Palestina, el resto de socios rechazaron la medida, provocando fisuras en el Ejecutivo. “El Partido de los Finlandeses no lo apoya. La situación actual no permite el progreso a través del reconocimiento”, dijo la ministra de Finanzas y líder de la extrema derecha, Riikka Purra. Sari Essayah, lider de los democristianos, también en el Gobierno, denunció que su formación no había sido consultada y amenazó con salirse de la coalición, asegurando que no formaría parte de un ejecutivo que reconozca formalmente a Palestina. La oposición anunció hace unos días que planteará un voto de no confianza a finales de septiembre si el Gobierno no clarifica su posición y acusó al ejecutivo de estar “paralizado”. “Parece que Finlandia está en riesgo de estar en el lado equivocado de la historia”, añadió el líder del Partido Socialdemócrata, Antti Lindtman Por su parte, Suecia se sumó a principios de agosto a los pocos países de la UE que han pedido explícitamente que el bloque suspenda el Acuerdo de Asociación con Israel para presionar a Netanyahu, algo que España ha solicitado reiteradamente. El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, del Partido Moderado, escribió en la red social X: “Suecia exige que la UE congele la parte comercial del acuerdo de asociación lo antes posible. La presión económica sobre Israel debe aumentar. El gobierno israelí debe permitir la entrada sin trabas de la ayuda humanitaria a Gaza”. El Gobierno sueco está compuesto por el Partido Moderado, los Democristianos y los Liberales. Además, tiene el apoyo externo de Demócratas de Suecia, la formación de extrema derecha. Los ultras y los democristianos han rechazado la medida y han denunciado que el Gobierno no les informó antes de tomar la decisión, según la emisora Radio Sweden Hace pocos días, la ministra de Exteriores sueca, Maria Malmer Stenergard, tuvo que aclarar que no hay divisiones en el seno de la coalición gobernante respecto a la solicitud de suspensión de la parte comercial del Acuerdo de Asociación con Israel y que todos los partidos apoyaron esa idea en una reunión celebrada la semana pasada, excepto los ultras Demócratas de Suecia. “Necesitamos ejercer más presión sobre el Gobierno israelí, pero también debemos ejercer más presión sobre Hamás”, dijo la titular de Exteriores tras consultar con todos los socios, según el medio Sweden Herald. Según ella, siempre ha habido consenso en el Gobierno respecto a esta cuestión, pero “hay algunos que quieren dibujar una imagen diferente”, politizando una cuestión que calificó de “extremadamente importante”. Merz mantiene su coalición unida en Alemania Por su parte, Merz dijo en otra rueda de prensa el martes que no se sumará a países como Francia, Reino Unido o Canadá en reconocer el Estado palestino, un gesto simbólico que varios gobiernos occidentales tienen previsto hacer el próximo septiembre durante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. “No consideramos que se cumplan en modo alguno las condiciones para el reconocimiento de un Estado”, ha argumentado el canciller alemán junto al primer ministro de Canadá, Mark Carney. Merz ha adoptado una postura ambivalente respecto al genocidio en las últimas semanas, apoyando y justificando las actuaciones del Gobierno del Benjamín Netanyahu –como el último ataque israelí contra un hospital de Gaza que el lunes mató a una veintena de personas, incluidos cinco periodistas–, después de tomar la decisión a principios de agosto de suspender la exportación a Israel de “material bélico que pueda utilizarse en la Franja de Gaza”. Esa medida inesperada –que sugirió un cambio importante en la política del canciller alemán, que sin embargo no se ha concretado en otras decisiones o declaraciones posteriores–, sorprendió y molestó dentro de su propio partido y de su coalición. Según el medio Politico, Merz tuvo que enviar una explicación por escrito y mantuvo una reunión online con los encargados de política exterior de los partidos que integran el Gobierno de Gran Coalición. Por ejemplo, los socialcristianos de la CSU, partido hermano de la CDU de Merz en Baviera, no estaban al tanto de la decisión del canciller y no le gustó. Mientras, los socialdemócratas del SPD, socios menores de la coalición, aplaudieron la medida tras llevar semanas pidiendo acciones contra Netanyahu, pero hubieran querido que el canciller diera más pasos y se abriera a levantar el veto al congelamiento parcial o total del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea e Israel, algo que Merz aclaró que no haría después de anunciar la suspensión del envío de material militar. Una de las tensiones más evidentes entre la CDU y el SPD se produjo en julio, cuando Merz se negó a firmar una carta con casi una treintena de países occidentales denunciando la muerte de civiles y pidiendo el fin de la guerra. A pesar de que Merz parece mantener su postura casi sin cambios y su protección de Israel en el seno de la UE, lo cierto es que la guerra en Gaza y la ofensiva para ocupar toda Ciudad de Gaza ponen a prueba la relación histórica de Berlín con Tel Aviv y la llamada “razón de Estado” de Alemanía con el Estado judío.