El despido, pendiente de una inminente batalla legal, de la gobernadora de la Reserva Federal Lisa Cook ha puesto en cuestión la sacrosanta independencia del banco central estadounidense respecto a una Casa Blanca poco menos que obsesionada por recortar los tipos de interés. El impacto en el mercado ha sido claro, pero de magnitud limitada: la decisión sobre el futuro de Cook está en manos de los tribunales y, además, no altera el equilibrio de cara a los próximos movimientos de la Fed. Aun así, los bonos a corto plazo han bajado, por la perspectiva de una política monetaria más suave, y los de largo plazo subieron, ante la previsión de que una Fed más permeable implica más inflación en el largo plazo. Seguir leyendo