Así es como Feijóo le regala votos a Abascal

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El PP recurre de nuevo al populismo punitivo, un campo en el que se esfuerza para alcanzar las cuotas de cinismo y mentiras de Vox pese a que, según los sondeos, con esa estrategia no hace más que beneficiar a la extrema derechaEl Gobierno activa el procedimiento para las ayudas a los afectados por los incendios y se abre a aumentarlas El informe ‘El populismo en España, 2025’ publicado recientemente por Ipsos señala que aquí se vive un clima de “saturación política” superior al de otros estados y no solo de la UE. La buena noticia es que en muchos de estos otros, la sensación de vivir en una “sociedad rota” es mayor. En Francia o Italia el descontento es más transversal mientras que en España está claramente condicionado por la ideología política. Vox y sus votantes son quienes más azuzan esa perspectiva pesimista (un 84% creen que hoy en día la sociedad está rota). Le sigue el PP con un 60%. Los que en Sumar tienen esa sensación son un 38%, un punto más que los que se identifican con el PSOE. Más allá de matices y aunque los datos de España no la colocan entre las más perjudicadas por el discurso populista (está por debajo de Reino Unido, Argentina, Francia, Italia o Hungría), es evidente que no es inmune a la oleada que fractura cada vez más las sociedades. !function(){"use strict";window.addEventListener("message",function(a){if(void 0!==a.data["datawrapper-height"]){var e=document.querySelectorAll("iframe");for(var t in a.data["datawrapper-height"])for(var r,i=0;r=e[i];i++)if(r.contentWindow===a.source){var d=a.data["datawrapper-height"][t]+"px";r.style.height=d}}})}(); A la pregunta de ‘¿cuál dirías que es el principal problema de España en estos momentos?’, el primero que se cita y con diferencia es ‘los políticos’ (41%). Así, en genérico y muy por delante de la vivienda, que es el segundo con un 15%. Le siguen, por este orden, la economía, el desempleo, la inmigración y la corrupción (estos dos últimos con un 5%). La desconfianza en las instituciones es el ingrediente básico para que triunfe la antipolítica, el ‘todos son iguales’ o ‘solo el pueblo salva al pueblo’ que se ha vuelto a escuchar estos días a raíz de los incendios. No son argumentos nuevos ni tampoco exclusivos de la extrema derecha, pero ahora es ella quien más se beneficia, una tendencia que debería llevar a una reflexión a aquellos que se dedican a alimentar las bajas pasiones a base de tergiversar la realidad para no asumir sus propias responsabilidades. Carlos Mazón, un presidente que tendría que haber dimitido hace meses, ya no es una excepción. El de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ante la incapacidad de gestionar las competencias que le corresponden, ha optado por acusar a la Administración central. El resto de presidentes, de manera coordinada y cada uno a su manera también lo han hecho, pero en su caso, vista la política forestal llevada a cabo antes por su gobierno, es especialmente censurable. Según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, desde 2009 hasta 2022, la inversión para prevenir incendios se desplomó un 86% en Castilla y León. Lejos de asumir los errores en las comunidades que controla, el PP ha recurrido de nuevo a los insultos de su número dos, Miguel Tellado, y al populismo punitivo, un campo en el que parece dispuesto a esforzarse para alcanzar las cuotas de cinismo y mentiras de Vox. Desde técnicos en la lucha contra incendios a fiscales de Medio Ambiente consideran que centrar el debate en la figura de los pirómanos o hablar de tramas como hace Alberto Núñez Feijóo es un error. A partir de las cifras del Ministerio del Interior correspondientes al 2023 y publicados por ‘El País’, la conclusión es que un 7,64% fueron incendios “intencionados”. De esos, los provocados por “pirómanos” fueron 15, lo que supone un 6,6% de los intencionados y un 0,5% del total. Sí, solo un 0,5% aunque Feijóo afirmase que eran el 80%. Situar ahí la discusión es, como mínimo, equivocado, y encaja mal con el ‘manual de decencia’ que el líder popular enarboló en su último congreso. Además, revisada la progresión en los sondeos, tampoco le renta a nivel electoral, puesto que es la extrema derecha quien sigue creciendo a base de estrategias como esta. Es una extraña manera de reivindicar el centro, ese “octavo mandamiento” que prometió a los suyos cuando les presentó en julio los ejes de lo que pretende que sea una alternativa al PSOE.