La Vuelta comenzó este sábado en Italia con el mismo guion del Tour: un esprint e idéntico ganador. Jasper Philipsen se vistió de rojo en Novara, tierra de hockey sobre patines, pabellones vetustos que sirven como oficinas a la carrera. Había hecho igual en Lille, en el estreno de la ronda francesa. Pocas veces se da una circunstancia de este calibre. Y ahora sólo hace falta que la suerte le sonría en la Vuelta. En el Tour, dos días después de su estreno en amarillo, se cayó en la disputa de un esprint especial camino de Dunkerque, se partió la clavícula y adiós, para casa.Seguir leyendo....