Banderas en las sedes y exespías en la dirección: la mano de Israel en los medios europeos más influyentes

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Cuando las fuerzas israelíes asesinaron este mes de agosto en Gaza al periodista de Al Jazeera Anas Al Sharif en un ataque aéreo, el principal periódico de Alemania y uno de los más vendidos de Europa, Bild, abrió su portada con el titular: “Terrorista disfrazado de periodista abatido en Gaza”. Al Sharif, que junto a su equipo de la agencia Reuters había ganado en 2024 el premio Pulitzer de fotografía de última hora por su cobertura de la guerra en Gaza, pasó a engrosar la lista de los más de 270 periodistas asesinados por Israel en lo que va de conflicto, los últimos cuatro el pasado día 25. Pero nada de eso impidió a Bild calificarle de “líder de una célula terrorista y responsable de ataques con cohetes a población civil y tropas israelíes”, sin más pruebas que las declaraciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y a pesar de que la ONU había emitido semanas antes un comunicado condenando las acusaciones y amenazas israelíes contra el periodista. No era la primera vez que esta cabecera atacaba a periodistas que informan sobre el terreno en la Franja de Gaza. La semana anterior, una investigación del periódico había acusado al fotógrafo Anas Zayed Fteiha de falsear sus imágenes para producir propaganda de Hamás. La publicación de Bild no aportaba ninguna prueba, más allá de la “perfecta iluminación de las fotos”, y omitía detalles contextuales importantes, según verificadores como Snopes, que concluyeron que las imágenes de Fteiha no estaban manipuladas. La cuenta oficial de Israel en X la compartió de todas formas, asegurando que “Bild expone a Pallywood”, un término peyorativo que mezcla Palestina y Hollywood, dando a entender que el sufrimiento y el hambre en la Franja son una mentira ficcionada por Hamás. Más de medio millón de personas en Gaza sufren hambruna y desnutrición, según datos del Programa Mundial de Alimentos. Es un lugar común en el imaginario social que el apoyo alemán a Israel en su guerra contra la población palestina responde a una especie de “mala conciencia” con el pueblo judío, de alguna forma comprensible cuando han pasado menos de 100 años desde la victoria electoral de un Gobierno que trató de exterminarlos. No es extraño ver a líderes políticos alemanes, como el canciller Olaf Scholz, renovar la promesa de “proteger a Israel” y “evitar que el Holocausto vuelva a suceder”. Sin embargo, el empeño de Bild en desacreditar las informaciones sobre los crímenes de guerra de Israel en Gaza no responde solo a este factor. Axel Springer, el grupo editorial propietario del periódico, no oculta su alineamiento con el Estado de Israel, evidenciado pública y abiertamente con una bandera en la puerta de las oficinas del grupo en Berlín. La bandera fue izada tras el ataque terrorista de Hamás en 2023 según su web, pero medios israelíes ya hablaban de ella en 2021. El sionismo militante del grupo Axel Springer, que además de Bild posee importantes cabeceras en Alemania, como Die Welt, e internacionales con gran relevancia en sus respectivos sectores, como Business Insider y Politico, va más allá de lo ideológico y entra en lo puramente económico y corporativo. Hasta abril, la parte editorial del grupo estaba controlada por los fondos proisraelíes KKR, propietario de numerosos festivales de música en España, y CCP Investments, fondo de pensiones canadiense conocido por sus inversiones en el complejo industrial-militar isralelí. Tras una reestructuración del holding, KKR ha pasado a controlar otros negocios del grupo, dejando los medios de comunicación de nuevo en manos de la familia de Axel Springer, fundadora del conglomerado. Sin embargo, la posición proisraelí de la corporación no ha cambiado. El punto número dos de los valores corporativos de la empresa, escritos en 1967, es “el apoyo al pueblo judío y al derecho de existencia del Estado de Israel”, muy por encima del quinto punto, “el rechazo al extremismo político y religioso y a la discriminación”. El único epígrafe con más peso que el sionismo en los principios rectores de Axel Springer es la defensa de la libertad, incluida la libertad de expresión. Pero en 2023, el grupo despidió a un empleado libanés, según la versión del trabajador —la única que existe puesto que la empresa no se pronunció—, por cuestionar las narrativas del ejército israelí. El periódico El Mundo, al publicar sobre este despido mencionó la existencia de una cláusula en el contrato de los trabajadores de Axel Springer, en la que se comprometen a defender al Estado de Israel. También el medio The Times of Israel ha informado en el pasado sobre este compromiso laboral. En Francia, hablar de la influencia israelí en los medios de comunicación es hacerlo del magnate Patrick Drahi. El empresario judío de origen marroquí, con residencia y nacionalidad de Israel, es dueño del grupo de telecomunicaciones Altice, con empresas subsidiarias en Israel, Portugal, Francia y Reino Unido. Altice posee una red de televisiones regionales en Estados Unidos, News 12, y un medio israelí de ámbito internacional, i24 News, que emite en francés, inglés, hebreo y árabe. Sin embargo, el principal ámbito de influencia mediática de Drahi es Francia. Hasta 2024, Altice controlaba el canal de televisión BFM y la emisora de radio RMC, que vendió a la compañía naviera CMA, aunque conservó la filial deportiva de RMC, RMC Sport. Ahora, su principal activo editorial en el país galo es el histórico periódico progresista Libération, fundado por el filósofo Jean Paul Sartre al calor de las protestas de mayo del 68, y uno de los principales medios de izquierdas del país. En 2020, Libération, que fue adquirido por Altice en 2014, dejó de depender estructuralmente del grupo y pasó a integrarse en un “fondo de dotación”, una figura jurídica ligada a una fundación sin ánimo de lucro, para mantener su independencia editorial. Sin embargo, Altice y sus directivos siguen conservando su influencia en muchos aspectos de la publicación, según medios franceses como La Lettre. El director del periódico, Dov Alfon, es un antiguo miembro de los servicios de inteligencia de las FDI, y antes de dirigir Libération fue editor jefe del periódico Haaretz, el más antiguo de Israel.