La Fiesta de la Bulería de Jerez endereza el rumbo 'bajo las estrellas' de la plaza Belén

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Tras la jornada de flamenco y verbena celebrada como inauguración de la edición número 58 de la Fiesta de la Bulería de Jerez en la plaza Belén, el tercer festival flamenco más antiguo de Andalucía parece enderezar el rumbo y poner en su diario de abordo la brújula en aras de recuperar a los aficionados más nostálgicos, pero sin perder de vista a los nuevos públicos.La primera de las tres jornadas denominadas 'Bulería bajo las estrellas', ofrecía un magnífico recital de cante protagonizado por David Lagos, Melchora Ortega y Agujetas Chico quienes, acompañados al toque por Domingo Rubichi y Alfredo Lagos, además del compás de palmas de Javi Peña y Juan Diego Valencia, con la percusión de Perico Navarro, dejaban una noche para el recuerdo.En formato clásico, puntuales a la cita, a las nueve y media de la noche sacaba el sextante de su bolsillo David Lagos para marcar el rumbo de una nave que, durante casi dos horas, se acercó tanto a lo más clásico como a lo más contemporáneo del mundo de lo jondo. Y entre martinete, tonás y trilleras, se daba el pistoletazo de salida a una tierra, cuyos artistas no olvidan el legado y la herencia que los ha llevado hasta el día de hoy.Agujetas Chico y Domingo Rubichi, en un pasaje por seguiriyas, en la segunda jornada de la 58 Fiesta de la Bulería de Jerez. ESTEBAN [articles:340285]El primero demostrarlo en solitario fue Agujetas Chico, recordando a la casa cantaora a la que pertenece, pero sin olvidar su faceta más creativa y personal. De este modo, se presentaba ante el público en solitario con el tema de composición propia, bajo el título Noche de melancolía, para acto seguido reclamar la presencia de Domingo Rubichi al toque y encarar con solvencia la malagueña doble del Mellizo, la primera con un guiño claro al Niño del Huerto, que cerraba con una rondeña abandolando el cante.Sin perder el norte de su apellido, la seguiriya se hacía presente a compás de cinco por ocho y, con el cante lacerante que es marca de la casa, afrontaba tercios que nos recordaban a su abuelo Agujetas de Jerez y a Manuel Torre, uno de los referentes más importantes, no solamente de esta familia, sino del flamenco universal.A modo de despedida, la bulería de La Plazuela se hacía presente con guiños a artistas que lo han sido todo en el barrio de San Miguel, como Juan Moneo El Torta, entre otros, cuajando y dejando en su participación Agujetas Chico un gran sabor de boca, además del terreno allanado para que el siguiente participar encontrará al público metido en ambiente.[articles:340171][galleries:horizontal:2288]Recogiendo el testigo en una liviana, David Lagos, que dedicaba a su madre, junto a su hermano Alfredo, sacaba lo mejor de su hemeroteca para refrendarse como una de las principales referencias que tiene Jerez en la actualidad a nivel flamenco, tanto clásico como contemporáneo.De hecho, en su participación se distanciaba de los palos más habituales y se agarraba a los orígenes del propio flamenco y recordando tiempos pretéritos, de la mano de El Garrido de Jerez exponía sus conocimientos cantaores en unas marianas que tenían remate en tangos históricos y que están en la mente de todos los aficionados, sacando a relucir la maestría que en su día demostraron La Niña de los Peines o Bernardo de los Lobitos y, más recientemente, Enrique Morente.Claridad, velocidad, afinación, compás y conocimientos quedaban patente también en las cantiñas que, en esta ocasión no remataba por bulerías, como es habitual en él, ya que reservaba para el cante que es genoma de esta tierra uno de los mejores pasajes de la noche junto a una escolta soniquetera, que son ya un habitual en sus intervenciones y que le conocen a la perfección.Melchora Ortega, Alfredo Lagos, Javi Peña y Juan Diego Valencia. ESTEBAN[articles:336619]Como colofón de la segunda jornada de la Fiesta de la Bulería de Jerez, Melchora Ortega también rebuscaba en la historia de lo jondo y se presentaba en solitario con el Pregón de las Flores que Estrellita Castro mostró al mundo en la película El Barbero de Sevilla y, mostrando esa otra cara que también es una puerta de entrada al flamenco, sacaba de su tocadiscos personal lo mejor de Miguel Vargas Jiménez 'Bambino' para repasar su discografía en temas emblemáticos como Reírse, La Pared, Mi amigo, Te estoy queriendo tanto o No me des guerra.Y para rematar la faena y cuadrar el círculo en el que se viaja de lo clásico a lo contemporáneo y de lo de ayer a lo de hoy, por bulerías se convertía Melchora Ortega en un torbellino huracanado de flamencura y poner la guinda a una noche que no tenía nada que ver con la jornada anterior y en la que el público se marchaba para casa — o las food trucks— con la satisfacción de haber disfrutado de una sesión de cante y toque flamenco a la altura que se merece un festival flamenco que está a punto de cumplir 60 años de historia.