El Gobierno de Netanyahu insiste en negar la situación de hambre generalizada en la localidad más poblada de la Franja y sigue adelante con sus planes de guerra pese a la condena internacional y la creciente oposición del Ejército y la sociedad civilNetanyahu necesita más soldados para la toma de Ciudad de Gaza ante el cansancio y el rechazo crecientes de las tropas Israel no detendrá, pese a la presión internacional, sus planes de conquista de Ciudad de Gaza, que será a sangre y fuego. “Pronto las puertas del infierno se abrirán sobre las cabezas de los asesinos y violadores de Hamás en Gaza”, anunció el viernes por la mañana el ministro de Defensa, Israel Katz. Sin embargo, investigaciones recientes revelan que, según datos del propio Ejército, más del 80% de los fallecidos en Gaza son civiles. Katz avanzó que en la operación, cuyos preparativos ya están casi listos, habrá “fuego intenso, evacuación de residentes y maniobras”. Todo ello mientras la situación de hambruna en la ciudad ha quedado constatada oficialmente por los expertos independientes de la ONU en la primera declaración de hambruna oficial registrada en Oriente Medio. En Ciudad de Gaza, la urbe más poblada de la Franja, situada en el tercio norte, sobreviven cerca de un millón de palestinos, muchos de ellos desplazados de otras zonas del enclave tras casi dos años de asedio permanente del ejército israelí. La razón esgrimida para la operación es, de nuevo, que Hamás “acepte las condiciones de Israel para poner fin a la guerra, la principal de las cuales es la liberación de todos los rehenes y su desarme”, según reiteró Katz en la red X. Aunque el ministro vuelva a citar el retorno de los rehenes, pretexto que ha servido para la destrucción de la Franja de norte a sur desde el inicio de los ataques en octubre de 2023, la realidad es que la toma se producirá de todos modos; aunque Hamás anunció que aceptaba una propuesta de alto el fuego con la mediación de Qatar que conllevaba el regreso por fases de los rehenes, el propio primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, indicó en una entrevista emitida el jueves en la televisión australiana que de lo que se trata es de erradicar a la organización. “Lo vamos a hacer igualmente [tomar Ciudad de Gaza]. Nunca se planteó que fuésemos a dejar a Hamás allí”, lanzó. Desde que lanzó la ofensiva tras los ataques de Hamás de hace 22 meses, La eliminación del grupo siempre está a un paso de llegar, según el argumentario de Netanyahu y su Ejecutivo, que incluso reproduce las mismas expresiones dantescas: las “puertas del infierno” ya se iban a abrir el pasado febrero, según decía el primer ministro durante una comparecencia en medio de una visita a Washington, cuando aún estaba en vigor un frágil alto el fuego que Israel acabó quebrando. Netanyahu lleva repitiendo desde febrero de 2024 que Israel está a punto de terminar la ofensiva. Ya lo dijo, por ejemplo, cuando planteó la ocupación de Rafah como el final de los intensos combates. Condena internacional Con la excepción de EEUU, cuyo presidente, Donald Trump, dijo que la decisión de ocupar el conjunto de la Franja “dependía” de Israel, las críticas a los planes de entrar en Ciudad de Gaza se extienden también entre el resto de aliados de Israel. El primer ministro británico, Keir Starmer, juzgó que la decisión de seguir adelante con la invasión es “equivocada” y solo llevará a “más derramamiento de sangre”. El presidente francés, Emmanuel Macron, escribió en X el jueves que “la ofensiva militar que Israel está preparando en Gaza solo puede conducir al desastre para ambos pueblos y corre el riesgo de sumergir a toda la región en un ciclo de guerra permanente”. El canciller alemán, Friedrich Merz, censuró asimismo el plan en una entrevista la semana pasada. Calculó que el recrudecimiento de la ofensiva podría cobrarse cientos de miles de vidas y la evacuación de la ciudad entera. “¿Adónde se supone que debe ir esa gente?”, criticó. También se manifestó en contra el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares. “La escalada en la ocupación militar israelí debe terminar. Traerá aún más muertes y sufrimiento injustificado”, escribió el jueves en X. Esta censura se suma a la condena unánime de la UE y 21 países del plan para colonizar Jerusalén este, lo que impedirá el acceso a la ciudad desde Cisjordania y divide la región en dos en la práctica. Israel rechazó el viernes las reclamaciones internacionales, que tachó de “intento externo de imponer un Estado terrorista yihadista en el corazón de Israel”, según un comunicado de su ministerio de Exteriores recogido por EFE. Crece la oposición interna Los planes del Ejecutivo avanzan aunque empieza a manifestarse una débil oposición interna. El jefe del Estado Mayor de la Defensa, Eyal Zamir, era reacio a la ocupación por el cansancio de las tropas, que llevan casi dos años guerreando en la Franja. También porque el escenario urbano de la operación puede alargar su duración y poner en peligro a los rehenes. Acabó cediendo ante la beligerancia del Ejecutivo. Desde el inicio de la contienda, han muerto en la Franja 450 soldados israelíes y, según medios del país, al menos 17 se han suicidado desde el inicio de 2025. Además, cientos de pilotos retirados o en la reserva se manifestaron en Tel Aviv la semana pasada para pedir el fin de la guerra mediante un acuerdo que traiga de vuelta a los rehenes que aún quedan en manos de las milicias palestinas (50 permanecen en Gaza desde el 7 de octubre de 2023, pero se cree que solo una veintena sigue con vida). La respuesta tímida, pero creciente, de la población civil israelí tampoco conmueve al primer ministro. El sábado está prevista una manifestación en Tel Aviv que la policía amenazó con vetar si no se reduce la afluencia prevista por los convocantes de 5.000 a 500 personas. El Foro por los Rehenes y Familias Desaparecidas también se opone a la operación y celebra manifestaciones periódicas los sábados. “Nos encontramos en medio de otro torpedeo premeditado [de un acuerdo] por parte de Netanyahu, afeó en un comunicado citado por el periódico Times of Israel. ”El Gobierno está desconectado de la nación y está sacrificando a sus ciudadanos“, acusó. La hambruna ya es oficial Y mientras esto sucede, continúan los problemas para el reparto de ayuda humanitaria, prácticamente monopolizado por la Fundación Humanitaria de Gaza, el remedo de organización patrocinado por Israel que funciona como una ratonera en el que se suceden los episodios de muertes de civiles a tiros a manos de soldados o contratistas militares. El sistema es un desastre, y la conclusión de la ONU es que es así por diseño. La situación de hambruna es oficial desde este viernes en Ciudad de Gaza, y es inminente en otras zonas de la Franja. “Tras 22 meses de conflicto incesante, más de medio millón de personas en la Franja de Gaza se enfrentan a condiciones catastróficas caracterizadas por el hambre, la indigencia y la muerte”, señala el informe publicado este jueves de la Clasificación Integrada de Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés), elaborado por el Comité para la Evaluación de la Hambruna, un grupo independiente avalado por la ONU. El IPC calcula que 514.000 personas —aproximadamente una cuarta parte de los palestinos en Gaza— sufren hambruna y advierte que la cifra aumentará hasta los 641.000 para finales de septiembre. El uso de la palabra “hambruna” no es banal, sino que está definido internacionalmente cuando se dan tres graves condiciones: que al menos el 20% de la población sufra escasez extrema de alimentos, que uno de cada tres niños esté gravemente desnutrido, y que dos personas de cada 10.000 mueran diariamente de hambre o desnutrición y enfermedades. Es la primera vez que se declara en Oriente Próximo, y la quinta en los últimos 15 años, tras las de Somalia (2011), Sudán del Sur (2017 y 2020) y Sudán (2024). “Justo cuando parecía que ya no quedaban palabras para describir el infierno en Gaza, se añade una nueva: hambruna”, ha censurado el secretario general de la ONU, António Guterres. “Esto no es un misterio, es un desastre provocado por el hombre y un fracaso de la humanidad”, ha acusado. El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, recordó que “emplear el hambre como arma es un crimen de guerra”. El jefe de la oficina para la coordinación de asuntos humanitarios (OCHA) de la secretaría general de la ONU, Tom Fletcher, denunció que la comida se acumula en las fronteras por la obstrucción sistemática de Israel. “Una hambruna a unos cientos de metros de la comida y una tierra férti [...] promovida abiertamente por algunos líderes israelíes como arma de guerra”, denunció. “Es una hambruna que nos perseguirá a todos. Permitida por indiferencia y sostenida por la complicidad”, acusó. El ministro de Exteriores de Reino Unido, Pascal Lammy, volvió a insistir en un comunicado en que Israel debe “detener la operación militar en Ciudad de Gaza, que es el epicentro de la hambruna”, una situación que es, a su vez, “un escándalo moral”. La respuesta del Ministerio de Exteriores Israelí a la catarata de pruebas y condenas internacionales a esta crisis manufacturada es que el informe del IPC es “inventado”, “basado en las mentiras de Hamás” y avalado por organizaciones “con intereses creados”, en alusión aparente a la práctica totalidad del sector de la acción humanitaria internacional.