España atraviesa una de las peores etapas de incendios forestales de los últimos años. Más de 400.000 hectáreas han sido arrasadas por el fuego. Este desastre no es solo consecuencia del clima extremo; es también resultado de decisiones negligentes del Gobierno central.Mientras Andalucía invierte 257 millones en el Plan Infoca, destinando 146 millones exclusivamente a prevención y movilizando 4.700 bomberos con planificación anticipada, el Gobierno de Sánchez recorta casi la mitad del presupuesto nacional en prevención, reduce medios aéreos y sistemas de detección, y deja a los ciudadanos desprotegidos.Lejos de asumir responsabilidades, el PSOE echa balones fuera con declaraciones insultantes hacia las comunidades autónomas que actúan sobre el terreno, cuestionando su gestión y criticando peticiones legítimas de medios extraordinarios que les corresponden. La propuesta de un Pacto de Estado o medidas coordinadas llega tarde y mal, mientras los incendios avanzan, demostrando que los titulares y la política se anteponen a la acción real.En ausencia de liderazgo nacional, Galicia, Castilla y León y Extremadura han recibido ayuda de otras comunidades, entre ellas Andalucía, compartiendo helicópteros, brigadas y equipos especializados. Esta solidaridad entre autonomías evidencia la pérdida de control del Gobierno y cómo la inacción central obliga a las regiones a suplir sus carencias.En Andalucía, ninguno de los incendios de este verano ha superado el Nivel Operativo 1, lo que significa que han podido ser gestionados con eficacia desde el propio Plan Infoca.El hecho de que Andalucía solo haya declarado el nivel 1 refleja la anticipación, planificación y recursos invertidos por el Gobierno de Juanma Moreno, que han permitido mantener la situación bajo control y evitar que los incendios se desbordaran, incluso en una campaña marcada por condiciones extremas. Mientras tanto, otras comunidades han tenido que declarar Niveles 2 o pedir ayuda urgente, mostrando que el Gobierno central no solo ha recortado recursos, sino que además ha sido incapaz de liderar cuando más se le necesitaba.En contraste con la inacción del Gobierno central, la estrategia de prevención de incendios de Andalucía recibe un aval internacional. El Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) sitúa a Andalucía como referente, destacando que prioriza la prevención sobre la extinción. En Andalucía, el 56,8% de los fondos del Plan Infoca se destinan a labores anticipadas para evitar incendios o impedir su propagación. Europa nos avala. Mientras el Gobierno de Sánchez busca excusas, Andalucía cumple con lo que pide Bruselas: dedicar más recursos a prevenir que a extinguir. Además, Andalucía no solo protege sus propios bosques, sino que ha enviado medios y profesionales a otras comunidades para apoyar emergencias graves, demostrando solidaridad y eficacia.El coordinador de Emergencias e Interior del PP nacional y consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz lo ha dicho claro: “Lo que ha existido son seis errores graves del Gobierno de España: falta de previsión, falta de planificación, falta de anticipación, falta de inversión, falta de reacción y falta de coordinación”.La consecuencia de la inacción central es clara: recortes presupuestarios, reducción de medios aéreos, falta de detección temprana, mantenimiento insuficiente de cortafuegos e infraestructuras críticas, y descoordinación institucional. Mientras algunas comunidades protegen vidas y bienes, Sánchez observa desde Moncloa, o mejor dicho desde La Mareta en Lanzarote, sin mover un dedo y limitando parte del espacio marítimo para que no le molesten.Es hora de que los responsables de esta desprotección rindan cuentas. La Fiscalía debería investigar la gestión de recursos y exigir responsabilidades a quienes han permitido que los bosques ardan sin control. La seguridad de los ciudadanos y la protección del medio ambiente no pueden ser subordinadas a intereses políticos: son obligaciones éticas.España necesita un cambio urgente en su política: inversión real, coordinación efectiva y planes de prevención activos. Solo así se podrá evitar que esta tragedia se repita cada año y garantizar un futuro más seguro y sostenible para todos.