Comienza agosto y muchos compañeros toman sus vacaciones anuales. Nuestro centro de investigación agraria se queda en pausa, pero no parado, porque permanecemos algunos que, por necesidades de los proyectos o porque necesitamos este tiempo de calma para abordar tareas que requieren un proceso intenso de reflexión y de análisis para redactar resultados o diseñar nuevos proyectos, seguimos activos en este verano cálido de Córdoba.Y este proceso de reflexión es mucho más rico cuando se comparte, cuando se debate, cuando cada cual damos nuestra visión en un ambiente distendido, de entendimiento, con ganas de escuchar, no competitivo. No hay muchas oportunidades de compartir de ese modo, no hay foros institucionales que lo propicien. Por eso los pequeños encuentros en la pausa del desayuno son para mí un momento delicioso para pensar en voz alta y compartir nuestras ideas y preocupaciones sobre el desarrollo de nuestras investigaciones.Todos nos hemos ido especializando en parcelas científicas muy específicas, porque así se ha venido incentivando en los últimos años, pero nuestra curiosidad intelectual suele ser mucho más amplia y nuestros hábitos de estudio y lectura abarcan muchos más aspectos, no solo científicos, también sociales, culturales, medioambientales e incluso espirituales.Y vamos comprendiendo, observando, como los avances técnicos, derivados de las investigaciones y de la actividad empresarial, suelen producir algunos beneficios y también algunos perjuicios. Los beneficios aparecen pronto, o de lo contrario no se expande la innovación. Los perjuicios suelen manifestarse a medio y largo plazo afectando a toda la población y al entorno natural. Somos conscientes de que para diseñar y desarrollar proyectos de investigación se requiere la concurrencia de personas con perfiles profesionales bien diferentes, con una amplia gama de especializaciones. Hay demasiada información para que una sola persona pueda procesarla adecuadamente.Y algunas de las convocatorias públicas ya lo van orientando así, pero la realidad es que los equipos, especialmente los nuestros, son demasiado pequeños y que nos resulta tremendamente complicada la gestión económica y administrativa de grandes proyectos complejos y con muchos socios. Y, además, en muchas ocasiones estos proyectos se construyen como una suma de lo que sabe hacer cada socio con el presupuesto que percibe. No suele haber debates previos para el diseño, sino que el equipo líder lo predefine e invita a otros equipos que pueden dar lustre a la propuesta.La conversación de hoy se ha iniciado con el uso de aguas regeneradas para riego, porque uno de los contertulios está participando en la elaboración de un proyecto sobre fuentes alternativas de agua para uso agrario. En España hay varias experiencias importantes y duraderas, especialmente en Murcia y Almería, y es necesario conocer la evolución de las características físicas y químicas de estos suelos tras años de riego con las aguas regeneradas.El debate se centra en la conveniencia de nuestra participación, el coste de la investigación, el diseño de los muestreos, la necesidad de parcelas de contraste con fuentes convencionales de agua de riego, el control de la información y del uso que puede hacerse de ella, en ocasiones derivado de intereses espurios. Convenimos que, aunque es interesante ese estudio, no es oportuna nuestra participación porque no habrá recursos suficientes para hacer un buen trabajo y porque los primeros estudios debieran hacerse con precaución y confidencialidad, con el objetivo de no dar a conocer resultados obtenidos en un corto plazo y sin la suficiente contrastación.Seguimos con la problemática de la escasez de agua y de los avances que se han producido en los últimos años en las diversas tecnologías de riego, que ha alcanzado posiblemente el tope de su eficiencia en cultivos en suelo. Por eso analizamos el creciente desarrollo de los cultivos sin suelo en horticultura y entramos en un debate muy interesante sobre la simplificación de los sistemas complejos y los problemas que ocasionan a medio y largo plazo.En este caso hay un primer elemento inquietante que son los vertidos de aguas con altas concentraciones de sales que han de sacarse del circuito de recirculación y que, en muchos casos la normativa no permite verter a cauces públicos. Algo parecido a lo que ocurre con los vertidos de las entamadoras de aceituna de mesa, que seguimos sin resolver después de muchos años de haber identificado los problemas que causan. Con el cultivo sin suelo con recirculación del agua de drenaje, ahorramos agua y evitamos la contaminación difusa de los abonos químicos que suelen incorporarse con el agua de riego, de los que una parte no pueden ser aprovechados por la planta, pero generamos un residuo nuevo que debemos gestionar.No podemos, en investigación, dejarnos llevar solo por la premura de dar una solución técnica a un aspecto muy limitado, sin analizar el sistema en su conjunto y con objetivos a medio plazo. Somos demasiado eficientes en la resolución de problemas simples y muy poco para abordar problemas complejos, como los son casi todos los relacionados con la producción de alimentos.Además del agua, hay otros factores que necesitamos controlar (el ambiente, la nutrición, etc.) y eso requiere añadir al sistema más insumos y energía. Aunque han mejorado mucho las soluciones nutritivas utilizadas en los sistemas de recirculación del agua para garantizar una producción elevada, no hemos estudiado cómo afecta este sistema, que no puede aportar la totalidad de los micronutrientes que un suelo sano con toda su población de hongos y muchos microorganismos proporciona a la planta, a la calidad nutricional del producto más allá de los parámetros químicos básicos que suelen medirse. Y no sabemos cómo afecta eso a largo plazo a la salud de quien lo consume.En la medida que este sistema de cultivo se extienda, irán apareciendo nuevos problemas que requerirán nuevas soluciones y elevarán el coste de producción, como ha venido ocurriendo con todos los procesos de intensificación en la producción de alimentos. A medida que nos alejamos del equilibrio natural necesitamos compensar las carencias que producimos a las plantas. Y aunque hoy disponemos de muchas variedades especialmente diseñadas para esos sistemas, no debemos olvidar que también estamos eliminando sus elementos de protección frente a cambios ambientales y a las plagas y enfermedades. Estamos viendo la progresión de plagas y enfermedades en cultivos en los que no se conocían en los sistemas tradicionales.La investigación mediante prueba y error resulta hoy en día poco productiva porque hay demasiados factores que influyen en los resultados productivos a corto y sobre todo a largo plazo. Hablamos sobre los gemelos digitales y las herramientas que la Inteligencia Artificial nos brinda para analizar tanta información científica como se publica (se estima que en el año 2024 se publicaron seis millones de artículos en revistas científicas) y construir modelos de respuesta que nos permitan algunos resultados directamente aplicables sobre la base del conocimiento y también diseñar experimentos, en campo o en laboratorio, mucho más eficaces para la obtención de respuestas sólidas a los problemas que surgen en nuestra agricultura.