Donald Trump ha comparecido este viernes en el Despacho Oval con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino , para anunciar que el sorteo del Mundial de fútbol del año que viene, que se celebra en EE.UU., Canadá y México, se celebrará el próximo 5 de diciembre en Washington. «Es el mayor evento deportivo del mundo», celebró un eufórico Trump, que nunca ha tenido gran interés por el fútbol -sí por el fútbol americano- pero que ha abrazado con entusiasmo la organización de la gran cita. «Es como tener un montón de Super Bowl en poco tiempo», dijo el presidente de EE.UU., en referencia a la finalísima de la NFL, la liga profesional de fútbol americano, el gran evento -dentro y fuera del deporte- cada año en el país. «Cada partido es como una Super Bowl». El sorteo se celebrará en el Kennedy Center , el gran centro cultural de la capital de EE.UU., y del que Trump ha controlado el control, tanto para su programación como para una renovación. De hecho, el multimillonario neoyorquino avanzó que le va a cambiar el nombre, para que se convierta en el 'Trump Kennedy Center'. Infantino, como todos los mandatarios que pasan por la Casa Blanca , buscó alimentar el ego del presidente de EE.UU. Le presentó la copa del Mundial. «Es solo para los ganadores», le dijo entregándole el trofeo. Trump, un amante del dorado, admiró el oro de la copa y aseguró que quedaría muy bien en la nueva decoración que ha imprimido al Despacho Oval, donde manda el dorado. Infantino también le regaló una entrada gigante para la final, que se celebrará en Nueva York, Trump aprovechó la presentación del anuncio del sorteo en la capital de EE.UU. para sacar pecho de la mejora de la seguridad en Washington desde que su Administración tomó el control de la seguridad en las calles. También habló de la posibilidad de que Vladimir Putin acuda al Mundial. «Creo que vendrá, dependiendo de lo que ocurra», dijo Trump, que busca mediar un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania que, de momento, se le resiste.