Un grupo de físicos en Shanghái ha logrado algo tan fascinante como simbólico: crear el video más pequeño del mundo, utilizando únicamente 2.024 átomos de rubidio. Lo interesante no es solo su escala microscópica, sino que representa visualmente la famosa paradoja del gato de Schrödinger, uno de los ejemplos más icónicos del pensamiento cuántico. Este logro no es una simple curiosidad científica, sino una demostración tangible de un avance clave para la computación cuántica.El video, desarrollado por investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, no fue creado con cámaras ni sensores comunes. Cada punto luminoso que se observa corresponde a un átomo individual de rubidio, posicionado con precisión milimétrica mediante láseres especiales conocidos como pinzas ópticas. Esta tecnología, que funciona como una especie de «mini rayo tractor», permite mover y fijar átomos individuales en posiciones específicas, como si se estuviera armando un rompecabezas a escala atómica.El papel de la inteligencia artificial en el control atómicoPara lograr una animación coherente, el sistema necesita reposicionar miles de átomos con una velocidad y precisión extraordinarias. Aquí es donde entra en juego un modelo de inteligencia artificial que realiza cálculos en tiempo real para guiar los láseres y mover los átomos a sus nuevas ubicaciones. El resultado es una coreografía subatómica que se ejecuta en apenas 60 milisegundos, un tiempo récord si se compara con métodos anteriores que requerían mover los átomos uno por uno.Para que podamos percibir la animación, los científicos tuvieron que ralentizar el movimiento de los átomos unas 33 veces. Esta decisión no afecta al rendimiento técnico, pero permite observar el fenómeno con claridad. La capacidad de organizar átomos en patrones visuales no solo tiene valor artístico o didáctico; es esencial para la construcción de ordenadores cuánticos más escalables y eficientes.Qubits y la fragilidad del mundo cuánticoEn los ordenadores cuánticos, los qubits reemplazan a los bits tradicionales. Mientras un bit sólo puede representar un 0 o un 1, un qubit puede estar en ambos estados simultáneamente, gracias al principio de superposición cuántica. Sin embargo, esta capacidad también los vuelve extremadamente frágiles. Un mínimo error en la posición o el estado de un átomo puede alterar toda la operación cuántica.Por eso es tan importante el nuevo protocolo desarrollado por este equipo, que permite ensamblar estructuras atómicas sin defectos, tanto en dos como en tres dimensiones. Según datos publicados en el Physical Review Letters, se alcanzaron tasas de fidelidad impresionantes: 99,97% en operaciones de un solo qubit y 99,5% en operaciones entre dos qubits. Este nivel de precisión es comparable al de los sistemas más avanzados del mundo.Escalabilidad sin perder velocidadUno de los grandes retos de la computación cuántica ha sido la escalabilidad. A medida que se aumentaba la cantidad de qubits, también creía el tiempo necesario para manipularlos. Esto limitaba las posibilidades de construir procesadores cuánticos con muchos elementos. Pero en este nuevo enfoque, el tiempo de reorganización permanece constante sin importar el número de átomos involucrados. En términos prácticos, esto significa que podríamos construir matrices de decenas de miles de átomos sin perder eficiencia.El secreto está en el uso de hologramas generados por IA, que permiten mover todos los átomos al mismo tiempo. Es como si, en lugar de mover sillas una por una en un teatro, se pudiera reconfigurar toda la sala de golpe con un solo gesto. Esta metodología elimina cuellos de botella en el proceso de reordenamiento y facilita la aplicación de corrección de errores cuánticos, una herramienta esencial para mantener la estabilidad de los sistemas.El gato de Schrödinger como puente entre teoría y prácticaVolver al gato de Schrödinger no es casualidad. Este experimento mental fue concebido para ilustrar las paradojas del mundo cuántico, donde una partícula puede estar en varios estados a la vez hasta que es observada. Al representar visualmente esa idea con átomos reales, los científicos no solo hacen más comprensible un concepto abstracto, sino que demuestran que es posible manipular materia cuántica con intención y precisión.El resultado es un puente entre lo filosófico y lo técnico. El video del gato no pretende resolver la paradoja, pero muestra que las herramientas necesarias para construir ordenadores cuánticos estables ya están empezando a tomar forma. Lo que antes eran ecuaciones en una pizarra ahora son patrones brillantes de átomos sobre una superficie microscópica.Hacia una nueva generación de computadorasEste avance marca un cambio significativo en la forma en que se concibe y ejecuta la computación cuántica. Con estas nuevas técnicas, la construcción de ordenadores cuánticos de gran escala deja de ser una meta lejana y empieza a parecer un objetivo tangible. La velocidad, precisión y capacidad de escalar sin perder eficiencia podrían ser el impulso que necesitaba la industria para dar el siguiente paso.La aplicación inmediata podría estar en el desarrollo de sistemas de simulación cuántica, criptografía avanzada o investigación de nuevos materiales. Pero el verdadero potencial se revelará a medida que se perfeccione esta tecnología y se incorporen más innovaciones al ecosistema cuántico global.La noticia Cómo un video cuántico de un gato impulsa el futuro de la computación cuántica fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.