De susto en susto. La vida del agricultor siempre ha resultado dura por la climatología y hay un cultivo icónico de Alicante -apreciado manjar delicatessen - que vuelve a demostrarlo: la uva moscatel de Alejandría . Tras lograr salvar el cultivo y buena parte de la cosecha para este año arruinada por la sequía de varios años, ahora llega la ola de calor . Este fenómeno de subidón térmico ha acelerado el proceso natural y provocado una « maduración obligada » que la ha tornado ligeramente más rojiza , tal como han descrito desde Asaja Alicante, sobre esta variedad blanca. En los casos más extremos, la oscurece por completo y estropea la estética del racimo por parecer podridas algunas uvas, aunque no sean todas, tal como se aprecia en algunas fotos de otras fuentes. En 2019, por ejemplo, en Tarragona llegó a arruinar la cosecha con toda la fruta estropeada, pero no es el caso en Teulada, en estos momentos. Y ya se sabe que el consumidor come por la vista también. No obstante, la calidad en esta temporada está fuera de toda duda y este contratiempo no se ha extendido a todas las zonas, por lo que globalmente impera el optimismo entre los productores. No en vano, son conscientes de que se trata de «un cultivo rentable » desde siempre, apreciado en las mesas más selectas como una de las variedades originales y no modificada genéticamente , cuyo nombre (de Alejandría) se cree asociado a que ya la comían los egipcios . Ahora, la templanza de las aguas del Mediterráneo se ha convertido en su particular 'ángel de la guarda', porque las fincas más cercanas al mar resultan «las menos perjudicadas por este clima extremo, al beneficiarse de la brisa », relatan desde Asaja . Las características de Teulada, además, favorecen su futuro: su cercanía al mar, un clima moderadamente cálido, su proximidad a la bahía de Moraira y el influjo del viento del llebeig, hace que sea «un lugar único donde la moscatel en fresco puede expresarse en su máximo esplendor, tanto en color como en sabor», abundan. «Esta uva dorada de granos gordos y dulces goza de una buena aceptación y renombre en los mercados de abastos de Barcelona, Bilbao, Madrid y Zaragoza, entre otros», subrayan. Asimismo, Asaja recuerda que se trata de un cultivo de secano emblemático por su historia, valor cultural y ambiental, y por su rentabilidad. 2024 será recordado como un año crítico para la uva moscatel de Teulada debido a una sequía histórica y la persistente ausencia de lluvias en la zona. Esta organización agraria realizó una visita a las fincas de vid en mayo del pasado año para comprobar de primera mano el «panorama desolador» que estaban atravesando las fincas de vid, que finalmente desembocaría en una reducción de más del 90% de la cosecha, lo que puso en serio riesgo la continuidad del cultivo. Afortunadamente, la pluviometría de este invierno les ha dado un respiro tras un bache que podría haber empujado a los agricultores al abandono definitivo. Ahora, estiman una producción del 60% en comparación con una cosecha normal (1,5 millones de kilos). Así, prevén que en la actual campaña se recogerán unos 900.000 kilos , «que podrían haber sido muchos menos sin el gran esfuerzo realizado por los agricultores y, en este caso, del Ayuntamiento «, se felicitan. Juan José Buigues destaca que la Administración local actuó de forma «rápida y pertinente» con una ayuda de medio millón de euros, procedente del remanente municipal, con el objetivo de salvar el cultivo. Esta actuación por «necesidad histórica» fue un verdadero balón de oxígeno para unos agricultores locales que luchan a diario para continuar la tradición de esta mítica variedad. «Sin estas ayudas, no habría podido continuar», asegura Buigues, agricultor que cuenta que, si bien la cosecha de 2024 estaba perdida, evitaron la muerte de las plantas y mirar con esperanza hacia el futuro. Este año, la mayoría de las cepas ha brotado, pero algunas no han dado uva, y las que han dado, han sido de unos cuatro racimos por cepa. No obstante, Buigues destaca que la cosecha es de excelente calidad , conserva su característico dulzor y tiene buen calibre. «Del próximo otoño e invierno esperamos que llueva -cuando termine la campaña- para terminar de recuperarnos » confiesa Vicente Coello , otro agricultor de esta zona.