Una vendimia de tinto (y nocturna) muy cerca de La Cartuja de Jerez

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Son las nueve menos cuarto de la tarde-noche. Como si fuera a iniciarse un partido de fútbol, la cuadrilla –seis cortadores– está impaciente por comenzar a vendimiar, es casi como si estuviera calentando, pero tiene que esperar las últimas instrucciones. La presencia de dos periodistas pone una nota de color a la tarea del día, pero también un punto de cierto nerviosismo por lo que tiene de inusual.[articles:340228]Alguien de la cuadrilla, todos españoles, de la Sierra, le pregunta a este cronista y 'a su fotógrafo' (así, escrito a la antigua), si han vendimiado alguna vez. La pregunta es como para echar unas risas, claro, una pequeña broma a unos tíos de ciudad, pero al obtener en los dos casos una respuesta positiva se crea un pequeño silencio y una corriente de interés y... (tal vez) cierto respeto: de repente somos algo así como compañeros de armas. "Yo la he hecho en Jerez, cuatro veces, para sacarme un dinerito... la última vez para comprarme la primera cámara que pagué yo", dice Manu García, siempre detrás de su objetivo. "Yo una vez, en Castilla, en Toledo", responde este cronista (que ahora en estas líneas confiesa que con "una vez" se refería a un solo día. "Eso sería muy tarde, ¿no?", dice uno de ellos. "Sí, era primeros de octubre... ya hacía casi frío", respondo, mientras el cortador asiente, sonríe, y dice "pero también se ha adelantado, ¿no?". Sí, es cierto, en este mundo todo se ha adelantado.[articles:340144]Llevando una caja de uva tinta en Los Pinos.  MANU GARCÍAPoco antes de las nueve llega Santi Jordi, enólogo, consultor, empresario... un nombre clave en la vitivinicultura de Jerez (pese a que hace tiempo que no hace propiamente vino de Jerez) en las dos últimas décadas que además hace cosas en (y para) distintas denominaciones de origen por toda España. Jordi da al grupo las últimas instrucciones, por dónde quiere que se empiece a cortar... y, en realidad, poco más. La presencia del cronista y su fotógrafo contribuye a que haya un punto de teatralidad en la charla, ya que el enólogo deja claro en la pequeña charla la dureza del trabajo en el campo, un tema del que de no haber estado nosotros delante seguro que no se hubiera hablado: para qué, no se lo va a decir a ellos precisamente... Pero es su "unidad de élite", nos lo deja claro –a nosotros y a ellos– y con algunas bajas e incorporaciones, junto a Manolo –su manijero, su hombre de confianza–, Jordi cuenta con ellos vendimia tras vendimia, año tras año.En el mar de MontealegreNo hay ninguna instrucción especial por el hecho de ir a cortar uva tinta, en concreto petit verdot y tintilla de Rota. Estamos en el pago de Montealegre (Jerez Superior), muy cerca del monasterio de La Cartuja, en la finca Los Pinos. El mar, que hace millones de años llegaba hasta aquí, a su manera todavía se deja sentir: la albariza de vez en cuando arroja conchas e incluso, con suerte, algún pequeño fósil. Es una propiedad de unas dos hectáreas incluida la vivienda y la zona de aperos y animales, que los padres de Santi Jordi compraron en 1974 como finca de recreo... quién podía imaginar entonces que Santi, su hijo pequeño, que todavía no había venido a este mundo, iba a terminar siendo, entre otras muchas cosas, presidente de la Unión Internacional de Enólogos...Santi Jordi, a 'pie de obra' con dos de sus perros.   MANU GARCÍAHoy en día, Los Pinos –el sitio donde empezó todo– es una viña, digamos, auxiliar para Jordi (aunque tiene marca propia, Finca los Pinos), que tiene otro viñedo de 18 hectáreas en la zona de Las Tablas y tiene acuerdos en pequeñas viñas en pagos muy concretos donde desarrolla proyectos tanto de tintos y blancos de la Tierra de Cádiz como "vinos de pasto", como dice él mismo, que ya habrá tiempo de adaptarse al nombre que le dé definitivamente el Consejo Regulador a la nueva denominación de origen que se va a crear con estos vinos. Las marcas Hacienda la Quintería y Patrick Murphy son sus buques insignia en estos vinos.Nos olvidábamos de los cortadores, que se 'sumergen' por fin en el viñedo justo cuando comienza a ponerse el sol. Cogen las cajas, los ganchos, todo el material necesario para cortar y transportar la uva... y se van con el fotógrafo, que va a estar 'vendimiando' con ellos durante una hora. Ya no hace tanto calor como el fin de semana pasado, a esta hora se puede trabajar. La idea es estar hasta las cuatro, cortar toda la uva de la finca y a esa hora tirar para ir a casa, a descansar lo que quede de noche, que tienen toda la semana muy comprometida con la vendimia... y luego hay que volver a las tantas a Bornos, a Prado del Rey.Corte de uvas petit verdot y tintilla de Rota, justo al anochecer.  MANU GARCÍAIsmael Jordi nos dice que no hay diferencias significativas entre realizar una vendimia de tintos y una vendimia tradicional para Jerez. Eso sí, que está bien coger la petit verdot a 28º (la temperatura que hace en ese momento, justo al comenzar a cortar, puede estar ahí), que fermenta a 20º y eso representa un menor coste energético... vaya, que nos perdemos un poco. Jordi nos dice que petit verdot es una uva que se adapta muy bien a un clima como el de Jerez y que da unos vinos muy interesantes. En Los Pinos, la vejez de las viñas de petit verdot es de 22 años, una edad óptima, y tienen una producción media de unos 4.000 kilos por hectárea, que va íntegra a los vinos que elabora. ¿A Finca Los Pinos? Casi con toda probabilidad. Toda la uva se trasladará primero a Bodegas Ibargüen, en la Sierra, entre Arcos y Prado del Rey, y a eso de las diez de la mañana, como muy tarde, ya estará molturada. La ola de calor ha acelerado todo y fechas que hace poco más de un mes se veían como propicias para comenzar ahora se contemplan como que casi vamos tarde para acabar. Vaya, como pasa un año sí y otro... y otro también.La vendimia nocturnaCortando con luz de 'minero', imprescindible en las vendimias nocturnas.  MANU GARCÍA Así se vendía de noche. MANU GARCÍALos 'máquinas', en acciónDefinitivamente, ha caído la noche y los cortadores siguen a lo suyo a un ritmo impresionante, ya con el apoyo de la luz de 'minero' en la cabeza. Ha sido bautizada como una unidad de élite y lo demuestra. Así de simple. Paseamos por los liños con Santi Jordi, con el que rememoramos el comienzo de los tintos en la provincia de Cádiz, que son más de 400 hectáreas; hablamos de los pioneros, de Regantío y Páez Morilla –Páez Morilla y Regantío–; del interés de la Junta a partir de mediados de los 90 por dotar a Andalucía de tintos de calidad, las experiencias llevadas a cabo, las uvas que mejor se han adaptado  –desde su punto de vista, la syrah viene a ser algo así como 'la tempranillo del sur'–, de la trayectoria del propio Jordi en estos años y los reconocimientos que ha obtenido (el último, la presencia de sus vinos en el banquete de la pasada cumbre de la ONU en Sevilla)...Son las diez de la noche. Se corta uva a velocidad de crucero. "Estos tíos son unos máquinas", dice Jordi. "Total", le respondemos moviendo ligeramente la cabeza arriba y abajo, porque cualquiera, por muy lego que sea, se daría cuenta de que el ritmo al que van no es normal. Nos despedimos de Santi Jordi y antes de volver a Jerez ciudad nos acercamos a decir adiós y desear una buena noche a los 'máquinas'...