Detrás de la tranquilidad aparente que perciben los visitantes del Zoobotánico de Jerez, donde las aves y otros animales parecen vivir en paz, se esconde un entramado complejo de proyectos dedicados a la recuperación de especies amenazadas. Este centro no es solo un espacio de ocio o educación ambiental: es un laboratorio vivo donde técnicos y voluntarios trabajan a diario para garantizar la supervivencia de especies en peligro y promover la concienciación ambiental.La misión marcada con claridad es conservar la fauna ibérica y una de las caras visibles en este trabajo es Paula Ávila, ambientóloga y coordinadora del área de cría de aves ibéricas amenazadas, que explica cómo funciona el espacio más delicado del Zoobotánico. "Este año inauguramos un nuevo estadio, el área de cría de especies ibéricas amenazadas. En este lugar, trabajamos con especies que están protegidas y que tiene un cierto grado de amenaza. El objetivo es recepcionar, en colaboración con distintas entidades, huevos y pollos de estas especies, incubarlos de forma artificial controlando humedad y temperatura hasta que eclosionan, y después trasladarlos al área de cría".Paula Ávila, junto a voluntarias del Zoobotánico de Jerez alimentando a vencejos. JUAN CARLOS TOROExiste un programa específico para el cuidado del vencejo. JUAN CARLOS TOROPaula resalta que la cría en cautividad no es un fin en sí mismo: su finalidad es reintroducir estas especies en su hábitat natural, asegurando la continuidad de la biodiversidad ibérica. El equipo cuenta con 25 voluntarios, organizados en turnos de mañana y tarde durante toda la semana, que ayudan en tareas de alimentación, limpieza y cuidado de los animales hasta que están listos para regresar a la naturaleza. Entre los programas más destacados están la reintroducción del aguilucho cenizo mediante la técnica de hacking en Tumbabuey y la liberación del cernícalo primilla en la Laguna de Medina, coordinada con la Sociedad Gaditana de Historia Natural."Es la unión de distintas entidades que aúnan fuerzas para contribuir a la conservación de especies tan importantes. Hay personas que traen animales de manera particular, como los vencejos, y otras especies, como el aguilucho cenizo, las trae la Junta de Andalucía. Dependiendo de la especie, su ingreso puede variar", explica la ambientóloga.El trato con las aves amenazados es exquisito en el centro jerezano. JUAN CARLOS TOROVoluntariado: aprendizaje y pasión por la naturalezaLucía, una de las voluntarias del programa está viviendo una experiencia muy especial con otros compañeros. Participar en la conservación de especies amenazadas solo se puede hacer de un modo más directo en Jerez. "Me están gustando mucho porque empezamos cuidando solamente los vencejos y era llevártelos a casa. Aquí tenemos un contacto más directo con todos los animales y con el personal del zoo. Te sientes parte de la familia. Estoy súper contenta porque, aunque estudio medicina, disfruto cuidando de los demás, y además, con los compañeros y técnicos se aprende muchísimo".El voluntariado se divide en dos programas: uno vinculado al Proyecto Vencejo del Zoobotánico, un centro CRAS (Centro de recepción de animales silvestres) y otro dentro del área de cría de especies ibéricas avanzadas."Ambos proyectos coexisten en el mismo espacio. Los vencejos ingresan desde mayo hasta finales de octubre, y durante ese período no damos abasto para criarlos, sacarlos adelante y liberarlos", añade Paula. Este enfoque combina formación, concienciación y acción directa, creando un puente entre la comunidad y la ciencia aplicada a la conservación.Paula Ávila, junto a crías de lechuza. JUAN CARLOS TOROPioneros en conservación de especies amenazadasManuel Barcell, que dirigió el Zoobotánico durante 16 años, recuerda los inicios de los programas de recuperación: "El primer centro de recuperación de especies amenazadas que ahora hay en todas las provincias se hizo aquí de forma altruista. Hicimos un convenio con Medio Ambiente, que al menos pagaba la comida, pero en principio todos los CRAS de Andalucía tienen como ejemplo y origen el Zoo de Jerez"Para Manuel, la transformación del Zoobotánico ha sido más que estructural; es cultural. "Cuando yo estaba director todavía se creía que solo le dábamos de comer a los leones perros abandonados. Cambiar esa mentalidad ha sido un proceso largo. La seducción medioambiental que implementamos permitió que la gente viera a los animales bien cuidados y empezara a percibir el valor científico y educativo del centro".El impacto de este cambio de paradigma se refleja en la cantidad de biólogos y veterinarios que han pasado por el centro y ahora ocupan cargos relevantes en la Junta de Andalucía, como Ramón Benítez, responsable de conservación, que empezó su carrera alimentando a la espátula en el Zoo de Jerez.Detalle del cuidado a un chotacabras en el Zoobotánico de Jerez. JUAN CARLOS TOROEl Zoobotánico ha pasado por remodelaciones y mejoras en equipamiento durante los últimos años, incorporando incubadoras de última generación y sistemas de rayos X para la atención médica de los animales. Estas inversiones, junto con el apoyo del Ayuntamiento de Jerez, han convertido al centro en un referente de conservación y educación ambiental."El Zoo no solo se centra en exhibir animales, sino en protegerlos, estudiarlos y formar a futuros profesionales. La combinación de rigor científico y vocación educativa es lo que marca la diferencia", afirma Manuel Barcell.El futuro del ZoobotánicoGracias al esfuerzo conjunto de técnicos, voluntarios y entidades externas, el Zoobotánico de Jerez ha logrado que especies amenazadas no solo tengan un refugio seguro, sino que regresen a la naturaleza. Este modelo de conservación activa se ha convertido en ejemplo a nivel regional, demostrando que un zoo puede ser mucho más que un espacio de ocio: puede ser un verdadero laboratorio de vida."Cada liberación, cada especie que regresa a su hábitat, es una victoria. Pero también es un recordatorio de que el trabajo continúa, que la conservación no se detiene y que el compromiso de todos es esencial para mantener la biodiversidad ibérica", concluye Paula Ávila.