Mucha crítica y pocas nueces

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O el sueño de una noche… de frustración.Es lógico que la oposición haga oposición, si no la hiciera no sería oposición. Aunque parezca un mal juego de palabras (también lo es) es una constatación, que ser oposición no impide, no debería impedir precisamente trabajar por, mencionar aquello que como oposición, consideran defectuoso en el gobierno. Esto se llama plantear alternativas y debería estar por encima de la frustración de no haber alcanzado el poder. Deberían anunciar qué harían si alcanzaran el gobierno, pues hasta ahora todo lo anunciado ha sido: elevar precios, disminuir impuestos a los ricos para cargar toda la imposición a los trabajadores y a los autónomos, bajar salarios, bajar o eliminar pensiones, privatizar sanidad y enseñanza y llamar a todo eso “España, España, España” y “Por España”. Buena manera de descubrir antes de tiempo cuanto “les interesa España”. Vamos, quien salga así, Sería un perfecto Milei. Por lo contradictorio que sería elegirlos. Hasta ahora el método de hablar mucho sin decir nada, de acusar sin denunciar o hacer denuncias falsas o sin documentar, aunque algunos jueces les den trámite a pesar de la recomendación del Supremo, parece que les está resultando. La debilidad del votante, las simpatías temporales, tan negativas ellas, la convicción de contar solamente con —mejor pensar solamente en— dos partidos; mantener solo dos para que nada cambie, por una parte y la actitud de los jueces olvidadizos del principio de presunción de inocencia, porque nadie tiene por qué probarla, es quien acusa quien debe demostrar la culpa del acusado, hace pensar a un buen número de personas que la sola imputación, más que una investigación es una condena. Se llama esto “condena popular”. Condena sin base, sin pruebas, sin demostración, es lo que hacen PP y Vox con tanta denuncia indemostrada, pero hay señores magistrados quienes tienen a bien investigar. Y si cuela, cuela.Los denunciantes, de esta forma, consiguen su objetivo, que obviamente no es aclarar el panorama, no es limpiar el mundo de la política, porque con esa bayeta lo ensucian más. Simplemente ensuciarlo cuando la denuncia carece de base o se magnifica lo que solamente está en periodo de instrucción, sin esperar a ver qué aclara la investigación. Tan obviamente que no pueden esperar, acuciados por la necesidad de devolver favores a quienes le ayudaron a sacar un buen número de votos pero claramente insuficientes y porque si esperan corren el riesgo de que su denuncia termine en un rechazo capaz de hacer volver en contra su propia mala intención.Por eso mismo, si a unos les interesa acabar la legislatura, por si pueden enderezar la situación, los otros tienen mucha prisa, no se vaya a descubrir su maniobra tan burda y la gente se decante por darles la espalda.El afán por hablar sin base, por decir sin aportar pruebas, ni pruebas ni alternativa, llegó al extremo de decir en público el día después del apagón: —“Yo sé quién es el culpable: es Sánchez”. Tal vez tan “perspicaz” individuo se sienta vidente. Pues estaría mejor en el teatro. O en el circo. Le sienta mejor y recibiría más aplausos. O ya veremos. Ya veremos si sería capaz de mostrar sus dotes nigrománticas.La política española necesita una limpieza a fondo. Pero el principio “más vale un chorizo suelto que un inocente encarcelado” es válido para todo el mundo. Por eso las denuncias falsas y las denuncias sin base, sin documentar, deberían considerarse al nivel de los peores delitos. Desde luego el pasado de más de un grupo político, más de uno y más de dos, debería ser suficiente para dudar de sus deseos de limpieza y también debería ser más que suficiente para obligar a todos a afinar mucho la puntería antes de denunciar al contrario.Porque continuar con la creación y magnificación de denuncias dudosas, aunque les puedan resultar rentables, obligan o deberían obligar a ponerlas en cuarentena. Cómo mínimo.