Vicente Bellido, 27 años viajando por el mundo y un destino: volver a Santiago en 'su' Jerez y abrir El Tabanquito

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Un bar de barrioEl Tabanquito no es un gastrobar, ni un lugar de exquisiteces ni de etiquetas. Es un pequeño establecimiento en Jerez situado casi en la esquina del cruce de la calle Armas de Santiago y la Sangre (ahora Taxdirt), hasta el Calvario. En esos medios, se ubica junto a las pocas casas de vecinos que aún quedan en este viejo arrabal jerezano, casi a la vera de la casa de la madre de los Vargas, donde se cantaban las saetas postreras de la Semana Santa a la Piadá (Virgen de la Piedad).Vicente Manuel Bellido Lara, de 56 años de edad, lo montó hace unos 17 años. Es un tabanco, un bar o, como él lo llama, “de barrio”, pero no de un barrio cualquiera. Santiago le ha cogido cariño –y mucho– a este rincón donde confluye gente de toda condición, pero sobre todo del barrio y artistas que están muy a gusto allí, tanto que cuando les da la gana surge el cante y el compás.No aparece en ninguna guía como recomendado ni será viral en las redes. Vicente prefiere ese anonimato que permite tener el ambiente que disfrutan tanto él como su clientela: tranquilidad y estar a gusto. No quiere "metepatas” que estropeen un lugar que, desde que abrió, se ha ganado al barrio. De trabajar en Iberia, viajando constantemente, a establecerse en su Jerez, el propietario tiene claro que Santiago es el mejor sitio del mundo.Gente del barrio reunida en el establecimiento.    MANU GARCÍA ¿Cómo llega a montar este pequeño establecimiento?Vengo de trabajar en Iberia, donde estuve 27 años viajando. En 2007 me instalé en Jerez y fue cuando me metí en la hostelería. Soy del barrio, mi abuela vivía en la calle Cantarería, al lado de Fernando de la Morena. Siempre me ha gustado el flamenco, durante 10 o 15 años fui palmero de Luis de Morales. También soy rociero. Después de muchos años fuera, volví a mis costumbres.¿Qué es El Tabanquito?Lo monté como bar porque tenía aquí la Escuela de Idiomas. Mi suegra llevaba junto a mi suegro Juanaco el antiguo bar El Cazador, muy querido en el barrio de Santiago. Era un hombre respetado y muy querido. Tras un par de años trabajando en el tráiler, abrí El Tabanquito.El Tabanquito cumple 15 años como punto de encuentro en Santiago, donde “todo el mundo se conoce y se quiere”Su bar es un tanto ecléctico en cuanto a la gente que para en él: personas mayores, artistas, gente del flamenco…Aquí viene todo el mundo. Paran artistas de muchos gremios, gente importante que no quiere que se diga que han pasado, y también vecinos que vienen a tomar una copa de vino de Jerez o un café.[articles:339102]Ha trabajado por el mundo y acaba finalmente en Santiago con un bar en su barrio.Santiago es el mejor sitio del mundo para vivir. He conocido Panamá, Uruguay, Nicaragua, Brasil, Argentina, Puerto Rico, incluso China, donde adopté a mi hija. Pero no sabemos valorar lo que tenemos. Aquí la gente, con dos euros, se toma dos vinos, se ríe dos veces y se va feliz a casa. Eso no lo tiene todo el mundo.“No quiero metepatas ni bullicio, busco tranquilidad y armonía en El Tabanquito”¿Qué es lo que busca la gente en El Tabanquito?Tengo gente normal, lo que no quiero es al metepatas. No quiero jaleo ni mal rollo. Por eso soy ajeno a redes sociales y publicidad. Ocurre lo mismo con la Zambomba de aquí, considerada una de las más importantes de Jerez. No me anuncio porque no quiero que venga demasiada gente y se pierda la esencia. Prefiero vivir tranquilo, sencillo, y que los que vengan estén cómodos.Clientes en el interior del bar.   MANU GARCÍAPero una buena Zambomba es un buen negocio.El dinero es importante para vivir, pero también lo es tener armonía y buen ambiente. Aquí no hay metepatas, y eso es lo que me importa. La gente viene, se sienta, y a veces alguno canta. Porque aquí todo el mundo canta. "Aquí, el flamenco es espontáneo: nadie busca el cante... simplemente surge"¿Es cierto que en El Tabanquito el flamenco surge de forma espontánea?Tengo muchos vídeos que nunca he subido. Si lo hubiera hecho, esto estaría lleno. Aquí vienen, se toman una copa y es posible escuchar cante en directo. El valor está en la espontaneidad. Aquí, el flamenco es espontáneo: nadie busca el cante... simplemente surge.La difusión ¿rompería algo que es natural en su casa?Sí. Se sentirían incómodos quienes cantan porque parecería que vienen obligados. Y no es así. Aquí no busco a nadie para que cante. Han pasado Los Delinqüentes, Tomasito, Dolores y su madre Bastiana, que viene a desayunar y, si le apetece, canta. Y no tiene precio escuchar a cuatro gitanas cantando cante viejo solo porque lo sienten.¿Qué tiempo lleva abierto?15 años.¿Y está contento?Sí, estamos contentos todos.El barrio está mejorando. El Ayuntamiento nos está apoyando. Es verdad que hay problemas y buscamos soluciones No fue llegar y pegar, supongo. ¿Fue poco a poco creciendo en el barrio?Este negocio funcionó desde el primer día. Porque es un bar de barrio. Y Santiago es un barrio especial, donde todos se conocen y se quieren. Es un punto de encuentro. Hasta me dejan a diario 15 o 16 paquetes de Amazon para amigos que saben que aquí pueden recogerlos. No cobro nada. Solo lo hago con la copa que les sirvo. Quiero que siga siendo así.Detalles de la decoración del Tabanquito.     MANU GARCÍAHáblenos de la gastronomía que despacha ahí.Tapitas, pescado frito siempre, carrillada, carne en salsa, solomillo, tortillas diarias, montaditos de melva con pimientos de piquillo, de anchoa con queso viejo. Todo fresco, casero y de la carnicería.[articles:338528]El pescado frito evidentemente no podía faltar estando donde está.Recuerdo el Boquerón de Plata, donde celebré el cumpleaños de mi madre cuando yo tenía 15 años. También el Gallego. Todos recordamos los aromas de las freidoras de pescado que se esparcían por el barrio. Era inconfundible.¿Cómo está el barrio?El barrio está mejorando. El Ayuntamiento nos está apoyando, la alcaldesa hace un buen trabajo. Es verdad que hay problemas y se convierte en un 'paradero', pero no es grave. Se buscan soluciones. Santiago es un barrio con buen ambiente y gente magnífica, aunque estuvo mucho tiempo dejado. Ahora la asociación de vecinos está trabajando mucho. Ese buen ambiente se demuestra con que hoy mismo, en la terraza, están El Pele, de Navajita Plateá, vecinos mayores, un marroquí, Diego del Bombi y gente del barrio. Todos juntos, disfrutando de una copa. Eso es lo que hace grande a Santiago.