El mar se convierte en un aliado en la lucha contra el cambio climático. Un equipo de científicos ha descubierto que añadir algas marinas a la dieta de las vacas puede reducir significativamente, durante su proceso digestivo, la emisión de metano, uno de los gases de efecto invernadero más potentes. El hallazgo abre la puerta a nuevas estrategias sostenibles para disminuir el impacto ambiental de la ganadería.El estudio ha sido desarrollado por investigadores de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC, en Granada), en colaboración con expertos de la Universidad de Queen’s (Reino Unido) y del Centro de Investigación Alimentaria Teagasc (Irlanda). Concretamente, han comprobado que algas marinas como Himanthalia elongata y Fucus vesiculosus lograron disminuir las emisiones de metano hasta en un 40% a las cuatro horas del experimento, en una simulación de digestión de vacas realizada en laboratorio.La novedad de este estudio radica en que se analizaron, simultáneamente, seis especies de algas rojas y pardas procedentes de las costas de Irlanda. En todas ellas se estudió su composición química, el contenido de florotaninos (compuestos antioxidantes) y su efecto sobre la fermentación durante la digestión del rumiante, evaluando concretamente la producción de metano y amoníaco.Sin embargo, los expertos advierten que las algas no son un alimento habitual para los rumiantes: "Si se administra una cantidad superior al 1% de la dieta, pueden ser perjudiciales para el animal; por tanto, come menos y se ve afectada su digestión", indica David R. Yáñez-Ruiz, investigador de la Estación Experimental del Zaidín y uno de los autores del estudio.Sistema de digestión in vitroPara estas pruebas se empleó un sistema de digestión in vitro, que permite medir cuánto gas expulsan los rumiantes. Se utilizaron muestras del líquido de la panza de las vacas, que se incubaron en botellas de vidrio junto con una dieta típica del animal. A esta dieta se le añadieron, en distintas pruebas, diferentes tipos y cantidades de algas, o bien se mantuvo sin ellas, como control. Posteriormente, la mezcla se gaseó con dióxido de carbono (CO₂) para recrear las condiciones de fermentación del aparato digestivo.Las botellas se colocaron en una incubadora a 39 grados centígrados, temperatura similar a la del interior del rumen. En intervalos determinados, se midió la cantidad de gas generado y se tomaron muestras para analizar, mediante cromatografía, la concentración de metano producida. Este método permite simplificar el proceso digestivo y analizar múltiples muestras en poco tiempo. La investigación sobre la dieta de las vacas | Antena 3 AndalucíaNuevos ensayos in vivoLos investigadores de este estudio, publicado en 'Journal of Science Food and Agriculture', prevén realizar estudios in vivo, con animales reales, para comprobar si los resultados se mantienen fuera del laboratorio, además de ensayos in vitro más prolongados."Con sistemas de fermentadores que duran semanas, ya que existe un proceso de adaptación de la microbiota del animal, donde los microorganismos del rumen degradan los compuestos antimetano y el efecto desaparece", adelanta Yáñez-Ruiz.Este estudio forma parte del proyecto europeo SEASOLUTIONS y ha sido financiado por el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea.Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com