Los amores muertos

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Cuando una pareja se separa, no solo dos personas siguen caminos diferentes. Cuando una pareja se separa muere un dialecto, un diccionario propio, perecen un montón de bromas privadas. Se separa y se acaban las caricias que tal vez acabaron hace ya mucho, y también los besos que daban donde solo ellos sabían que había que darlos, como los piratas conocen dónde se halla exactamente el tesoro dentro de un mapa.Cuando una pareja se separa, el recuerdo de su primer encuentro se convierte en una aguja afiladísima que siempre pinchará el alma. Dolerán los bailes en las bodas, abofetearán los paseos de la mano, harán polvo aquellas siestas compartidas. Se apagarán por siempre las risas, que eran mayores cuanto mayores eran las chorradas. Se dividirá una casa en dos y muchos objetos viajarán hacia lugares fríos y remotos, mientras los que se quedan también sentirán el aire helado en los huesos. La vivienda dejará de ser un hogar para convertirse en un amasijo de ladrillos bien alineados. Se convertirá en un lugar inhóspito en el que el techo se caerá sobre la cabeza los días de lluvia y los domingos por la tarde.[articles:340300]Cuando una pareja se separa, también dicen adiós los sueños que quedaron por cumplir. Se desvanecerá el viaje a Ámsterdam, se marchará aquella caravana familiar de la que algunas veces se habló, se perderá en el camino la casita del pueblo con las vallas cubiertas de madreselvas. Los sueños rotos son fantasmas y esos espectros los perseguirán siempre con el siniestro arrastrar de cadenas por el pasillo de las noches.Resultará extraño caminar solos por las calles, desesperanzador. Esquivarán miradas que les recordará esa soledad y la mano se sentirá huérfana sin otra a la que agarrar. Harán planes con amigos, pero aun en la más tumultuosa de las fiestas, se hallarán terriblemente abandonados. Ya no juguetearán sus sombras por los adoquines, ni les volverá a iluminar la misma farola. No se rozarán los codos apoyados en la balaustrada, ni volverán a buscar el calor bajo una misma manta. Cuando una pareja se separa, el mundo entero se alinea para recordarlo.Cuando el amor se rompe solo queda pasar sobre él y que sangren los pies con sus cristales. Los inviernos serán tenebrosos y los veranos agotadores, pero, un día cualquiera, se darán cuenta de que las heridas empequeñecieron y que, aun viviendo dentro de esa tormenta, en la incesante batalla contra las olas, jamás perdieron pie. Entonces levantarán sus huesos y observarán que siguen de una pieza. Y continuarán el camino, deteniéndose tan solo de vez en cuando para observar la cicatriz blanca del recuerdo.