Un nuevo estudio desmonta la idea de que el almacenamiento geológico de carbono es casi ilimitado. La capacidad real sería de apenas 1.460 gigatoneladas, diez veces menos de lo estimado. Esto cambia radicalmente las estrategias climáticas: no podemos confiar en limpiar después, la prioridad vuelve a ser reducir emisiones ahora.