«Soy una persona necesitada de afecto, yo exijo a la gente que me quiera». Son las palabras de El Gran Wyoming en la entrevista de Gonzo para 'Salvados', con la que estrena una nueva temporada este domingo a las 21.25 en La Sexta con este presentador como primer protagonista. Coincidiendo con el estreno de la temporada 20 de 'El Intermedio', Gonzo vuelve por un día a la que fue su casa para mostrar el día a día del programa y descubrir el lado más humano y personal de su presentador, desde sus inicios en televisión y sus más de 40 años de carrera hasta su faceta como padre, su timidez y las ausencias que marcaron su vida. «Vemos a una persona que acaba de cumplir 70 años y que le está gustando mirar atrás y se siente satisfecho a nivel profesional y personal, pensé que podíamos hacerlo de una forma distinta. Es mi ídolo hasta que lo conocí, enseguida pasó a ser un amigo. Cuando empecé a trabajar con él, a las tres semanas me dijo que iba a tocar con su grupo a mi ciudad, y me dijo que fuera con él y con su grupo de amigos. Eso marcó lo que vi que era El Gran Wyoming y conocí lo que quiere, que todo el mundo que esté a su alrededor esté bien», reconoce el presentador. Además de conocer el lado más personal de El Gran Wyoming y los secretos de su programa, la temporada de 'Salvados' abordará historias humanas y cercanas, y seguirá atenta a la actualidad social y política. Gonzo entrevistará al conductor del tren Alvia que descarriló hace doce años en Angrois, cerca de Santiago de Compostela, por exceso de velocidad. El accidente provocó 80 muertos y 145 heridos y la responsabilidad enseguida se trasladó al maquinista. «Imagínate que te ves señalado como el culpable de todo. Como él reconoce su responsabilidad, pero no culpabilidad, es muy duro. Nos ayuda a entender el país en el que vivimos y que si no somos nosotros los que defendemos lo nuestro, probablemente nadie venga a hacerlo», asegura. Uno de los capítulos más especiales de la temporada será el dedicado a conocer de cerca uno de los equipos de trasplantes más reputados del mundo, el del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. Gonzo se pega al equipo durante una semana para vivir en primera línea un viaje extremo, física y emocionalmente, que empieza con una muerte y acaba en un tiempo de vida extra con el que no se contaba. «Empezamos a hacerlo desde la curiosidad, de cómo es vivir con gente que está a punto de morir y que al mismo tiempo se le regala la vida, y terminamos haciéndolo con admiración. Son los que nos ayudan a trasladar el mensaje desde 'Salvados'. Se nos regala la vida sin pagar una factura, que no nos intenten vender lo contrario », explica Gonzo. Estar cada día delante de historias complicadas, dolorosas en muchas ocasiones, puede suponer un desgaste mental. En más de una ocasión, el presentador se ha sentido «culpable» de todo lo que tiene. «Ahora mismo, por ejemplo, con la situación de Gaza, después de estar allí sientes que te sobra todo. Mi mujer muchas veces, ante esta situación, siempre me ayuda y me dice: 'que tu hijo te pida un chupachup es normal, no tienes que sentir responsabilidad por ello'. La esperanza que das a alguien para contar su historia en televisión es limitada», reconoce el presentador. En este curso, 'Salvados' también analizará el crecimiento de las estafas telefónicas. Gonzo hablará con estafadores y víctimas para descubrir que los métodos para llevarlas a cabo se han actualizado, pero las consecuencias son las mismas de siempre: vidas arruinadas y millones de euros en manos de redes delictivas. «Experimento una sensación de que la gente tiene ganas de ver 'Salvados'. Tienen interés en las historias, en decisiones políticas, en fenómenos climatológicos. Siempre pensamos en las consecuencias de la gente que nos ve», explica. El programa de La Sexta también viajará a Ademuz, el pequeño pueblo de la España vaciada en el que cada vez pasa más tiempo la escritora Elvira Lindo. Allí, en el pueblo de su madre, la creadora de Manolito Gafotas encuentra la paz, la cordialidad y la amabilidad de los vecinos que ya no se encuentran en las grandes ciudades. Un estilo de vida que también ha conquistado a su pareja Antonio Muñoz Molina. «No importa que estas historias se hayan contado antes, lo que importa es cómo la contamos nosotros», reconoce el presentador. «Las cosas cambian, que cuesta mucho, pero nuestra intención no es tanto de cambiar las cosas por arriba, sino dar elementos de pensamiento crítico. Las cosas no cambian arriba si no se presiona a la sociedad. Somos un país enfadado, intencionadamente enfadado, donde los mensajes que nos mandan los políticos son de división . La verdad está en la calle, no en las ruedas de prensa de los políticos», asegura. Para Gonzo, su trabajo no está tanto en función de cambiar las cosas, sino de llevar buenas historias a los espectadores: «El último programa que hicimos fue reclamado por la jueza de instrucción de la Dana de Valencia. Hacemos programas cuya primera intención es satisfacer a los espectadores, si hiciéramos trabajo para cambiar las cosas haríamos trampa . Después de hablar de redes sociales, nos han llamado para ir a hablar sobre este tema. Las cosas no hay que cambiarlas con grandes titulares. No me frustra no cambiar las cosas. Me frustra querer contar una historia y al ver el resultado pensar que no lo he conseguido», reconoce.