El fallecimiento de Vicente, conocido y querido kioskero del kiosco de Fray Isidoro, en la esquina con León XIII, ha conmovido a todo un barrio en Sevilla. Su marcha ha provocado una reacción espontánea de vecinos que, con flores y cartas, han querido rendirle un último homenaje en el lugar donde durante décadas repartió sonrisas junto con los periódicos de cada mañana.Las puertas del kiosco se han convertido en un improvisado altar de recuerdos. Varias personas, tanto mayores como más jóvenes, se han acercado para dejar mensajes de despedida y muestras de afecto hacia quien, más allá de vender prensa, se había convertido en una figura cotidiana y cercana para muchos sevillanos.Un homenaje lleno de cariño y respetoEl periodista Francisco Artacho ha compartido en redes sociales imágenes del emotivo homenaje, reflejando la magnitud del cariño que Vicente despertó entre los vecinos. En la fachada del kiosco se pueden leer notas manuscritas junto a flores blancas y una flor hecha con globos.Entre los mensajes destacan palabras que resumen el sentir del barrio: “Querido Vicente, gracias por ser tan buena persona. Te echaremos mucho de menos. El barrio no es lo mismo sin ti. Adiós”. Otros recordatorios muestran el vínculo humano que Vicente cultivó con sus clientes: “Daba gusto hablar contigo, alma bonita. ¡Te echaré mucho de menos! Brilla. Hasta siempre”.Ha fallecido el kioskero de Fray Isidoro de Sevilla, esquina con León XIII. El kiosko se ha llenado de muestras de cariño y de respeto. pic.twitter.com/FOWKrRlGVT— Francisco Artacho (@Artatxo) November 7, 2025Uno de los mensajes más conmovedores refleja el cariño de quienes lo conocieron desde niños: “Gracias por estar siempre aquí, por ser el primero que me daba los buenos días cuando iba al instituto, por ser la persona que de pequeña siempre me guardaba las revistas haciendo que una niña de 9 años saltase de alegría. Te queremos, Vicente. Gracias por todo”.El adiós a Vicente es el ejemplo de cómo una vida sencilla puede dejar una huella profunda entre sus vecinos. Su kiosco, durante años punto de encuentro y conversación, se ha transformado en un lugar para homenajear su persona.