Obviedades, vanidades

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Este miércoles de Champions, en Brujas, los dioses del fútbol trazaron un cruel guión para el Barça. El equipo venía de ganar al Elche en un partido con más dudas que certezas y Flick confiaba en la misma alineación. Las bajas no le daban alternativa. La falta de coordinación defensiva provocó que el primer gol del Brujas llegara en el minuto seis, y de nuevo dudamos de la defensa adelantada, pero el Barça igualó enseguida y lo olvidamos. Las cosas se ponían en su sitio y Fermín avisaba con un balón al palo, cuando un contragolpe hizo adelantar a los belgas. 2-1 y a remar. Entonces un nuevo palo de Lamine y otro de Eric García debió de ablandar a los dioses, y pronto el 10 del Barça se inventó una jugada fabulosa para empatar. Sin embargo el sadismo no arreciaba y la alegría sólo duró dos minutos, hasta que el Brujas marcó un nuevo gol de contragolpe. Al final el Barça recibió el regalo del 3-3, aunque los dioses siguieron jugando con el equipo como un ratón en las garras de un gato: el VAR les salvó de un penalti y una pifia de Szczesny. Final. El gol de Lamine merecía ser el emblema de una victoria, pero el empate ya no parecía tan malo. Seguir leyendo....