Gonzalo Celorio, ciudadano ejemplar de la república de las letras

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Una de las raras virtudes de Gonzalo Celorio como escritor e intelectual público es que sus virtudes se retroalimentan. En la base de todo está su agudeza como lector y su genio como narrador oral. Ambas cualidades –unidas a que parte del análisis de los textos originales y no de sus epígonos– lo convierten naturalmente en el mejor profesor imaginable. Su pasión lectora y su genio histriónico de sobremesa lo han llevado a memorizar pasajes enteros de las letras hispanoamericanas. Célebre es su recitado en glíglico del capítulo 68 de 'Rayuela', por ejemplo. Pero Celorio no es solo un brillante profesor, medalla que en estos días de desierto académico ya sería mérito para toda una vida, sobre todo al despertar... Ver Más