Gitano del barrio de Santiago, donde nació el 11 de febrero de 1940, Rafael de Paula fue una de las figuras más singulares y respetadas de la tauromaquia contemporánea. Su nombre está ligado para siempre a Jerez de la Frontera, la ciudad donde toreó su última corrida el 18 de mayo del año 2000. Aquella tarde, tras escuchar tres avisos y verse imposibilitado para estoquear a sus toros, se cortó la coleta, poniendo fin a una trayectoria marcada por la inspiración y el misterio.Su muerte este domingo a los 85 años de edad ha provocado una profunda consternación en el mundo del toreo y en su tierra natal. Rafael de Paula encarnó el toreo de pellizco y sentimiento, una forma de entender el arte más como expresión del alma que como técnica. En cada muletazo dejó una huella irrepetible, forjada entre la elegancia, el riesgo y la verdad que caracterizan a las grandes leyendas del ruedo.Reacciones de Jerez, la tauromaquia y el mundo cofradeLas muestras de duelo no se hicieron esperar. Desde la Hermandad del Prendimiento, de su barrio de Santiago, han expresado en redes su pesar por la pérdida de quien consideraban uno de los suyos: “La Junta de Gobierno quiere expresar su más sentido pésame por el fallecimiento de Don Rafael Soto Moreno, Rafael de Paula, quien fuera hermano de nuestra Hermandad, padre y abuelo de hermanos/as de nuestra corporación. Descanse en paz”.Por otro lado, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, se unió a las condolencias y reconoció públicamente la figura del maestro jerezano: “Mi profundo pesar por el fallecimiento del maestro Rafael de Paula, un torero de arte que deja su nombre grabado en la historia de la tauromaquia con estilo propio y la brillantez de su capote. Un fuerte abrazo a su familia, a Jerez y al mundo del toreo”.Numerosos aficionados están recordando también su personalidad reservada, su forma casi mística de vivir el toreo y su influencia en generaciones posteriores.