Julio Alberto Heras, el jerezano que transforma la Semana Santa en arte tejido a mano

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Julio Alberto Heras, de 37 años y natural de Jerez, lleva más de una década inmerso en el mundo del crochet. Su historia combina creatividad, artesanía y amor por las manualidades: “Empecé a tejer hace más de 10 años y, poco a poco, fui inventando mis propios amigurumis”, cuenta Julio a lavozdelsur.es. "Siempre me ha gustado hacer muñecos, y al final descubrí que podía hacerlos a crochet y personalizarlos completamente".El germen de su proyecto surgió de la infancia. De pequeño, Julio hacía pasos de Semana Santa con cajas de fresa y figuritas de escayola, decorando flores de papel de seda y pequeñas velas. Esa experiencia despertó en él la idea de crear pasos y figuras religiosas tejidas a mano, uniendo su creatividad con la tradición de Jerez.Amigurumi Cofrade: inventando cada detalleSu proyecto, Amigurumi Cofrade, consiste en crear imágenes religiosas a crochet, cuidadosamente diseñadas y personalizadas. Cada pieza mide entre 20 y 25 centímetros y algunas requieren hasta dos semanas de trabajo. Los mantos, coronas y bordados son elaborados para que cada amigurumi tenga personalidad propia y respete la estética del original.Julio Heras, el jerezano que teje imágenes religiosas, en su taller.  MANU GARCÍA"Cuando me piden una imagen, invento todo el patrón y me aseguro de que se parezca lo máximo posible al original", explica. Las figuras se articulan internamente con alambre, permitiendo que adopten poses realistas. Aunque recuerden a muñecos, no son peluches: cada pieza se expone sobre una base de madera, como una verdadera obra de arte.La Semana Santa como inspiraciónAunque actualmente no pertenece a ninguna hermandad, Julio confiesa que siempre le ha apasionado la Semana Santa. "De niño sí fui parte de alguna, pero ahora solo voy a verla y disfruto del arte sacro. Me encanta la estética de los pasos y poder reinterpretarlos con crochet", comenta.Su primera obra icónica fue la Borriquita, un pequeño paso tejido que llamó la atención de amigos y seguidores. A partir de ahí, empezaron los encargos de diferentes ciudades, como Málaga, Sevilla y Valencia. Entre sus favoritos destacan un Crucificado original y varias Vírgenes, incluida la Macarena, con mantos, coronas y bordados cuidadosamente reproducidos.Una virgen y un crucificado, tejidos por Julio Heras. MANU GARCÍATikTok e Instagram: del hobby a la visibilidadEl alcance de su trabajo se amplió con las redes sociales. Julio empezó en Instagram, pero fue TikTok la plataforma que lo catapultó: "Subí un vídeo de un paso que hice y llegó a más de 90.000 reproducciones. La gente empezó a pedirme encargos", recuerda.A raíz de esa respuesta, formalizó su proyecto bajo el nombre de Amigurumi Cofrade, compartiendo sus imágenes y el proceso creativo. "La gente comenta, pregunta y se interesa por cómo se hace cada pieza. Eso me motiva a seguir inventando", explica.Un proceso artesanal minuciosoEl trabajo de Julio requiere paciencia y precisión. Desde inventar el patrón hasta tejer cada figura, diseñar los bordados manualmente y colocar los detalles con hilo y cuentas, cada pieza es el resultado de horas de dedicación.Julio Heras, tejiendo imágenes religiosas. MANU GARCÍA"El tiempo que tardo en una Virgen puede ser de una a dos semanas, dependiendo del manto y la corona. No solo es tejido; también es diseño, bordado, articulación y colocación de detalles minuciosos", detalla. Los encargos suelen requerir entre una o dos semanas de antelación.Regalos con alma y tradiciónAunque todavía no vive de su arte, Julio recibe encargos de particulares que buscan piezas especiales como obsequio. "La mayoría son para regalar, especialmente en fechas señaladas. Ahora estoy haciendo una Virgen para Reyes Magos", comenta. Cada pieza es tratada con cariño y cuidado, asegurando que el destinatario reciba un objeto con valor artístico y emocional.Julio Heras, con una virgen tejida por él. MANU GARCÍADe Jerez para el mundoDesde su taller en Jerez, Julio Alberto Heras transforma la Semana Santa en pequeñas obras de arte tejidas, acercando la tradición a nuevas generaciones y demostrando que el crochet puede convertirse en un lienzo para el arte sacro."Me gusta inventar, crear y compartir. Es un hobby que se ha convertido en pasión y, poco a poco, en un proyecto que puede crecer. Cada pieza refleja el cuidado y la dedicación que pongo en cada detalle", concluye.