Mazón dimite sin renunciar a su aforamiento y deja la salida a la crisis valenciana en manos de Abascal

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Carlos Mazón dimite pero se queda. Tras varios días en el alambre, el jefe del Consell dio una declaración institucional —sin preguntas— a primera hora de este lunes en la que anunció —sin anunciar—su dimisión como president de la Generalitat tras unos meses que definió como "muy duros". El barón valenciano se presentó como una víctima de las circunstancias y recurrió a las mismas mentiras con las que lleva tratando de justificarse desde que, hace un año, una dana arrasase la provincia de Valencia y provocara la muerte de 229 personas a su paso. Aunque reconoció errores, trató de responsabilizar al Gobierno central de ellos.El barón del PP no lo dijo, pero desde su entorno aclararon después que su dimisión como jefe del Consell —un puesto en el que seguirá, en funciones, hasta la designación de un nuevo president o presidenta— no implica que vaya a renunciar al acta de diputado. Hacerlo sería arriesgarse a perder el aforamiento y, por tanto, correr el riesgo de ser imputado por la jueza de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra, que instruye la causa de la dana. En Génova justifican esa decisión señalando que el "acta es personal".Aunque Mazón amagó con convocar elecciones durante las negociaciones que mantuvo durante el fin de semana con la dirección nacional del PP, según explican fuentes del partido, finalmente no dio ese paso para no arriesgarse a una derrota electoral de la derecha. Sin embargo, ese escenario no se descarta si finalmente el PP valenciano no logra convencer a Vox de que apoye a uno de sus diputados para relevar a Mazón.Los conservadores necesitan el apoyo de la ultraderecha para realizar cualquier movimiento ya que gobiernan en minoría con 40 escaños. Necesitan los 13 de Vox para elegir a un presidente transitorio que agote la legislatura. Una vez comunicada la renuncia, que Mazón formalizó pasadas las 15 horas, el PP—o cualquier otro partido— tiene 12 días hábiles para presentar candidato. Él y su Consell seguirán en funciones hasta que se elija a un nuevo presidente y se publique el nombramiento en el Boletín Oficial del Estado.La extrema derecha, sin embargo, no parece que vaya a ponérselo fácil. Su líder, Santiago Abacal, cargó tintas contra la dirección nacional del PP liderada por Alberto Núñez Feijóo por, en su opinión, haber utilizado a Mazón como "chivo expiatorio" y hacerle el juego al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. También afirmó que el jefe del Consell lo llamó "minutos antes" de comunicar su decisión para informarle personalmente de lo que iba a hacer y negó contactos previos para la investidura de un nuevo jefe del Consell. Feijóo se mantendrá al margen de esa negociación, que liderará, en principio, el PP valenciano.En Génova, sin embargo, niegan que Feijóo haya sido la persona que ha forzado a Mazón a dar un paso atrás de forma inmediata. Es más, fuentes de su equipo aseguran que esa petición vino desde el propio jefe del Consell y que el líder nacional del PP únicamente tenía previsto reunirse con él el próximo 7 de noviembre para comunicarle que había decidido que no podría repetir como candidato en 2027. Una versión que se contradice con la proporcionada por el entorno del presidente valenciano hasta este domingo.Según Génova, Mazón telefoneó a Feijóo el pasado jueves, un día después del funeral de Estado en el que el barón del PP recibió abucheos e insultos por parte de los familiares de las víctimas de la dana, y le dijo que ya tenía la decisión tomada. En el equipo de Feijóo aseguran que el valenciano le dijo que no podía más y que puso el cargo a disposición del partido. Un paso que, tal y como trasladan estas fuentes, no había dado nunca antes.En el PP valenciano lo desmienten y aseguran que cuando Mazón anunció que quería darse un tiempo para "reflexionar" no estaba entre sus planes dimitir y por ese motivo hace referencia a las comparecencias previstas en las distintas cámaras parlamentarias. En cambio, según señalan en la dirección nacional, el valenciano "precipita" su renuncia tras la presión social, mediática y política de los días anteriores. En el equipo de Feijóo también niegan que ellos tengan un interés en promocionar a la alcaldesa de València, María José Catalá, frente al presidente de la Diputación de València, Vicent Mompó, en caso de que haya una convocatoria electoral. Un extremo que niegan de nuevo en el PPCV, que aseguran que ese fue, precisamente, uno de los escollos durante las negociaciones del fin de semana en las que se trató de pilotar la sucesión de Mazón.Por lo pronto, ninguna de las dos partes quiere adelantar pantallas y a día de hoy el mejor posicionado para sustituir a Mazón es su mano derecha y actual portavoz del PPCV, Juan Francisco Pérez Llorca. Los conservadores quieren que Pérez Llorca sea esa figura de transición hasta que se celebren elecciones autonómicas. En cambio, si el PP no consigue convencer a Vox, la Comunitat Valenciana se abocaría a elecciones entre marzo y abril.Alcalde de Finestrat (Alicante), Pérez Llorca es un hombre de la absoluta confianza de Mazón y uno de los interlocutores habituales de Vox. Estuvo en la mesa de negociación con los ultraderechistas tras los comicios autonómicos de 2023, lo que que desembocó en el pacto que trajo el primer gobierno autonómico de coalición entre PP y Vox. En la dirección nacional siempre han culpado a sus homólogos valencianos de haber precipitado ese acuerdo en medio de la campaña de las generales, lo que, a su juicio, ayudó a Pedro Sánchez a lograr una mayoría suficiente para mantenerse en Moncloa.En el PP valenciano ven con buenos ojos su nombramiento provisional, pero no quieren que Génova se inmiscuya en otro proceso pendiente: la elección del nuevo presidente del partido. Los presidentes provinciales de Castellón, Valencia y Alicante se reunieron el viernes pasado y decidieron pedir ser tenidos en cuenta y proponer como sustituto de Mazón a Mompó. En Génova consideran "precipitado" ese movimiento y aseguran que no pueden hablar en este momento de quién será el candidato ante tanta incertidumbre.Por su parte, Catalá —a la que la crisis le ha pillado de viaje oficial en Nueva York— no quiere arriesgarse a hacer ningún movimiento que ponga en peligro la alcaldía de València, pero tampoco ha visto con buenos ojos que la dirección del PPCV haya promovido a Mompó sin consultarle. Aunque ella, a diferencia de Mompó, sí es diputada en Les Corts, su nombre no es bien recibido por Vox, su socio en el Ayuntamiento. A todo ello hay que sumarle que hay otra persona que está dispuesta a dar la batalla por la presidencia del PP valenciano: el expresidente Francisco Camps. Tras más de una década de viacrucis judicial, Camps asegura que el PP tiene una deuda con él y de que ya es hora de ajustar cuentas tras su absolución del caso de los contratos con Gürtel. Y desde su equipo de campaña ya han dejado claro que piensa dar esa batalla.