Jaén vive una jornada histórica de fe y devoción con la Magna del Rosario

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Las calles de Jaén amanecían este sábado convertidas en un templo . Desde primeras horas del día, el olor a incienso, el sonido de las bandas y el ir y venir de las miles de personas que se dieron cita en la capital resultaron protagonistas madrugadores de una jornada histórica. La Procesión Magna del Rosario de la Esperanza , organizada por la Diócesis de Jaén dentro del Jubileo de la Esperanza 2025, reunía a decenas de miles de personas en una manifestación de fe sin precedentes que llenaba de fe cada rincón de la ciudad. Desde el viernes se sucedían los actos. Las imágenes fueron montadas en sus pasos procesionales y expuestas en los templos de acogida, donde miles de fieles acudían a rezar y contemplarlas en una vigilia que preparaba el ambiente para el gran día. Al mediodía, la avenida de la Virgen de la Cabeza se convertía en el punto neurálgico del evento. Los pasos iban tomando posición mientras el público llenaba cada espacio disponible. A las doce, los asistentes participaban en el rezo del Ángelus y visitaban la Tienda del Encuentro , donde el Santísimo quedó expuesto para la oración y la confesión. En ese mismo punto, ante todas las cofradías participantes y sus imágenes, el obispo de Jaén, Sebastián Chico Martínez, ofició una misa ante miles de personas en un gesto de unidad que ha simbolizado la comunión de toda la diócesis. A las cuatro de la tarde comenzaba la procesión. Las veintidós imágenes salían en orden cronológico , agrupadas según los misterios del Rosario y acompañadas por bandas de música que llenaron las calles con marchas solemnes. El itinerario conducía a los pasos por las principales vías del centro hasta desembocar en la Plaza de Santa María, donde se vivía el momento más emotivo ante la Catedral. La ciudad vibraba con escenas inéditas y que quedarán para la historia de la provincia: el paso de ‘El Abuelo’ arrancó lágrimas, el Resucitado de Martos despertó aplausos, la Virgen del Alcázar fue recibida entre vítores y el Cristo del Consuelo, llegado de Cazorla, generó una enorme expectación al tratarse de un cuadro de grandes dimensiones cubierto de campanillas y oraciones. La Magna ha supuesto un reto logístico y de seguridad sin precedentes. Cerca de trescientos agentes de la Policía Nacional, junto a la Guardia Civil, la Policía Local, Protección Civil y los Bomberos, garantizaron una jornada sin incidentes. El dispositivo de tráfico funcionó con precisión, con líneas especiales de transporte y lanzaderas que facilitaron los desplazamientos ante el cierre del centro al tráfico. Con la llegada de la última imagen a su templo de acogida, emprendiendo la vuelta desde la plaza de Santa María, la ciudad recobró su calma. Jaén ha vivido una jornada irrepetible que ha unido a toda la diócesis y que quedará en la memoria de los miles de fieles llegados de toda la provincia para vivir y formar parte de este momento histórico.