Este miércoles, 1 de octubre, un funcionario de la prisión catalana de Puig de les Basses fue agredido por un interno . A consecuencia, sufrió varias f isuras en las costillas, y algunos de sus compañeros, lesiones de diferente consideración. El preso, condenado por haber matado a su madre, ingresó hace tres años en el penal. Primero fue trasladado a la enfermería, donde verbalizó que quería «ver sangre». Los trabajadores alertaron ya entonces de la peligrosidad del reo , pero tras lo ocurrido, denuncian que dichas alertas no se han traducido en «protocolos preventivos» efectivos. Según ha denunciado el sindicato IAC-CATAC, en las últimas semanas, diferentes profesionales del centro habían informado del rechazo persistente del recluso a tomarse la medicación prescrita, así como de actitudes delirantes y de comportamiento errático, sin activación a tiempo de medidas como el traslado preventivo a enfermería, cuando se constataron los indicios de descompensación y riesgo. Por eso la organización de funcionarios vuelve a denunciar «la carencia de aplicación real y efectiva de los protocolos de prevención , ante internos con trastornos graves de conducta o negativa a su tratamiento, así como una coordinación insuficiente respecto de la salud mental» en el ámbito penitenciario , «que ha dejado el personal expuesto de manera innecesaria». Así, a través de un comunicado este sábado, recuerdan que este último ataque se enmarca en un «contexto de incremento de agresiones a funcionarios de prisiones en Cataluña durante 2025», y por eso reclaman «medidas inmediatas y verificables para garantizar» su seguridad. Entre las medidas que piden, la revisión y despliegue efectivo de protocolos de prevención, con criterios claro, para el traslado a enfermería de ese tipo de reclusos, así como la derivación a la unidad hospitalaria penitenciaria psiquiátrica cuando se cumplan los supuestos clínicos, priorizando la seguridad del personal . Los funcionarios también exigen que tanto la dirección del centro como Servicios Penitenciarios asuma responsabilidades por la carencia de previsión a pesar de las alertas reiteradas, con la trazabilidad de todas las comunicaciones previas al respecto del reo que atacó a un trabajador el pasado miércoles. Además, reclaman más medios humanos y materiales , así como formación específica en manejo de internos de alta peligrosidad y en coordinación con los equipos de salud mental.