De Luho, un bar de tapas y raciones con una vuelta de tuerca, tardeo y cocina abierta todo el día en Los Bermejales

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Los Bermejales estrena De Luho, un bar que se instala cómodamente en el terreno de las tapas y las raciones , con una idea muy clara detrás: elevar un punto las tapas de siempre sin perder el espíritu de barrio. Un sitio para ir a tomar cervezas, picar algo rápido o sentarse a comer con calma, alargar la sobremesa con una copa, y con precios contenidos y la cocina funcionando durante toda la jornada. El concepto gira en torno a las tapas de toda la vida, llevadas un paso más allá en producto y ejecución, pero sin perder el lenguaje de bar ni pasarse de vueltas. Mesas altas, mesas bajas y una terraza amplia completan un formato flexible, válido tanto para el aperitivo como para una comida improvisada o una cena informal. Abren cocina todo el día y la sobremesa con copas de tardeo tiene un peso especial. Detrás de De Luho están Fernando y Juan, dos amigos muy ligados al día a día del barrio, junto a Álvaro, hermano de Fernando y arquitecto, responsable de la obra y la puesta a punto del local. Un proyecto pequeño, cercano y muy pegado a la calle, pensado desde dentro del propio entorno de Los Bermejales. Fernando además cuenta con dos proyectos más de hostelería, La Malhablada en Nervión y La Tontona en la Alameda de Hércules. La cocina de De Luho parte de la tradición del bar sevillano, pero con una mirada actual. Tapas reconocibles, raciones para compartir y una carta viva que cambia con frecuencia. El fuera de carta tiene peso y cuentan con sugerencias diarias. El cocinero, con raíces egipcias, va ajustando propuestas según temporada y el propio feedback de los clientes. El recorrido arranca con una sección de abacería , con gildas tradicionales, gildones y banderillas, junto a productos de corte como la mojama de atún rojo, servida con AOVE, o los taquitos de jamón de bellota 100% ibérico de Federico Flores. También hay salchichón ibérico, tabla de quesos andaluces y propuestas como la anchoa con mantequilla de queso cabrales. En el apartado de panes y tostas aparecen clásicos con peso propio, como el mollete de pringá, o el mollete de solomillo al whisky. La parte central de la carta mezcla tapas de barra con platos algo más elaborados. Aquí conviven elaboraciones como las croquetas del chef, chips de berenjena con baba ghanoush, ensaladilla de gambas al ajillo o alcachofas confitadas con crema de queso payoyo y tocino ibérico. También hay espacio para recetas con un punto más actual y viajero, como lagrimitas de pollo thai, katsu sando de pollo, croissant de pulled pork o rollito crujiente de verduras de temporada. En el apartado de platos más completos aparecen opciones como la carrillada ibérica al oporto sobre puré de patata al romero, risotto de setas de temporada, el canelón de carne asada con bechamel trufada, o el steak tartar de solomillo de ternera, servido sobre crujiente de parmesano. El producto del mar también tiene presencia con el tartar de atún rojo de almadraba, el carpaccio de gamba roja con aceite de cítricos de Sevilla, o las papas aliñadas con tartar de mejillones. Para compartir al centro , destacan las cazuelas de huevos, ya sea con chistorra navarra o con carabineros y gambas cristal, pensadas para mesa de bar y cuchara al momento. También hay una sección de brasa que reúne cortes como entrecot de vaca madurada, medallón de solomillo de ternera y presa ibérica, con guarniciones a elegir. El cierre mantiene un registro clásico y reconocible, con postres como el brownie de chocolate con helado de vainilla, el tiramisú con base de Baileys, la tarta de chocolate y galletas, o propuestas más particulares como la espuma de mojito con tarta Toblerone. La cerveza es uno de los ejes del proyecto. En De Luho manda Cruzcampo, servida en vasos de barro y copas finas congeladas, con tiradores bien cuidados. Una propuesta muy directa, pensada para acompañar todo el recorrido de tapas y raciones. También cuentan con botellines y una selección básica para completar la oferta. El local es pequeño en el interior, completamente renovado, y se apoya en una terraza amplia, con unas quince mesas entre altas y bajas. Un espacio cómodo pensado para que apetezca quedarse y repetir. De Luho se encuentra en la avenida Finlandia, en Los Bermejales, un barrio donde este tipo de bares —de diario, cercanos y con cocina constante— encajan de forma natural.