Su renuncia, anunciada el 29 de diciembre de 2025, ha causado cierto revuelo pero Rosauro Varo ha decidido tomar distancia y dedicarse con toda su energía a sus proyectos personales, especialmente en sectores como el ocio, el turismo y el inmobiliario , muchos de ellos en su querida Andalucía. Varo y Amaia Salamanca se conocieron en Ibiza en 2010 , presentados por un amigo común, en un verano que, como muchas historias clásicas andaluzas, terminó siendo algo más que un capricho veraniego. Amaia ha contado con naturalidad cómo él, atento y caballeroso, la conquistó con su sentido del humor y su estilo. Tienen tres hijos: Olivia, Nacho y Mateo , y a pesar de llevar juntos más de una década, han decidido no casarse oficialmente, algo que Amaia ha explicado con serenidad, consideran que la formalidad del matrimonio no suma nada más a lo que ya tienen construido juntos. Ese respeto por la independencia dentro de la pareja es también parte de lo que ha generado titulares y rumores a lo largo de los años, aunque sin que nadie del entorno confirme crisis definitivas. Su relación se mantiene, según fuentes cercanas y nuevas imágenes públicas, muy viva. Amaia en alguna ocasión ha comentado que incluso permitiría reconstruir una relación tras una infidelidad, «siempre que exista diálogo y voluntad de crecer juntos» , una confesión que escandalizó a muchos. Lejos de los despachos y los consejos de administración, Varo y Salamanca han construido una vida familiar en tres escenarios principales. La Moraleja (Madrid) es su residencia principal. Viven en un chalet amplio y discreto en esta urbanización de élite, donde crecen sus hijos y nadie les molesta. En Marbella tiene un refugio. Una villa amplia con vistas al mar y la montaña. Más que una casa de verano, es el lugar donde la familia pasa largas temporadas y donde Rosauro ha tejido parte de su vida empresarial y social. En Sevilla, para un sevillano con raíces tan profundas, el palacete histórico junto a la Giralda no es solo un inmueble sino una conexión con su ciudad y su pasado familiar. Varo ha sabido cultivar amistades que atraviesan esferas tan diversas como la política, el deporte o la alta sociedad. Es cercano a personajes como Alonso Aznar (con cuya boda en México estuvo presente), a los hermanos Luis y Rafael Medina Abascal, al jinete Álvaro Muñoz Escassi, al piloto Fonsi Nieto o a empresarios como Javier Hidalgo , su socio de toda la vida. Más allá de esos nombres de revista, hay una red de camaradería que se remonta a sus inicios, amigos de juventud sevillana que le vieron crecer, emprender en la noche y luego diversificar su vida profesional hasta convertirse en la figura que es hoy. Un detalle revelador de su universo social es que a pesar de su perfil mediático y su relación con una actriz famosa, Varo favorece siempre la discreción con cenas privadas, encuentros en casas de amigos y paseos familiares lejos de fotógrafos. Ahora que ha dado un paso al lado en Telefónica, Rosauro puede centrarse en su vida personal, su familia, sus proyectos empresariales y en su grupo de amigos.