El acceso a la vivienda se ha convertido en el mayor desafío social y económico de Europa. España lo sabe bien: los precios de compra y las rentas del alquiler se encuentran en niveles astronómicos, imposibles de cuadrar con los sueldos actuales. No actuar a tiempo, con decisión y valentía, puede abrir una fractura social con consecuencias desestabilizadoras para la democracia. Las clases medias excluidas de la vivienda tienden a radicalizarse y a apoyar políticamente a partidos extremistas. Seguir leyendo....