El Sáhara Occidental, ante la última batalla de la descolonización

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Se trataba de una votación más en la ONU, que debía determinar si la misión de las Naciones Unidas para la organización de un referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso) continuará durante un año más o no [a última hora de este viernes, la ONU ha aprobado una resolución que incluye la prórroga de un año de Minurso (nota de infoLibre)]. Pero esta vez ha tenido un matiz un tanto particular, tras el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental por parte de varios Estados occidentales, entre ellos Estados Unidos, España, Francia, Alemania o el Reino Unido.Según diversas fuentes, varios de esos países han estado trabajando entre bastidores para que este año se apruebe un plan de autonomía favorable a Marruecos. [Finalmente, la resolución que ha salido adelante hace unas horas, redactada por EEUU, sitúa ese plan de autonomía de Rabat como la base de una negociación que conduzca a la resolución del conflicto; es decir, representa el mayor apoyo de la ONU hasta el momento al plan de Marruecos para el Sáhara (nota de infoLibre)]. El Sáhara Occidental, colonia española hasta 1975, es considerado hoy en día por la ONU como un territorio no autónomo. Numerosos actores a favor del derecho a la autodeterminación de los pueblos reclaman un referéndum para que los principales interesados, los saharauis que viven hoy en los territorios ocupados, en campamentos cerca de Tinduf, en el desierto argelino, o en el exilio, puedan expresarse sobre su futuro.Pero el tema sigue estando devaluado, presentado en primer lugar como un conflicto regional entre Marruecos y Argelia (Argelia apoya el principio de autodeterminación de los pueblos dada su propia historia), cuando en realidad debe considerarse como una de las últimas grandes batallas de la descolonización y del derecho internacional.En una carta dirigida a António Guterres el 22 de octubre, el presidente saharaui, Brahim Ghali, también secretario general del Frente Polisario (movimiento político independentista), ha denunciado la “complicidad pasiva” de Naciones Unidas, que se contenta cada año con organizar una votación para mantener —o no— la acción de la Minurso, sin obtener resultados sobre el referéndum que se supone que debería haberse celebrado desde 1991. “La ausencia de medidas concretas por parte de Naciones Unidas ha animado a Marruecos a continuar con su ocupación ilegal con total impunidad”, subrayó el responsable saharaui en su misiva.En un momento en que Marruecos intentaba imponer su plan de autonomía a toda costa, con el apoyo de varias potencias mundiales, entre ellas Estados Unidos, Mohamed Yeslem Beissat, ministro de Asuntos Exteriores saharaui, dio un primer paso hacia el entendimiento. El 23 de octubre, se declaró dispuesto a aceptar un “pacto de libre asociación que podría parecerse a la propuesta de Marruecos”, pero con la condición de que se celebre un referéndum.Desde hace treinta años, “Marruecos aplica la política de los hechos consumados”, recuerda Claude Mangin, defensora de los derechos de los saharauis y esposa de Naâma Asfari, preso político saharaui. “Hoy, el Polisario retoma su posición de 2007, diciendo que no está en contra de la autonomía, pero con referéndum”. Contactado Mohamed Ali Zerouali, representante del Frente Polisario en Francia, explicó que, a dos días de la votación en la ONU, aún se estaban llevando a cabo consultas y negociaciones entre los miembros del Consejo de Seguridad. Hacía referencia a una propuesta de Estados Unidos presentada la semana anterior, pero aún no había ningún documento oficial. “Estados Unidos y Francia están presionando para que se apruebe el plan de autonomía marroquí como única base para la solución”, nos dice. [Es lo que finalmente ha sucedido, pero se incluye la prórroga de un año para la organización del referéndum (nota de infoLibre)].Pero esos dos Estados “son miembros permanentes del Consejo, y deberían velar por el respeto del derecho internacional”. Marruecos no puede, añade Zerouali, “conceder la autonomía” a un territorio del que legalmente “no es soberano”. Según él, el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara Occidental por parte de varios Estados occidentales no tiene valor jurídico.El Frente Polisario seguía abierto a una propuesta denominada “ampliada”, precisa su representante, “en la que podamos ir juntos al referéndum”. “Estamos convencidos de que la paz puede beneficiar a todos, en primer lugar al pueblo saharaui, que lleva cincuenta años sufriendo esta guerra, pero también a los marroquíes. Estamos dispuestos a negociar, pero sin poner en tela de juicio el derecho inalienable a la autodeterminación de los saharauis”. El único marco para la resolución de este conflicto de descolonización, añade, seguirá siendo las Naciones Unidas y el derecho internacional.Claude Mangin ve en ello una estrategia “bastante hábil” destinada a utilizar el derecho internacional para no rechazar esta nueva propuesta de Marruecos. Pero sigue mostrándose escéptica: “Si Marruecos nunca ha organizado ese referéndum es porque cree que va a perder. No tiene ningún interés en llevarlo a cabo y ya actúa como si este territorio le perteneciera”.El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) recordó, en una sentencia de 4 de octubre de 2024, el principio de autodeterminación del pueblo saharaui y el concepto de “consentimiento” de ese mismo pueblo, en lo que respecta a los acuerdos comerciales firmados entre Marruecos y la UE, subrayando que el Sáhara Occidental era un “territorio no autónomo, distinto del territorio marroquí”.Como destaca la politóloga y especialista en el Magreb Khadija Mohsen-Finan en una de sus contribuciones a Orient XXI, el Sáhara Occidental representa hoy en día uno de “los últimos conflictos de descolonización”. Rabat ha utilizado, escribe, “su soft power para conseguir que el mayor número posible de Estados reconozcan lo que Marruecos denomina la ‘marroquinidad’ del Sáhara”.“Su estrategia se vio coronada por el éxito, en diciembre de 2020, con la firma de un acuerdo entre Marruecos y Estados Unidos”, por el que el primero normaliza sus relaciones con Israel y el segundo reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Un intercambio beneficioso para ambas partes, que legitima la posición marroquí y le da alas en la escena internacional.La investigadora del laboratorio Sirice (Sorbona, Identidades, Relaciones Internacionales y Civilizaciones de Europa) añade que Marruecos incita a “las capitales europeas a aceptar lo que la ONU no le ha concedido, su soberanía sobre este territorio”, utilizando “todos los medios, incluida la diplomacia del chantaje, la ruptura de las relaciones diplomáticas y comerciales o el control de los flujos migratorios”.El reino intenta ahora poner fin a la situación en su beneficio, oficializando su política de ocupación ante la ONU. Ochenta años después de su creación, “sería una tragedia para las Naciones Unidas poner en tela de juicio el derecho internacional y el derecho al referéndum del pueblo saharaui”, advierte Zerouali.Para dar una oportunidad al entendimiento, el ministro de Asuntos Exteriores presentó al Consejo de Seguridad de la ONU una propuesta que contiene “las tres opciones previstas por el derecho internacional”, entre ellas “la independencia, la integración y el pacto de libre asociación”.Quedaba por ver si los Estados miembros del Consejo validarían el plan de autonomía marroquí incluyendo esas condiciones y el referéndum. [Finalmente se ha tomado como base la propuesta de autonomía de Rabat, y la resolución afirma que «el Consejo invita a las partes a entablar negociaciones sin condiciones previas, basadas en la propuesta de autonomía, con vistas a alcanzar una solución política definitiva y mutuamente aceptable que garantice al pueblo del Sáhara Occidental su derecho a la autodeterminación»; se incluye, asimismo, la prórroga de un año para la organización del referéndum (nota de infoLibre)]. Se necesitaban nueve votos para su aprobación, sin veto por parte de los cinco miembros permanentes del Consejo. [Ha sido aprobada por once votos a favor, tres abstenciones y la no participación de Argelia en el voto (nota de infoLibre)].Jacqueline Fontaine, miembro de la junta directiva de la Asociación de Amigos de la República Árabe Saharaui Democrática (Aarasd), considera que se trata de un momento crítico para el Sáhara Occidental y de una situación muy opaca. “No sé si el Consejo de Seguridad se atreverá a ir tan lejos, adoptando un plan del que no se sabe nada y privando a los saharauis de la palabra…”, reflexionaba [antes de conocerse la resolución de la ONU (nota de infoLibre)].Fontaine intentaba imaginar una solución evolutiva, consciente de que Marruecos “tendrá dificultades para conceder sin reservas los medios para un referéndum de autodeterminación”. “A menos que ponga en la balanza algo suficientemente atractivo y equitativo, que sea interesante para los saharauis y que le permita salir con la cabeza alta, un poco como la Commonwealth”.Fontaine, que visita cada poco los campamentos de refugiados saharauis, asegura que la situación ya no es sostenible. “Hablamos de varias generaciones ociosas y sin perspectivas de futuro. Los saharauis dicen abiertamente que quieren expresarse sobre su propio destino. De hecho, esta semana hay grandes manifestaciones, porque temen ser traicionados de nuevo”.Recuerda que los saharauis, “un pueblo pacífico”, ya creyeron en la promesa de la ONU en 1991, cuando se aceptó un alto el fuego a cambio de un referéndum. “Confiaron en la ética de la comunidad internacional y en el derecho internacional. Y hoy son los grandes olvidados”. Todo el problema de los pueblos colonizados, concluye Claude Mangin, “es la invisibilización”.El 30 de marzo, miembros de la Asociación de Amigos de la República Árabe Saharaui Democrática y exiliados saharauis iniciaron una marcha “por la libertad”, desde Ivry-sur-Seine (Val-de-Marne) hasta Kenitra (Marruecos), con el fin de sensibilizar a la opinión pública sobre los retos relacionados con el Sáhara Occidental y conseguir la liberación de los presos políticos saharauis.Claude Mangin cuenta que, durante su paso por algunas ciudades de Francia, “grupos de marroquíes” perturbaron su iniciativa, con banderas marroquíes, fotos del rey y pancartas en mano, para reivindicar la marroquinidad del Sáhara Occidental. “Me parece bien que haya manifestaciones de grupos que no están de acuerdo. El problema es cuando las prefecturas autorizan nuestras manifestaciones al mismo tiempo y en el mismo lugar, cuando son las garantes del orden público”.Una vez en España, la activista asegura que “oficiales marroquíes vestidos de paisano” estaban a bordo de su ferry a Marruecos y los denunciaron a las autoridades. “Esperaba obtener un permiso de visita para ver a mi marido, aunque sabía que me expulsarían [ya lo ha sido seis veces, ndr]. Los diputados de Ivry y de Podemos, que se habían unido a nosotros para tomar el ferry y apoyarnos, fueron tratados de la misma manera que nosotros”. Unos treinta presos políticos saharauis siguen detenidos en las cárceles marroquíes.Traducción de Miguel López. El texto original de Mediapart ha sido modificado por infoLibre para incorporar las novedades de última hora sobre la resolución aprobada por la ONU en la noche del viernes.