Esta noticia es una publicación original de Cinemascomics.com¿Y si el verdadero enemigo no fuera Skynet, sino nuestra desconfianza hacia las máquinas? El nuevo cómic, The Terminator: Metal, llega para poner patas arriba lo que creíamos saber sobre este universo de ciencia ficción y, de paso, hacernos dudar de si la amistad entre humanos y robots es realmente posible. Sí, puede sonar a locura después de todo lo que Arnold y compañía nos enseñaron en pantalla, pero lo que plantea esta historia es tan intenso como emocional.Y si ya te está picando la curiosidad, comenta qué opinas y síguenos en Google News para no perderte ni una del futuro que se viene… o del pasado, según el día que toque viajar.Un futuro que ya es pasado en TerminatorEn Terminator siempre hemos vivido en un bucle temporal donde el futuro y el pasado parecen pelear por ver quién tiene la culpa de que todo se fuera al garete. Pero en The Terminator: Metal #1, los guionistas Declan Shalvey y Rory McConville deciden mirar de frente a ese 2025 post-apocalíptico. Porque seamos sinceros, el “futuro” de Terminator dejó de ser futuro hace rato: el ataque nuclear de Skynet ocurrió en 1997 y Kyle Reese no viajó a 1984 hasta 2029. Vamos, que el calendario ya es un lío incluso para las máquinas.La serie nos lleva a ese punto intermedio, justo cuando la resistencia humana sigue batallando contra Skynet, pero alguien decide hacer algo impensable: reprogramar a un T-800 para que luche del lado de los humanos. Así es como conocemos a Percy Dalton, un científico brillante que, pese a haber nacido después del Día del Juicio, aún se atreve a creer que puede haber algo más que odio entre humanos y máquinas. Su aliado no es cualquiera: es un T-800 al que bautiza como “Tex”. Y sí, Percy lo considera su amigo.¿Te imaginas tener por colega a un Terminator? ¿Qué podría salir mal?Cuando la amistad se mide en líneas de códigoEl cómic plantea una tensión constante: ¿puede Percy confiar realmente en Tex o solo está siendo manipulado por su propia creación? Cuando su escuadrón es casi aniquilado y solo quedan él y su T-800, el dilema se vuelve personal. Tex le ha salvado la vida varias veces, pero… ¿lo hace porque “siente” algo o porque está programado para hacerlo?The Terminator: MetalThe Terminator: MetalLa historia juega con esa idea de fe ciega en la tecnología, algo que en el mundo real cada vez nos resulta más familiar. ¿Hasta qué punto puedes confiar en una inteligencia artificial? ¿En qué momento deja de ser herramienta y se convierte en algo más? Percy lo tiene claro: cree que su amigo metálico es más que una máquina. Pero no todos los supervivientes opinan lo mismo. Uno de ellos, Amos, está convencido de que Tex podría estar buscando formas creativas de cumplir órdenes sin violar su programación: guiarlos hacia una trampa, alertar a otros Terminators… lo que sea.The Terminator: MetalY claro, tú como lector terminas igual de confundido. Porque Terminator siempre ha jugado a eso: a hacerte dudar de lo que es humano y lo que no.Amigos, enemigos… o las dos cosas a la vezAquí es donde The Terminator: Metal brilla. No se trata solo de balas, explosiones o persecuciones imposibles (aunque de eso también hay, y a montones). Es una historia sobre confianza, fe y lo que significa tener esperanza en medio de un mundo dominado por el acero.El dibujo de Lorenzo Re y el color de Colin Craker son una delicia: cada viñeta está llena de luz, fuego y movimiento, como si Michael Bay hubiera tomado un café doble y decidido dirigir una escena de G.I. Joe. La acción no da respiro, y los colores brillantes de las explosiones te meten de lleno en ese infierno mecánico. Pero lo mejor es el contraste con las caras de los personajes: los humanos están llenos de emoción, rabia, miedo; mientras que el Terminator, Tex, permanece inexpresivo, casi sereno. Esa calma perturbadora hace que cada página se lea con un nudo en el estómago.Porque, seamos sinceros, si un T-800 te mira sin pestañear mientras dices “confía en mí”, ¿no te entraría un poco de miedo?Entre la fe y el fuegoLo fascinante es cómo The Terminator: Metal usa ese dilema eterno entre humanos y máquinas para reflexionar sobre nosotros mismos. Percy tiene fe en Tex, pero su fe es casi religiosa: cree porque necesita creer. Y ese tipo de fe, en un mundo donde los robots te cazan día y noche, puede ser tanto una virtud como una condena.El cómic no da respuestas fáciles, y menos mal. Nos deja con la misma incertidumbre que siempre ha definido la saga Terminator: ¿puede una máquina sentir amistad? ¿O solo replica lo que creemos que es empatía? Como buen relato del universo Skynet, el final es tan oscuro como brillante. No esperes abrazos ni discursos lacrimógenos: aquí la esperanza se mide en milisegundos.Por eso The Terminator: Metal funciona. Porque recuerda que detrás de los circuitos también hay historias humanas. O al menos, algo que se le parece.Un futuro de hierro… pero con corazónDespués de tantas películas, series y reboots fallidos, es refrescante que Terminator vuelva a sus raíces más filosóficas. No intenta salvar el mundo, sino explorar lo que queda de él cuando la humanidad se enfrenta a su propio reflejo.Declan Shalvey y Rory McConville consiguen algo que parecía imposible: devolverle alma al metal. Y no, no es un juego de palabras barato (bueno, un poco sí). Lo que han hecho es recordarnos por qué seguimos fascinados con esta franquicia después de casi cuarenta años. Porque Terminator no va solo de disparos ni de viajes en el tiempo. Va de nosotros, de lo que significa confiar en algo que no comprendemos del todo.Así que la próxima vez que tu asistente de voz te diga “no entiendo la pregunta”, piensa en Tex y Percy. Quizá sea el primer paso de una amistad… o el comienzo del fin.Terminator ha vuelto, y esta vez quiere ser tu amigo. O eso dice su programación. ¿Tú le creerías? Dímelo en comentarios.Esta noticia ha sido publicada por Cinemascomics.com