Un año más, miles de gallegos acudieron a los cementerios dispersos a lo largo de toda la geografía gallega para recordar a aquellos seres queridos que ya no están. Ya sea para limpiar las tumbas, cambiar el agua a las flores, adquirir nuevos ramos, o acudir con un objeto que recuerde al fallecido, la tradición del Día de Todos los Santos permanece a pesar del paso del tiempo, e incluso, como en esta ocasión, del viento, el frío y la lluvia. Como cada 1 de noviembre, tras una noche en la que los niños y no tan niños salieron a la calle ataviados con disfraces para invocar el ya costumbrista truco o trato, los sustos y el ambiente festivo dieron paso a la calma y la solemnidad, como se podía comprobar a pie de calle. Una jornada no laborable para la mayoría de trabajadores que se reflejó en calles comerciales prácticamente vacías, con las persianas de muchos de sus establecimientos bajadas. Aunque, además de la hostelería, otro sector se apunta este día en el calendario debido a su gran relevancia. Como cada año, algunas floristerías y plazas de abastos (llenas de flores) mantuvieron su actividad hasta bien entrada la tarde para finalizar los últimos ramos y centros del día, entre los que se encuentran desde el tradicional crisantemo a otras opciones que ganan protagonismo año tras año, como los claveles y las rosas. Así lo refleja un estudio encargado por la empresa de servicios funerarios Mémora recogido por Europa Press en el que constata que seis de cada diez españoles siguen conmemorando el Día de Todos los Santos y cinco de cada diez lo hacen yendo a visitar a sus seres queridos ya fallecidos a los cementerios. Un acontecimiento de origen cristiano para celebrar la partida de los difuntos que, sin embargo, ha evolucionado hacia un significado «más emocional, donde el recuerdo y homenaje a los seres queridos adquiere un papel protagonista frente a la religiosidad». En cualquier caso, un 73% de los encuestados en las comunidades norteñas de la Península (Cantabria, País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón, Asturias Y Galicia) reconocen esta festividad como una «costumbre cultural». Como ya es costumbre en la comunidad gallega, la festividad del Día de Todos los Santos, que marca el ecuador del otoño, vino acompañada de la lluvia. Así estaba previsto para la jornada de este sábado, especialmente en la provincia de La Coruña y el norte de Lugo, aunque aquellos gallegos que acudieron al cementerio por la mañana tuvieron un breve paréntesis para poder visitar a sus fallecidos y esquivar las precipitaciones. El cielo aguantó por la mañana cargado de nubes grises que no dejaron prácticamente precipitaciones ni en la ciudad amurallada ni en la herculina, tampoco en las otras dos principales urbes de la provincia: Santiago y Ferrol. Los que dejaron para la tarde sus visitas a los cementerios en estas ciudades, con las respectivas ofrendas florales, sí tuvieron que hacerlo previstos de paraguas y chubasqueros. Para aquellos que acudan este domingo, Día de los Difuntos -jornada en la que tradicionalmente se reza en memoria de los fallecidos-, la previsión meteorológica anticipa que la jornada será similar en lo que a precipitaciones se refiere. Según las estimaciones de Meteogalicia, el día se anticipa marcado por la humedad y cielos nublados en la mayoría de la Comunidad, con lluvias ocasionales y de poca intensidad que afectarán especialmente a la provincia de La Coruña. Por su parte, las temperaturas se mantendrán estables respecto al sábado y apenas se rozarán los 20 grados de máxima en Vigo, La Coruña y Pontevedra.